OPINIÓN
17 de julio de 2025
¿Habrá vida política entre los libertarios y los kirchneristas?

¿Habrá vida política entre los libertarios y los kirchneristas?
En los próximos días, la política argentina entrará en una fase de distorsión, con la provincia de Buenos Aires como epicentro. Este territorio, donde vota casi el 38% del electorado nacional, celebrará por primera vez desde 1983 una elección anticipada, desdoblada de la nacional, el 7 de septiembre. La magnitud de Buenos Aires, que concentra casi el 40% de la población, hará que su contienda electoral opaque la diversidad política del resto del país, generando una percepción sesgada de las opciones disponibles.
En Buenos Aires, el escenario se polariza entre dos grandes coaliciones. Por un lado, el kirchnerismo peronista, fracturado pero unificado para esta elección, con Axel Kicillof y Cristina Kirchner como figuras centrales, aunque su relación sea tensa. Por el otro, los libertarios de La Libertad Avanza, liderados por una hegemonía que ha absorbido al PRO y a parte del radicalismo, relegando a estos aliados a un rol subordinado. Esta competencia binaria, que recuerda la histórica tradición argentina de bipartidismo del siglo XX, ahora encarnada en coaliciones, dominará la narrativa electoral. Las listas cierran este sábado, y pronto conoceremos los nombres definitivos de los contendientes.
Fuera de esta polarización, emergen alternativas marginales. La izquierda dogmática, que coquetea ocasionalmente con el kirchnerismo pero mantiene su independencia, estará presente. También surge una tercera vía liderada por figuras como Facundo Manes (radicalismo), Florencio Randazzo y Julio Zamora (peronismo no kirchnerista), con el respaldo del exgobernador cordobés Juan Schiaretti. Sin embargo, esta opción enfrenta un desafío titánico: en un escenario dominado por las dos grandes fuerzas, es improbable que logre competitividad relevante. Sacarán votos, pero difícilmente disputarán el poder.
Fuera de Buenos Aires, el panorama es más diverso. Los libertarios, con su boleta violeta, estarán presentes en todas las provincias, a veces en alianza con fuerzas locales, como los gobernadores radicales de Chaco (Leandro Zdero) y Mendoza (Alfredo Cornejo). El kirchnerismo, en cambio, no tendrá la misma presencia homogénea de antaño. En provincias como Catamarca, Tucumán o Córdoba, el peronismo se desmarca del sello kirchnerista. Córdoba, con su histórico peronismo provincial, es un caso paradigmático. Schiaretti, cuya candidatura a diputado nacional parece cada vez más probable, podría influir en la estrategia de otras fuerzas, aunque su habitual hermetismo mantiene la incógnita.
Este mosaico provincial contrasta con la narrativa binaria de Buenos Aires. Mientras los libertarios buscan consolidar un "partido nacional" desde el Gobierno, las elecciones de octubre revelarán una suma de realidades locales, con partidos provinciales y alianzas variopintas. La cuenta final de deputados y senadores dependerá de esta diversidad, y los bloques que se formen en diciembre marcarán el rumbo político del país.
La distorsión bonaerense nos hará creer que solo existen dos opciones, pero la política de Argentina es mucho más compleja. El 7 de septiembre y el último domingo de octubre serán clave para entender no solo quién gana, sino cómo se redistribuye el poder en un país que, lejos de ser binario, es un caleidoscopio de intereses y colores políticos.
Fuente: Cadena 3

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