OPINIÓN
13 de noviembre de 2025
Cuatro de cada 10 familias usan ahorros para gastos cotidianos

Es un relevamiento del Indec y confirma una tendencia que se viene profundizando en los últimos años: cada vez más familias viven de lo que habían logrado guardar.
Cuatro de cada diez hogares argentinos usan hoy sus ahorros para cubrir gastos cotidianos. El dato no proviene de una consultora privada ni de un relevamiento parcial: surge del propio INDEC, y confirma una tendencia que se viene profundizando en los últimos años. En otras palabras, cada vez más familias viven de lo que habían logrado guardar, y no de lo que ingresan mes a mes.
Según el informe oficial, el uso de ahorros para cubrir consumos básicos —alimentos, servicios o vivienda— se duplicó desde 2003. En paralelo, crecieron también las estrategias de endeudamiento: los préstamos bancarios y financieros aumentaron un 10,8% y el uso de tarjetas o pagos “fiados” se incrementó un 28% en el mismo período. Detrás de esos números hay una realidad sencilla y preocupante: los ingresos corrientes no alcanzan para vivir.
El estudio muestra además que uno de cada cuatro hogares se endeudó en el primer semestre de 2025, y que entre los sectores de menores recursos la proporción trepa a uno de cada tres. En esos casos, el endeudamiento no tiene que ver con inversiones ni con proyectos de largo plazo, sino con la simple necesidad de llegar a fin de mes. Se trata de préstamos personales, ventas de objetos del hogar, pedidos de ayuda a familiares o amigos, o incluso el uso del crédito informal. La descapitalización doméstica se volvió un recurso de supervivencia.
El propio informe del INDEC señala que esta tendencia tuvo un pico entre 2018 y 2020 —años de fuerte recesión y pandemia—, cuando el 35% de los hogares usaba sus ahorros para vivir. Luego, la situación se estabilizó, pero en 2024 y 2025 volvió a crecer con fuerza. No es el peor momento de la serie, pero el repunte evidencia que muchas familias siguen sin poder recomponer su poder adquisitivo.
Consultado sobre este fenómeno, el economista Alfredo Blanco fue claro al explicar por qué este drenaje de ahorros no se traduce en una baja del ahorro en dólares. Mientras una gran mayoría agota sus recursos para cubrir necesidades básicas, un 5% o 10% de la población mantiene capacidad de ahorro real y canaliza sus excedentes hacia la compra de divisas. Es decir, la brecha no es solo de ingresos, sino también de posibilidades.
Hay otro punto de fondo que asoma detrás de los números: la falta de educación financiera y de instrumentos de ahorro accesibles. En un país con inflación crónica, el concepto de "ahorro" se desdibuja. Muchos hogares simplemente no pueden guardar nada. Otros, cuando logran hacerlo, lo destinan a gastos urgentes o a activos de refugio, pero rara vez lo piensan como inversión.
Fuente: Cadena 3
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