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ÁREA METROPOLITANA

5 de noviembre de 2025

Cierre de la Feria Popular Alberdi: de promesa de ordenamiento al fin de un ciclo

Por estos días la Municipalidad le devuelve las llaves a su propietario. Funcionó durante casi dos décadas en el microcentro de la ciudad. Nació tras un desalojo y terminó de forma ambigua.

Con el retiro de la mercadería y el mobiliario, la Municipalidad de Santa Fe dará en estos días por cerrada la Feria Popular Alberdi, que funcionó durante casi dos décadas en un galpón de calle Rivadavia 2747. Una vez desocupado y pintado, el municipio prevé devolver el inmueble a sus propietarios y concluir así una historia que comenzó en 2008, cuando fueron reubicados los feriantes del antiguo Parque Alberdi. “No hay vuelta atrás, es una decisión municipal”, sentenció el intendente Juan Pablo Poletti.

En mayo de 2008, la Municipalidad decidió intervenir en el uso del espacio público. Los puestos de venta informal que ocupaban el Parque Alberdi —y antes la Plaza del Soldado— fueron intimados a desalojar bajo el argumento de que aquella ocupación masiva y sin permisos entorpecía el uso urbano del parque y su entorno, donde además se montaban las tribunas para la competencia del circuito callejero de automovilismo. Más tarde, en 2014, el parque fue renovado con la construcción de cocheras subterráneas, obra que generó un amplio debate y cuestionamientos de distintos sectores sociales.

Adiós. Los camiones se llevaron la mercadería hacia otro destino.

Guillermo Di Salvatore.Adiós. Los camiones se llevaron la mercadería hacia otro destino. Guillermo Di Salvatore.

Aquel mayo de 2008, mediante el decreto DMM 304/08, la gestión del intendente Mario Barletta autorizó la relocalización de 36 vendedores en el inmueble de Rivadavia 2747, con el objetivo de promover su regularización fiscal y urbana.

Una promesa que no se cumplió

El traslado se planteó como una solución transitoria: cuatro años para que los puesteros se regularizaran, pagaran los servicios, se inscribieran como contribuyentes y asumieran el alquiler. Pero según un informe de 2012, ninguno de los puestos había cumplido con esas condiciones. La Municipalidad continuaba pagando el alquiler del local.

El edificio, en consecuencia, funcionó como una feria “ilegítima” desde el punto de vista fiscal y urbano: el contrato de alquiler seguía vigente, los puestos no abonaban impuestos ni tasas, y el flujo de personas fue disminuyendo con los años.

El cierre

Tras 17 años de funcionamiento, la decisión llegó. Este año, la gestión de Juan Pablo Poletti resolvió no renovar el contrato con el propietario del inmueble de Rivadavia 2747, que representaba un gasto mensual de varios millones de pesos.

Se informó entonces que el plazo para entregar el local vencería en los últimos meses del año, y comenzaron las gestiones para reubicar a los pocos puesteros que aún permanecían —una decena o menos—.

Adiós. Los camiones se llevaron la mercadería hacia otro destino.

Guillermo Di Salvatore.Guillermo Di Salvatore.

Así, la feria cerró sus puertas. El galpón fue entregado, los vendedores acordaron el desalojo y la ciudad dio por concluido un modelo que había nacido con la promesa de regulación y terminó prolongándose sin cambios significativos.

“Es un alquiler vencido. Tenemos 31 puestos feriantes en distintos sectores de la ciudad. Ese alquiler era para beneficiar a unos pocos”, argumentó Poletti, al justificar que el municipio no puede sostener con fondos públicos un gasto que genera competencia desigual con otros comercios.

Ordenamiento

Para los vendedores, fue el fin de un espacio que les había brindado durante años una oportunidad de trabajo —aunque informal—. Algunos lograron reubicarse en otras ferias o aceptaron las propuestas del municipio.

Para la ciudad, es un paso de ordenamiento: el Parque Alberdi fue liberado de una ocupación fija e informal, y el local de Rivadavia se destinará a otros usos privados. Desde el municipio consideran que sostener la feria resultaba “extremadamente oneroso” y que mantener un modelo en el cual el Estado paga alquileres de manera indefinida no era sustentable.

La feria que nació como una solución temporal para ordenar la venta ambulante en el Parque Alberdi concluye así su ciclo. Entre promesas de formalización y realidades de precariedad, el local de Rivadavia 2747 se vació. En Santa Fe, el cierre marca un momento de transición: del modelo de traslado con gasto municipal al desafío de construir ferias más organizadas, fiscalizadas y sostenibles.

Fuente: El Litoral

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