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OPINIÓN

18 de marzo de 2018

Jueces, presos y precios

Claves. El gobierno espera que Cristóbal López no haya sido solo el primero de una lista de liberados. Como estrategia, le conviene que se mantengan los efectos de la grieta. Preocupación por la Justicia.

Pese al bamboleo económico desde las elecciones de octubre de 2017 hasta acá, lo único novedoso que logró la oposición es el cantito tribunero en las canchas de fútbol contra Mauricio Macri. Pero, los comicios se ganan con votos, no con insultos en el tablón. O, dicho por la mismísima Cristina Kirchner; "Formen un partido y ganen las elecciones". Esta semana la Justicia le devolvió la pelota al gobierno en forma de boomerang. A la decisión de sortear las causas por la distribución de la obra pública y el encubrimiento del atentado contra la Amia, se agregó la libertad del empresario kirchnerista Cristóbal López. Dicen los que merodean y husmean en los pasillos de Comodoro Py, que se viene un show de liberaciones como contraplano al show de detenciones de ex funcionarios kirchneristas. En Argentina, la política y la Justicia jamás son una ciencia: son un show, casi siempre de un nivel malísimo. Se sabe que los jueces son los más ávidos conocedores de las temperaturas políticas del país. Cuando un gobierno o los integrantes de un ex gobierno caen en desgracia aparecen los jueces. Recién ahí. Tiene traducción popular y empírica esa realidad. Es lo que se llama la teoría Mirtha Legrand: "Como te ven, te tratan, y si te ven mal, te maltratan". Por estas horas, Macri se va enterando de los efectos de esa cita. Una mala noticia Aun a poco más de dos años de haber asumido, el gobierno de Cambiemos necesita presos. A falta de buenos precios para el común de los mortales. La "grieta" aún no está cerrada, ni mucho menos. Por eso, la salida de Cristóbal López —de quien se dice que adeuda 17 mil millones al fisco— es un golpe al hígado del ecuatoriano Jaime Durán Barba, para quien siempre hay que dar buenas noticias. La caída de Macri en las encuestas acelera la idea de algunos en Cambiemos respecto a intervenir también en las internas opositoras. "Tenemos que ganar en primera vuelta, ir a un ballottage puede traernos algunas consecuencias impensadas si es que la oposición tiene un postulante que atraiga y no espante", dijo a LaCapital un legislador de Cambiemos que no reporta a la provincia de Santa Fe. Sin embargo, otros macristas creen que en una segunda vuelta siempre habrá chances de éxito porque en la sociedad argentina "hay más antiperonistas que peronistas". Sea como fuere, la falta de resultados positivos en materia económica y los problemas de explicación a escándalos que involucran a algunos funcionarios son cuestiones que antes ni importaban ni tenían el peso suficiente para romper la luna de miel. Ahora, empieza a jugar el bolsillo su cuota de importancia. En el gobierno nacional apuestan todas las fichas a otro "segundo semestre", esperando que éste sí rompa la tradición y permita hacer crecer brotes verdes. "Más que brotes verdes se vienen bloques de cemento. Vamos a llegar a las elecciones de 2019 con el más fabuloso plan de obra pública que jamás se haya conocido en provincia de Buenos Aires. El peronismo va a perder por cuarta vez ahí, y nos consolidaremos hacia 20 años", sueltan en el campamento macrista. Al margen de la provincia de Buenos Aires, el macrismo quiere quedarse con la provincia de Santa Fe y, por eso, será clave la oferta que le harán a Miguel Lifschitz para pagar la deuda con obras y bonos. "A los santafesinos no les importa si es por una deuda, ellos verán al gobierno nacional haciendo obras en su territorio", amplía el informante, que no sabe si el candidato a gobernador será radical o del PRO. Según todas las encuestas encargadas por Marcos Peña, la reelección de Macri no se vería en problemas. En los ejercicios de simulación, el actual presidente le ganaría a cualquier opositor. Esos papeles muestran que Cristina Kirchner sigue siendo la referencia opositora más votada, aun con números que están por debajo del presidente en intención de voto. Uno de los dirigentes que peor mide respecto de Cristina es el senador Miguel Pichetto. El beneficio del contraste sigue beneficiando a Cambiemos, aunque hayan caído todos los índices. El que más preocupa es el de las expectativas de la sociedad. Antes, si bien había cierto rechazo a la política económica, la mayoría confiaba en un futuro un poco más venturoso. Hoy, la mayoría no se arriesga a decir que lo que vendrá será mejor a lo que está. Ojalá que el futuro no haya llegado hace rato, como cantaban los Redondos. Sin embargo, si no aparece en los próximos días, o semanas, un candidato opositor que genera algún marco de entusiasmo a futuro, la oposición tendrá severos problemas para tornarse competitiva frente a la decisión macrista de ir por la reelección de los tres fantásticos: Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. ¿Y los socios radicales? Bien, gracias. Con lo que hay hoy, al peronismo no le alcanza. Y a eso lo saben los gobernadores, que de ningún modo van a rifar las chances de ir por sus reelecciones. Ahí quiere morder la aceituna el gobierno nacional, privilegiando acuerdos para que Juan Schiaretti, Gustavo Bordet (y sigue la lista) no contribuyan a otorgarle affectio societatis a la idea de un peronismo unido. Mientras la foto peronista sea exclusivamente la de este fin de semana en San Luis, Macri respirará aliviado. Al menos en las estimaciones políticas, camino a su permanencia en el poder. Pero, se sabe, en política nada es permanente ni dura toda la vida. FUENTE: LA CAPITAL

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