Miércoles 12 de Noviembre de 2025

Hoy es Miércoles 12 de Noviembre de 2025 y son las 03:48 -

SALUD

12 de noviembre de 2025

Hambre real o emocional: cómo identificar si comés por necesidad o por impulso

Vanesa Craichic explicó las señales que permiten reconocer cuándo el cuerpo necesita alimentarse y cuándo la comida se usa como refugio emocional. También ofreció estrategias para organizar las comidas y construir hábitos más conscientes.

En muchas ocasiones, comemos sin tener hambre. La comida aparece como una respuesta automática frente al estrés, la tristeza o el aburrimiento. Este comportamiento, conocido como hambre emocional, se volvió cada vez más común en tiempos de ansiedad y sobrecarga. Distinguirlo del hambre real resulta fundamental para recuperar el equilibrio y mejorar la relación con los alimentos.

En este contexto, la nutricionista Vanesa Craichic (MP 1301) explicó que “el hambre real lo origina algo fisiológico del cuerpo”. Según detalló, cuando el estómago se vacía, libera una hormona que envía una señal al cerebro: “Le dispara al cerebro por sangre para decirle ‘acá necesitamos comida’. Se activa el centro del apetito y ahí es donde el cuerpo busca alimentarse”.

En cambio, el hambre emocional “no tiene origen fisiológico, sino que lo provocan emociones o momentos incómodos que uno quiere callar o tapar con comida”.

Señales que marcan la diferencia

Craichic enumeró algunas claves para distinguir entre una y otra: “El hambre real aparece de forma más lenta, de a poco sentimos que tenemos hambre. En cambio, el hambre emocional surge de golpe, con una sensación urgente de ‘ya me quiero comer un chocolate’”.

El hambre emocional suele aparecer de forma repentina y con antojos intensos.El hambre emocional suele aparecer de forma repentina y con antojos intensos.

Otra diferencia importante está en el tipo de alimento que se busca. “Cuando hay hambre real, un huevo te satisface. Pero el hambre emocional no se calma con eso: vas a buscar un placer inmediato, como el chocolate, las harinas refinadas o los snacks”, detalló la especialista.

La nutricionista también aclaró que detrás del hambre emocional no siempre hay aburrimiento, sino que “muchas veces existe un trasfondo de ansiedad que debe tratarse con psicólogos o psiquiatras”. En esos casos, subrayó, “el primer paso es reconocerlo. Una vez que sabés que estás comiendo por una emoción, ya diste el gran paso para poder trabajarlo”.

Planificación

Para Craichic, la organización alimentaria es fundamental: “A veces comemos no por una emoción puntual, sino porque estamos desorganizados, porque saltamos una comida o salimos rápido de casa. Si uno tiene planificadas todas las comidas de la semana, con todos los grupos de alimentos, puede controlar mejor el hambre real y evitar los impulsos emocionales”.

La organización de las comidas ayuda a evitar decisiones impulsivas frente a la comida.La organización de las comidas ayuda a evitar decisiones impulsivas frente a la comida.

La especialista recomienda no tener en casa grandes cantidades de alimentos ultraprocesados o dulces: “Si uno ya sabe que come emocionalmente, no tener el stock repleto de esos productos es clave, porque será lo primero que irá a buscar”.

Sin embargo, advierte que el trabajo va más allá de la despensa: “Cuando aparece el hambre emocional, por más que tengas la heladera llena de huevos, se te va a complicar. Ahí hay que trabajar la emoción primero”.

Ayuno y hábitos sostenibles

Consultada sobre el auge del ayuno intermitente, Craichic reconoció que su visión cambió con el tiempo: “Si me lo preguntabas hace diez años, te hubiera dicho que no. Pero la ciencia avanzó y hoy sabemos que tiene muchos beneficios, aunque no es para todos”.

Aclaró que no se trata solo de “estirar horas sin comer”, sino de acompañarlo con un plan adecuado y supervisado por profesionales. “Si alguien hace 24 horas de ayuno y luego en la primera comida ingiere todas las calorías del día, se pierde el objetivo”, explicó.

Por eso, su enfoque apunta a la sostenibilidad: “Me manejo mucho con que la gente pueda sostener los hábitos que aprende. No hace falta complicarse: con un huevo, unos tomatitos y una latita de atún podés armar un almuerzo saludable y completo”.

Craichic insiste en que la alimentación no debe vivirse como una obligación, sino como una forma de bienestar: “Tiene que ser divertida, no aburrida. Comer saludable no significa resignar placer”.

Fuente: El Litoral

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!