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POLITICA

8 de octubre de 2017

El macrismo ya canta victoria

Claves. Desde el 13 de agosto, fecha de primarias, no hubo ningún hecho inesperado capaz de modificar el tablero electoral. Efecto "Pata" Medina, blindaje mediático y confianza en la economía. Mosaicos peronistas.

Desde las primarias no se registró en el país ningún episodio capaz de modificar el resultado de las primarias. No hubo ningún cisne negro. Cambiemos puede ir cantando victoria nuevamente, salvo algún hecho inesperado en las dos semanas que restan para el 22 de octubre.

El gobierno preparó el terreno para instalar su relato, siempre de la mano del blindaje mediático y el despliegue a favor de sus intereses. Pero, además, de la aparición de personajes impresentables, como "Pata" Medina. Un gol al ángulo de Mauricio Macri, a diferencia de los que dilapidó Pipa Benedetto.

Las correrías de farabute Medina amenazando con incendiar la provincia de Buenos aires parecieron salir del guión de campaña del ecuatoriano Jaime Durán Barba. Esa acción de la Justicia, expandida como un remix, puso bien en lo alto, nuevamente, las acciones de la gobernadora María Eugenia Vidal y, como añadidura, la del presidente de la Nación. "Pata" Medina pertenece a lo peor del sindicalismo peronista.

Durante los últimos días Macri puso contra la pared al sindicalismo, al punto de que en un año electoral a ningún cacique gremial se le ocurrió plantear un paro, con un gobierno no peronista. Quienes saben leer la política encuentran allí un cambio radical respecto de otras épocas. Para que quede reflejado de manera empírica: a Raúl Alfonsín, la CGT le hizo una huelga cada cinco meses. Cambiamos.

Tiempo nuevo

En estos tiempos de zonas de clivaje, los gordos cegetistas no piden medidas de fuerza, sino reuniones privadas con Macri. No obedece este cambio de táctica sindical a otra cosa que no sea el desplome del peronismo, hoy más cerca de constituirse en un partido provincial que en un movimiento organizado capaz de disputar el poder. ¿O no, Florencio Randazzo?

A los tumbos, sin ninguna chance de regresar al poder, Cristina Kirchner sigue siendo la única peronista capaz de juntar votos. Y allí se enclava el dilema opositor a futuro, hacia el 2019: con Cristina no le alcanza al peronismo para volver a las mieles del poder, pero sin Cristina no puede ir ni a la esquina. Miguel Pichetto ya decidió: prefiere ir a la mitad de cuadra y perder, sin Cristina al lado. Curioso razonamiento tratándose de un peronista.

Macri ha hecho un gambito inteligentísimo: les dio el abrazo del oso a gobernadores peronistas "moderados" o "amigos de la Casa Rosada" y los elogió por su "colaboración y consenso". Pero Cambiemos los derrotó en las urnas sin contemplaciones. ¿O no, Juan Schiaretti?

El próximo paso del gobierno es quedarse en 2019 con Gobernaciones que hoy responden a otros signos políticos: la Córdoba del cordobecismo peronista, la Santa Fe progresista y la San Luis de los Rodríguez Saá. Alfonsín, en el 83, pretendía lo mismo y hablaba de "tercer movimiento histórico". Jamás pudo lograrlo porque su gestión fue un desastre en lo económico. En Cambiemos tienen prohibido hablar de eso. Pero lo sueñan.

Hoy, las potencialidades del oficialismo tienen nombre y apellido: Macri, Vidal y Elisa Carrió. Esa tríada compensa la ausencia de nombres propios convocantes en provincias como Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos , etc.

A veces, Lilita acepta el triste papel de ser enviada a algunas provincias (como Santa Fe, hace pocos días) con un encendedor encendido para agobiar a los opositores a Macri, llenándolos de descalificaciones e insultos. Parece tener tiempo: las encuestas pronostican que cosechará más del 50 por ciento de los votos en la ciudad de Buenos Aires.

Nada explica este presente de Cambiemos sin Vidal. Ella fue la que abrió las compuertas en provincia de Buenos Aires y es la que tiene mayor imagen positiva en todo el país. A la hora de hacer análisis con la gobernadora, hay que contarles a los lectores que el jefe político suyo no es Macri, sino Horacio Rodríguez Larreta, uno de los mejores del macrismo.

Macri-Vidal-Carrió es una tríada que hoy resulta inalcanzable en términos electorales para un peronismo deshilachado: por primera vez en la historia el PJ sale cuarto en el principal distrito del país y su candidato, Randazzo, ofrece ribetes patéticos. A la vez, Cristina, quien le ganaba a su ex ministro con sólo soplar botellas, ni quiso presentarse a una interna con su otrora empleado. ¿Quo vadis, peronismo?

En provincia de Buenos Aires se espera un triunfo amplio de Esteban Bullrich, pese a ser uno de los peores candidatos a la hora del histrionismo, el carisma y la acción didáctica de campaña. Así como Bullrich no tiene lustre, la marca Cambiemos es una chapa reluciente. La "grieta" se encarga del resto.

En Santa Fe no hay encuestas confiables. Una fuente importante del macrismo le dijo a LaCapital que el triunfo no sería "por mucho", pero un sondeo que manejan en la Gobernación le otorga entre 4 y 5 puntos de ventaja al macrismo. ¿De qué vale la foto si la novia está en Italia? Las elecciones dirán en qué lugar quedará parado cada frente.

Al margen de los resultados y de cierta euforia exagerada que muestran algunos funcionarios por el rumbo de la economía, los oficialismos deberán mostrar prudencia a la salida de un año electoral y evitar seguir machacando en los bolsillos de la clase media y baja.

No sea cosa que la resaca tras el interminable e infumable año electoral termine con tarifas de servicios públicos y privados otra vez en alza. En esto también se debería cambiar. Se sabrá luego de las dos semanas locas que nos quedan por vivir.

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