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OPINIÓN

18 de noviembre de 2025

Se alinearon todos los planetas y por eso baja el dólar

La cotización, que el lunes había perforado los 1.400 pesos, volvió a ubicarse por debajo de ese nivel.

El movimiento del dólar mayorista instaló un debate que, según la dinámica económica argentina, nunca termina de cerrarse. La cotización, que el lunes había perforado los 1.400 pesos, volvió a ubicarse por debajo de ese nivel. La baja no se limita al tipo de cambio comercial: también retroceden los contratos de dólar futuro, incluso aquellos correspondientes a julio, que quedaron por debajo de la banda fijada. 

En un escenario donde suele discutirse la presión alcista, la caída abre otra inquietud: para exportadores y sectores que compiten con productos importados, un dólar en torno a los 1.300 pesos plantea dificultades.

El panorama que acompaña este movimiento aparece descripto como el resultado de una serie de factores simultáneos. Las cifras fiscales de octubre mostraron superávit y la meta anual con el FMI está prácticamente cumplida. A esto se suma cierto nivel de estabilidad política, en un momento en que los sectores opositores más críticos del mercado atraviesan tensiones internas. En el plano financiero persiste la escasez de pesos derivada de la dolarización preelectoral, los encajes más altos y las tasas elevadas. Las cauciones entre bancos, por ejemplo, pasaron del 70% al 25%. Con menos pesos circulando, la demanda de dólares se mantiene contenida. La expectativa de reactivación económica también aparece como factor, porque un repunte requeriría más pesos para la actividad interna.

A la vez, aumentaron los depósitos en dólares dentro del sistema financiero, reflejo de los movimientos previos de cobertura. Parte de esos fondos está regresando al mercado. Una baja adicional del riesgo país podría permitir al Gobierno renovar vencimientos sin acudir al Banco Central, evitando así el uso de reservas y liberando presión sobre el tipo de cambio. Empresas del sector energético vienen anunciando financiamiento externo para inversiones, y las provincias esperan que mejore aún más el contexto para tomar crédito en dólares. A esto se suma la perspectiva de una cosecha relevante, con trigo en el corto plazo y, hacia marzo, soja y maíz en volúmenes importantes y a buenos precios. También pesan las exportaciones de petróleo y la reducción de importaciones energéticas, mientras se aproxima la etapa en que el gas pueda aportar divisas adicionales.

Este conjunto de elementos alimenta la pregunta sobre la estrategia oficial ante una eventual abundancia relativa de dólares. Según una estimación del economista Hernán Lacunza, el Banco Central podría adquirir hasta 38.000 millones de dólares sin necesidad de esterilizar la emisión utilizada, dada la escasez de pesos en la economía. La cuestión radica en el ritmo con que podría hacerlo. El Gobierno afirma que actuará con cautela: el ministro de Economía, Luis Caputo, señaló que evalúan compras, pero sin acelerar la emisión para evitar riesgos inflacionarios, una postura que también expresó el presidente Javier Milei. En los últimos días, el Tesoro adquirió montos reducidos —unos 20 millones de dólares—, un movimiento que se presentó como marginal y prudente.

La posibilidad de que el Banco Central o el Tesoro compren pequeñas cantidades de manera cotidiana no está descartada, aunque no haya confirmaciones públicas. El escenario actual, descrito como una alineación de factores favorables, plantea expectativas sobre un eventual aumento de la liquidez en pesos, una reactivación de la economía y una mejora en ingresos y consumo, siempre bajo la premisa de que ese proceso no reanime presiones cambiarias.

Fuente: Cadena 3

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