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27 de octubre de 2025

La Unión Europea pone en marcha su reglamento antideforestación: qué impacto tendrá en la soja argentina

La entrada en vigencia del reglamento antideforestación de la Unión Europea obliga a certificar que la soja argentina proviene de áreas sin desmontes recientes. Según la FAUBA, el costo de cumplir con estas exigencias será mínimo y podría fortalecer la posición del país en los mercados más sostenibles.

A partir de diciembre de 2025, la Unión Europea (UE) dejará de importar soja y derivados provenientes de campos deforestados desde 2021. La medida, parte de su nuevo reglamento antideforestación, impactará directamente en uno de los sectores más estratégicos para la economía argentina: el complejo sojero, principal fuente de divisas del país.

Un mercado clave en riesgo para la soja argentina

Según un estudio realizado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), el costo de adaptación para los exportadores argentinos sería bajo y podría incluso generar beneficios para los productores. Los investigadores estimaron que cumplir con las exigencias europeas implicaría un gasto adicional de entre 1,28 y 4,20 dólares por tonelada de soja exportada, valores reducidos en comparación con el precio internacional del grano, que ronda los 400 dólares por tonelada.

“La cadena de la soja genera el mayor valor agregado a la economía argentina”, explicó Silvina Dal Pont, docente de Economía General en la FAUBA. De los 50 millones de toneladas de soja que el país produce anualmente, alrededor del 80% se industrializa en harina, aceite y biodiésel. Del total exportado, la UE representa el 20%, un mercado valuado en unos 4.000 millones de dólares anuales.

Sin embargo, para mantener ese destino, Argentina deberá demostrar que su producción está libre de deforestación reciente. “Fuimos clasificados como un país de riesgo medio. Si no cumplimos, podríamos perder un mercado clave”, advirtió Dal Pont.

En Logroño, noroeste santafesino, recientemente hubo un resonante caso de desmonte ilegal.

Tres escenarios para adaptarse a la norma europea

El estudio de la FAUBA analizó tres alternativas de adaptación para los exportadores, según su grado de cooperación y el destino de las ventas.

En el primer escenario, cada empresa implementa de forma individual sistemas de monitoreo y trazabilidad para certificar que toda su soja está libre de deforestación. Este enfoque tendría un costo de 4,20 USD por tonelada.

El segundo modelo contempla una segregación de la producción: una parte destinada a Europa bajo certificación y otra para otros destinos sin requerimientos específicos. En este caso, el costo adicional bajaría a 3,55 USD por tonelada.

El escenario más eficiente —según los autores— es el de adaptación conjunta, a través de plataformas compartidas como VISEC, que ya operan en el país. Si toda la soja se certificara libre de deforestación, independientemente del destino, el costo promedio se reduciría a 1,28 USD por tonelada.

“En cualquiera de los casos, los costos son bajos respecto del precio internacional y pueden asumirse sin grandes impactos en la rentabilidad”, explicó Ulises Martínez Ortiz, también docente de Economía General de la FAUBA.

Dal Pont y Ortíz, los especialistas de la FAUBA que evaluaron el nuevo escenario para la soja con destino a la UE.

Costos bajos y nuevas oportunidades para los productores

El estudio también evaluó los efectos sobre los agricultores. Si los exportadores certifican la trazabilidad ambiental de la soja, los productores podrían recibir una prima de al menos 0,75 USD por tonelada, lo que representaría más de 5 millones de dólares adicionales al año solo por las ventas al mercado europeo.

Martínez Ortiz destacó que el sector ya cuenta con experiencia en cumplir estándares ambientales internacionales. “Desde 2008, el mercado de biodiésel impone requisitos similares, y los productores reciben pagos diferenciales por sus cultivos sostenibles”, señaló.

El agro argentino frente a la tendencia global de deforestación cero

Aunque el nuevo reglamento europeo plantea un desafío, los investigadores sostienen que puede convertirse en una ventaja competitiva. “El cumplimiento de estas normas abre la puerta a mercados más exigentes y con mayor valor agregado”, indicó Martínez Ortiz.

Además, la tendencia hacia políticas de deforestación cero no se limita a Europa: Estados Unidos, China y el Reino Unido avanzan en regulaciones similares que afectarán no solo a la soja, sino también a la carne, la madera y la pulpa.

En ese contexto, los especialistas de la FAUBA consideran que Argentina está en condiciones de adaptarse. “Lejos de ser una barrera, este nuevo marco representa una oportunidad para posicionar al agro argentino en los mercados más competitivos y sostenibles del mundo”, concluyó Dal Pont.

Fuente: Aire Agro

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