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SANTA FE

7 de octubre de 2022

Falsos empleados bancarios vaciaban cuentas mediante estafas telefónicas

Denunciaron al menos dos casos en Santa Fe y se investiga en otras provincias aunque aún no está claro cuántos perjudicados existen

Tres hombres fueron imputados por integrar una asociación ilícita que cometía estafas telefónicas al contactar a clientes bancarios, generalmente a personas mayores de 70 años, haciéndoles creer que eran empleados del banco o de alguna empresa. De ese modo, en la conversación obtenían de las víctimas sus datos personales, claves y contraseñas para tener acceso a la cuenta desde la cual luego realizaban transferencias sucesivas a otras cuentas para finalmente realizar la extracción del dinero en cajeros automáticos.

La investigación a cargo del fiscal Mariano Ríos Artacho comenzó en agosto del año pasado. Con intervención del Organismo de Investigaciones (OI) y la Agencia de Investigación Criminal (AIC), la pesquisa incluyó allanamientos en la provincia de Córdoba, escuchas telefónicas, informes bancarios y esquemas gráficos de las numerosas personas que participaban de las maniobras al prestar sus cuentas para ser usadas como “puentes” en las transferencias de dinero.

Según planteó el fiscal ayer en una audiencia realizada en el Centro de Justicia Penal, existen dos carpetas judiciales en la ciudad de Santa Fe por hechos cometidos por la misma banda. Se detectó además que los integrantes de la organización recibían dinero de víctimas de distintas ciudades del país, por lo que existe “un número indeterminado de personas perjudicadas patrimonialmente con esta mecánica”.

Carlos Ezequiel “Pitu” Q., de 34 años; Lucas Daniel A., de 27; y Miguel Ángel O., de 39 años, fueron imputados de haber integrado la asociación ilícita junto a otras personas (seis de ellas identificadas) además de dos hechos concretos de estafa. El fiscal solicitó la prisión preventiva del grupo y el juez Florentino Malaponte dispuso esa medida hasta el 20 de diciembre.

La maniobra consistía en contactar a clientes bancarios para obtener sus datos personales, claves y contraseñas para tener acceso a la cuenta. Luego, a través de plataformas de home banking usaban la cuenta intervenida para gestionar préstamos, realizar transferencias o incluso como “puente” en el movimiento de fondos de otras víctimas. Se detectó que concretaban transferencias sucesivas para que se perdiera la trazabilidad del dinero, que finalmente era retirado en efectivo en cajeros automáticos.

De acuerdo con la imputación, los miembros de la organización asumían “roles intercambiables” que iban desde la planificación, la ejecución o la logística para la gestión de las cuentas bancarias y la extracción del dinero.

Los estafadores también reclutaban a personas de su confianza para que les presten sus cuentas bancarias. Antes de transferir montos grandes realizaban una prueba con pequeños envíos de dinero para asegurarse de que la cuenta de destino no estuviera bloqueada. Así fue detectado en una escucha del 30 de diciembre pasado en la que “Pitu” Q. le dijo a su interlocutor: “Estoy usando la computadora. Escuchá, preguntale al loco este si le entraron dos pesos. Si están los dos pesos avisame porque ahí le van a tirar cien y los vamos a sacar después nosotros”.

Otro rasgo advertido en la investigación es que “por lo general hacen todo el mismo día y hasta a veces en un lapso muy breve de tiempo para que no les quede trabado el dinero”. Las transferencias de prueba eran por montos incluso inferiores al peso.

En cuanto a los roles, a Pitu Q. y a Lucas A. les atribuyeron haberse encargado de buscar a las personas que prestaron sus cuentas además de las tareas de “distribución, extracción y división del dinero, pagando un porcentaje a quien le usaban la cuenta, haciéndose ellos con un porcentaje por dichas tareas y luego rindiéndole el dinero a personas que están por arriba en la organización criminal”, tal como se acreditó en las escuchas. En cuanto a Miguel Ángel O., “prestó en reiteradas oportunidades su cuenta bancaria para que el grupo realizara las operaciones dirigiendo el dinero a la misma, para luego extraerlo y dividirlo”.

Además de la pertenencia a la asociación ilícita, los tres fueron acusados por un hecho del 7 de agosto de 2021 cuando un hombre de 79 años recibió un llamado por WhatsApp de un supuesto empleado de Mercado Pago que obtuvo los datos de su clave de home banking del Banco de Santa Fe. Luego le extrajeron por transferencia 250.000 pesos que fueron remitidos a otras cuentas.

Por último, Pitu y Lucas A. fueron imputados por una estafa del 29 de septiembre de 2021 en perjuicio de un hombre a quien llamaron haciéndose pasar por empleados del Banco de Santa Fe y tras obtener su clave de home banking y acceder a su cuenta, realizaron dos transferencias de 25.904 y 30.000 pesos.

Fuente:Uno Santa Fe

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