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OPINIÓN

18 de noviembre de 2025

Cristina, en el país extravagante: a más visitas, más soledad

Cristina, en el país extravagante: a más visitas, más soledad

Hacía tiempo que no aparecía el tema del “país más extravagante del mundo”, y la imagen que difundió Cristina Kirchner reactivó esa idea. La foto, donde se la ve sentada en una mesa junto a nueve personas, generó la impresión de una jefa de gobierno en funciones. Siete hombres y dos mujeres, economistas y algún sociólogo, todos identificados como burócratas de segunda línea de su propio espacio político y exfuncionarios que siguen vinculados al Estado desde distintos rincones administrativos.

Ese grupo llegó a su encuentro para entregarle un plan económico de unas 400 páginas. La escena provoca preguntas sobre cómo es posible que una dirigente con condena, causas judiciales abiertas y con una prisión que incluye tobillera electrónica reciba algo parecido a un gabinete en actividad dentro de ese ámbito. La comparación planteada en el texto la equipara a permitir que los jefes de una organización delictiva convoquen a sus asesores, financistas y operadores para planificar su continuidad.

La situación genera indignación por la diferencia de trato y porque, a pesar de su condición, Cristina Kirchner aparece como si nada hubiera cambiado. Al mismo tiempo, esa presencia pública es interpretada como un signo de soledad política que se intenta disimular detrás de un grupo numeroso de allegados. La foto surge justo cuando la Justicia evalúa nuevas restricciones y cuando, en paralelo, sectores del kirchnerismo muestran señales de fractura. Mientras en el Gran Buenos Aires se realizaba un acto convocado por Axel Kicillof, algunas figuras relevantes faltaron, y desde otro espacio se hablaba ya de una “oposición responsable” hacia el propio gobernador.

El texto describe a un kirchnerismo dividido, lo que afecta el capital político de la dirigente, señalada como cada vez más sola y débil. El plan entregado, presentado como un “mamut” de 400 páginas, aparece como un intento de darle impulso. 

Cristina Kirchner acompañó esa publicación con un extenso comentario donde habló de geopolítica y tecnología, en un gesto similar a sus antiguas cadenas nacionales, lo que refuerza la percepción de que actúa como si todavía ocupara un rol institucional central.

La escena se suma a otras apariciones, como su salida al balcón tras una derrota electoral, mencionada en el texto como un ejemplo de desconexión con el contexto. 

Todo es presentado como parte de una fase marcada por gestos que la alejan del lugar que ocupa hoy, en medio de causas judiciales en curso, entre ellas la causa Cuadernos, que se mantiene vigente. El conjunto de señales es descrito como un tránsito hacia una especie de delirio, una deriva política en soledad.

Fuente: Cadena 3

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