OPINIÓN
1 de mayo de 2017
La Iglesia cambia: “Mejor que decir es hacer”

POR GUILLERMO VILLARREAL
La Iglesia cambió su estrategia para intervenir en las situaciones sociales complejas, por lo que sus máximos referentes dejan cada vez más la tranquilidad de las sacristías para acompañar a quienes sufren violencia y exclusión en las periferias existenciales del país. Impulsados por la impronta pastoral del papa Francisco, los obispos argentinos salen al encuentro de esas realidades humanas que requieren cercanía y acciones concretas, más que alguna declaración-diagnóstico circunstancial o de compromiso. Uno que puso el cuerpo es el obispo de Río Gallegos, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, al intervenir en la crisis en Santa Cruz, donde estatales y jubilados protestan en las calles, bloquean rutas, ocupan dependencias oficiales y se manifiestan frente a la residencia de la gobernadora Alicia Kirchner, en reclamo del pago de sueldos atrasados y salarios dignos. El prelado santacruceño no dudó en visitar el acampe de jubilados en la Caja de Previsión Social (CPS), en conversar con los jefes sindicales que tienen las posiciones más duras y hasta de tratar de tender puentes con las autoridades para superar el conflicto social y político grave en el enclave kirchnerista. D’Annibale también ofreció a las partes instancias de negociación bajo el paraguas de la Iglesia, y puso a disposición una suerte de proceso de diálogo por etapas y calendario planificado. Los obispos Juan Chaparro (Bariloche) y Esteban Laxague (Viedma) también adhirieron a este movimiento pastoral renovado, al respaldar la lucha por tierras fiscales de los mapuches en Río Negro. Ambos prelados rionegrinos acompañaron el inicio y la llegada de la marcha "Petu Mongelein", que realizaron recientemente los pueblos indígenas en contra del nuevo código de tierras que impulsa el gobierno provincial de Alberto Weretilneck. Chaparro y Laxague advirtieron que la reforma violenta leyes nacionales y provinciales, por lo que sumaron su presencia a la marcha de 800 kilómetros y también su voz a las denuncias sobre "extranjerización de la tierra" y sobre el riesgo de las políticas extractivas que, sostienen, atentan contra el medio ambiente. Últimamente, otros obispos también tuvieron un papel protagónico al intervenir en conflictos por los despidos a raíz del cierre de fábricas que se produjeron desde la llegada de Mauricio Macri al poder. Asimismo, intentaron buscar alternativas de solución para evitar la pérdida de fuentes de empleo, junto con las autoridades, los representantes gremiales, los empresarios y los trabajadores. Estas mediaciones eclesiásticas no tuvieron siempre el éxito esperado, como ocurrió con la empresa de llantas Mefro Wheels, de la ciudad santafesina de Rosario, que cerró sus puertas en enero pasado. Otro frente en el que la Iglesia dice presente con acciones concretas es la lucha contra las adicciones a las drogas, ante lo que considera "la ausencia del Estado" para afrontar esta problemática cada vez más alarmante en el país. En este sentido, las diócesis no dejan de conformar equipos para acompañar a los jóvenes con problemas de adicciones severas a los estupefacientes, y de crear centros de contención y atención terapéutica de bajo umbral integrados al contexto social de vida de los adictos.
FUENTE: EL LIBERAL

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