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SALUD

25 de noviembre de 2025

Cómo aliviar y prevenir los calambres musculares en las piernas

Los calambres en las piernas pueden aparecer en cualquier momento y generar un dolor intenso y repentino. Por qué ocurren, qué hacer cuando se presentan y cómo prevenirlos, según especialistas y evidencia científica.

Los calambres en las piernas son una de las consultas más frecuentes tanto en consultorios clínicos como en guardias. Aunque suelen ser inofensivos, su aparición repentina y el dolor agudo que provocan pueden alterar la rutina diaria e incluso interrumpir el sueño.

Qué los causa, qué medidas simples ayudan a aliviarlos y qué señales indican que es momento de consultar a un profesional.

En el embarazo los cambios circulatorios y el mayor peso del abdomen generan más presión en las piernasEn el embarazo los cambios circulatorios y el mayor peso del abdomen generan más presión en las piernas

¿Por qué se producen los calambres musculares?

Los músculos de las piernas —especialmente los de las pantorrillas— están formados por fibras que se contraen y se relajan de forma coordinada para permitir el movimiento.

Un calambre ocurre cuando una parte de esas fibras se contrae de manera brusca, involuntaria y dolorosa, generando un tensamiento que puede durar desde unos segundos hasta varios minutos.

Según la Clínica Mayo y otras instituciones especializadas, en muchos casos los calambres no tienen una causa clara. Sin embargo, existen múltiples factores que pueden favorecer su aparición:

Deshidratación y pérdida de electrolitos

Durante el ejercicio o en días calurosos, el cuerpo pierde líquidos y minerales como potasio, magnesio, sodio y calcio. Estos electrolitos ayudan a que los músculos se contraigan y relajen correctamente; cuando bajan demasiado, los calambres se vuelven más probables.

Esfuerzo muscular prolongado

Entrenar sin descanso, caminar largas distancias, permanecer mucho tiempo en una misma posición o estar de pie por periodos prolongados pueden fatigar el músculo y desencadenar espasmos dolorosos.

Edad

A partir de la mediana edad los músculos pierden elasticidad y se fatigan con mayor facilidad, lo que aumenta la frecuencia de calambres nocturnos.

Embarazo

Los cambios circulatorios y el mayor peso del abdomen generan más presión en las piernas, una combinación que favorece los calambres, especialmente en el segundo y tercer trimestre.

Medicamentos

Algunas drogas —entre ellas las estatinas usadas para tratar el colesterol— pueden tener como efecto secundario la aparición de calambres o dolores musculares.

Alteraciones médicas (menos frecuentes)

Problemas en la columna lumbar, trastornos circulatorios, enfermedades hepáticas o déficits vitamínicos pueden manifestarse con calambres persistentes, aunque esto es poco habitual.

Un masaje firme pero suave ayuda a aflojar las fibras tensas y aliviar el dolor residual.Un masaje firme pero suave ayuda a aflojar las fibras tensas y aliviar el dolor residual.

Cómo reconocer un calambre y cuándo consultar

Los síntomas suelen ser muy claros: dolor repentino e intenso en un músculo, generalmente en la pantorrilla, acompañado de una rigidez marcada. Muchas personas notan además un “nudo” duro bajo la piel o pequeños espasmos visibles.

Aunque la mayoría de los episodios son benignos, los especialistas recomiendan consultar si:

  • Los calambres son muy frecuentes o incapacitantes
  • Aparecen junto con debilidad, hinchazón o entumecimiento
  • Afectan otras partes del cuerpo además de las piernas
  • Se acompañan de cambios en la sensibilidad
  • Se presentan sin causa aparente en personas con factores de riesgo cardiovascular

En esos casos, el profesional puede solicitar estudios para descartar trastornos circulatorios, neurológicos o metabólicos.

Qué hacer cuando aparece un calambre

La buena noticia es que en la gran mayoría de los casos, los calambres se alivian con maniobras simples que se pueden realizar en el momento:

Estirar suavemente el músculo afectado: Si el calambre es en la pantorrilla, se recomienda estirar la pierna, apoyar el talón en el suelo y llevar la punta del pie hacia arriba. Mantener el estiramiento entre 20 y 30 segundos suele ser suficiente para que el músculo se relaje.

Masajear la zona: Un masaje firme pero suave ayuda a aflojar las fibras tensas y aliviar el dolor residual.

Aplicar calor: Una almohadilla térmica, una toalla tibia o incluso una ducha caliente pueden ayudar a relajar el músculo. El frío, en cambio, puede ser útil después si queda sensibilidad o inflamación.

Moverse: Si el calambre ocurre estando sentado o acostado, ponerse de pie o caminar unos pasos ayuda a que la contracción ceda más rápido.

Cómo prevenir los calambres

Si bien no existe una fórmula infalible, adoptar algunas rutinas puede disminuir notablemente la frecuencia de los calambres:

Hidratación adecuada: Beber suficiente agua durante el día y aumentar la ingesta antes, durante y después del ejercicio. En entrenamientos intensos o en días de mucho calor, pueden utilizarse bebidas con electrolitos.

Estiramientos diarios: Realizar estiramientos suaves de piernas después del ejercicio y antes de ir a dormir si los calambres aparecen de noche. Los estiramientos de pantorrillas, isquiotibiales y cuádriceps son especialmente útiles.

Calentamiento previo al entrenamiento: Caminar, trotar suavemente o mover articulaciones y músculos antes de un ejercicio más intenso ayuda a prevenir la fatiga muscular rápida.

Revisar calzado y hábitos posturales: Zapatos muy rígidos, desgastados o con poca amortiguación pueden favorecer los calambres. También es aconsejable evitar permanecer demasiado tiempo en la misma posición.

Alimentación equilibrada: Incluir alimentos ricos en potasio (banana, papa, espinaca), magnesio (semillas, frutos secos, legumbres) y calcio (lácteos, vegetales de hoja verde) ayuda a mantener el equilibrio electrolítico.

Los calambres musculares en las piernas pueden ser muy dolorosos, pero rara vez son un signo de un problema grave. Con hidratación adecuada, estiramientos regulares y hábitos saludables, la mayoría de las personas logra reducir notablemente su frecuencia. Y ante dudas o episodios recurrentes, consultar a un profesional permite descartar causas secundarias y recibir el tratamiento adecuado.

Fuente: El Litoral

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