OPINIÓN
25 de noviembre de 2025
La morosidad en familias anotó un nuevo récord en septiembre

La morosidad de las familias pasó del 6,6% al 7,3%, el nivel más alto desde que el Banco Central mide estos datos, en 2010.
Hay un dato que, por más técnico que parezca, dice mucho más sobre la vida cotidiana de las familias argentinas que cualquier gran discurso económico: la morosidad volvió a romper un récord en septiembre. Y no es un récord aislado, sino el onceavo mes consecutivo de suba. O sea, casi un año completo en el que cada mes hay más hogares que no pueden cumplir con sus deudas.
Hablemos con números simples: la morosidad de las familias pasó del 6,6% al 7,3%, el nivel más alto desde que el Banco Central mide estos datos, en 2010. Quince años sin ver algo así.
Y cuando uno mira por dentro, la foto es todavía más clara. Préstamos personales: de 8,2% a 9,1% de morosidad. Tarjetas de crédito: de 6,7% a 7,4%. Es decir, la gente se financia con lo que tiene más a mano —tarjeta y préstamos rápidos— pero después no llega a pagar lo que asumió. Y el combo tasas altas + inflación + ingresos que no alcanzan es exactamente lo que termina empujando esta pendiente.
Porque, claro, es muy fácil sacar un crédito personal hoy. El problema no es sacarlo: es pagarlo. En septiembre, la tasa promedio de esos préstamos llegó al 82%, que es más baja que la de las tarjetas, pero sigue siendo un número que lastima. ¿Qué hace mucha gente? Reemplaza una deuda por otra. Saca un préstamo para pagar la tarjeta. Paga la tarjeta para poder seguir pagando la heladera, el auto o el imprevisto del mes. Y así se arma una bola de nieve que no deja de agrandarse.
Incluso quienes están al día entran en una dinámica peligrosa: no llegan con los gastos corrientes. Ganás 10, necesitás 11. Entonces pateás un pago para sostener otro. Llega un imponderable —se rompe la heladera, el auto, algo que no puede esperar— y no queda otra que financiarse. La deuda no desaparece, solo cambia de nombre y de acreedor.
El dato agregado de familias y empresas muestra lo mismo: la irregularidad pasó del 3,7% al 4,2%, el nivel más alto en 15 años. Y en las empresas también se sintió: la morosidad saltó del 1,4% al 1,7%.
Lo más preocupante no es el número frío. Es lo que ese número revela: cada vez es más difícil vivir sin endeudarse, y cada vez es más difícil saldar las deudas que se contraen.
Y esa rueda, una vez que empieza a girar, cuesta muchísimo frenarla.
Fuente: Cadena 3
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