LECHERIA
30 de enero de 2025
Despidos masivos y una deuda abultada exponen a SanCor a otra grave crisis
La que supo ser la cooperativa láctea número 1 del país despidió a unos 300 trabajadores y se encuentra en una etapa muy compleja de su existencia. ¿Qué se ve en el horizonte?
Entre esta semana y la anterior, SanCor despidió a más de 300 empleados, en su mayoría a personas no afiliadas al gremio Atilra que se encontraban sin asignación de tareas y sufriendo además falta de pago de sus haberes.
Fuentes del sector lechero y del Consejo de Administración de SanCor dijeron a Cadena 3 que en breve habrá otras 200 cesantías hasta quedar en unos 850 empleados totales.
Como condimento extra, la Empresa Provincial de la Energía (EPE Santa Fe) intimó a la firma a que levante la deuda de más de 2.000 millones de pesos que acumula desde 2017, según admitió el propio Gobierno de Santa Fe. La firma tiene tiempo hasta fines de febrero, de lo contrario el primer día de marzo se procederá al corte del suministro en las dos plantas de la provincia (Gálvez y Sunchales). En las tres plantas de Córdoba la situación sería similar.
SanCor Cooperativas Unidas Limitada fue la industria láctea exportadora número uno del país hasta el año 2005, cuando comenzó su paulatino desmembramiento. En principio con una reforma estatutaria y luego producto de malas decisiones dirigenciales que la llevaron a realizar negocios inconsistentes y concesiones costosas al sindicato Atilra.
Siempre de la mano de los gobiernos de turno, SanCor ensayó innumerables “planes de rescate” que parecían convertirse al poco tiempo en salvavidas de plomo, agravando su situación año tras año.
En este nuevo capítulo, SanCor está acorralada no sólo por la deuda financiera muy elevada de 250 millones de dólares (según el último balance de 2024), sino por la firma de un “desventajoso acuerdo” con el gremio de trabajadores lácteos en agosto del año pasado. Ese pacto si bien permitió levantar el feroz bloqueo sindical de 10 meses, profundizó la crisis económica de la empresa, al prometer más de lo que podía cumplir.
“No-hay-plata”, se podría citar alegóricamente, para afrontar los compromisos asumidos con el gremio en un “pacto” que los propios cooperativistas reconocen como “inviable”
Todos se acusan con todos y ningún directivo de SanCor habla en su representación, salvo algunos trabajadores, que no responden a ninguna de las partes (al menos orgánicamente hablando) y que acusan al sindicato y a funcionarios de la compañía, de haber tirado tanto de la cuerda que ahora ya no hay solución posible a la crisis, y sólo cabe esperar la llegada de algún inversor providencial que quiera asumir semejante riesgo.
Los trabajadores y proveedores en general, desde hace años vienen cobrando a cuentagotas, en pagos semanales o quincenales. Se intentaron algunas soluciones, pero todas estaban viciadas desde su origen y no prosperaron.
Fuentes reservadas de SanCor, afirman que la empresa no tiene liquidez ni resultados operativos que le permitan salir a flote en lo inmediato sin un plan de rescate que inyecte divisas.
SanCor debería poner a trabajar sus cinco plantas a pleno (La Carlota, Balnearia, Devoto, Gálvez y Sunchales) si es que quiere hacer frente a la lluvia de deudas urgentes.
Las tres plantas cordobesas están prácticamente paradas, funcionando sólo dos días a la semana; en tanto Gálvez sólo funciona como depósito y Sunchales no logra completar la semana de producción.
Es que sólo está recibiendo menos de 200.000 litros diarios, y con eso no llena ni un quinto de las cañerías de la compañía. He aquí el otro gran obstáculo que le impide a la cooperativa encontrar una salida viable: la sangría de productores socios no se detiene.
Con sistemas de liquidación a sus productores que llegan hasta los 90 días de retraso, muchos de los 228 cooperativistas socios (según el último balance) han desistido y ya entregan su producción diaria a otras usinas, incluso algunos de sus consejeros referentes, destinan una porción de su materia prima a otras industrias para no perder financieramente. Se estima que menos de 100 productores socios aún soportan la dilación en los pagos.
Desde las entrañas de la empresa, surgen comentarios acusatorios hacia Atilra, a quien señalan como el gran simulador en esta historia. Aferrados al acuerdo firmado en 2024, serían los únicos que siguen percibiendo el cronograma de pagos en tiempo y forma, aunque nadie desde la propia cooperativa se anima a confirmarlo oficialmente.
SanCor afronta un más que complicado panorama luego de ser una poderosa industria láctea que supo tener hasta hace 20 años unos 1.500 productores socios y más de 60 cooperativas adheridas, llegando a manejar más del 20% de la producción nacional de leche. Esa posición le permitió durante décadas dictar el precio de la materia prima para el resto de la lechería.
Llegó a contar con una estructura industrial de 16 plantas y una capacidad instalada capaz de procesar hasta 7 millones de litros de leche diarios.
Son muchos las interpretaciones acerca de cuáles son las causas que llevaron a esta marca insignia de la lechería latinoamericana a convertirse en una sombra de lo que fue.
El alegato, según a qué parte se escuche, es confuso, pero sin dudas las responsabilidades son compartidas. Productores y consejeros poco idóneos para conducir una gran empresa cooperativa; directivos y gerentes ineficaces que ostentaron fastuosos privilegios; funcionarios y gobiernos tan demagogos como indulgentes, que taparon las ineficiencias con inescrupulosos “arreglos” (uno de ellos, la alianza comercial con Venezuela); y un gremio de trabajadores cómplice y voraz, serían las cuatro patas del fracaso.
La cooperativa, además, no suele comunicar sus acciones y proyectos, u otorgar entrevistas sus directivos que permitan acceder a la versión oficial de los hechos, por lo que la deconstrucción de esta debacle tiene cientos de voceros extraoficiales.
De todos modos, el hecho objetivo es que, de aquellos más de 5.000 empleados que llegó a tener, y de los 4,5 millones de litros diarios que supo procesar, hoy su actividad está notoriamente mermada y por ahora, sin soluciones a la vista.
Por Gustavo Gigena (El Campo Hoy)
Fuente:Cadena3
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