Jueves 28 de Marzo de 2024

Hoy es Jueves 28 de Marzo de 2024 y son las 19:50 -

ECONOMÌA

14 de diciembre de 2020

Las paritarias de la pandemia: otro año de retroceso salarial

Sólo un puñado de ramas de actividad acordó aumentos sobre la inflación. El impacto de la crisis se descargó sobre la clase trabajadora

Llega el fin de año con un panorama paritario negativo, sombrío, aunque acaso un poco más prolijo que aquel caótico escenario de negociaciones salariales truncas que se dio a partir de la cuarentena en marzo pasado. Culminando el "covídico 2020", y salvo contadas excepciones, el salario no le gana a la inflación.

Sobre el final del año sí se concretaron algunos acuerdos paritarios pendientes, se negociaron cláusulas de revisión y se otorgaron sumas no remunerativas que impactan dramáticamente sobre las cajas de jubilaciones y obras sociales, y que desde ya no repercuten en el aguinaldo.

Para dimensionar y entrar en detalle en el panorama paritario, antes es preciso tener en cuenta que la inflación calculada de enero a octubre por Indec fue de 26,9%, y según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de noviembre, cerraría en casi un 37% interanual. El costo de la canasta básica total (que determina la línea de pobreza) calculado el mes pasado es de casi $ 50 mil. Según la UCA, en el tercer trimestre la pobreza alcanzó al 44,2% de la población.

En junio se registraba una caída del 18% del total de puestos de trabajo que había antes del inicio de la cuarentena. La contracción del empleo afectó en primer lugar a los asalariados informales (34%), luego a los cuentapropistas (28,6%) y por último a los asalariados en blanco (3,3%).

Ana Rameri, economista integrante del equipo de trabajo del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) que dirige el actual director del Banco Nación, Claudio Lozano, recordó que en enero y febrero el gobierno “había dispuesto aumentos de emergencia a cuenta de paritarias para trabajadores del sector público y privado y se comenzaba a discutir los modos y los tiempos para la recuperación del salario, que luego del período de gestión macrista sufrió un recorte del 26% en términos reales”.

“Ello quedó en suspenso a partir de la situación epidemiológica y su impacto en la economía, y el giro implicó postergar todas las negociaciones salariales para la puesta en marcha de una estrategia defensiva sobre los puestos de trabajo, a través de los famosos ATP, que contuvo sobre todo el segmento registrado. De todos modos, no fue suficiente para evitar cierta destrucción, incluso de ese sector asalariado”, señaló Rameri.

La negociación durante la primera parte del año en todo caso estuvo centrada en establecer el valor de los pagos no remunerativos de las suspensiones realizadas en el marco de la crisis. “Recordemos el famoso acuerdo entre CGT y UIA, que dio marco a las suspensiones colectivas, mientras estaban prohibidos los despidos y las suspensiones unilaterales por parte de la patronal”, remarcó la economista del IPyPP.

La negociación en la primera parte se centró en los pagos no remunerativos dentro de las suspensiones ”

En el segundo semestre se restauró cierta normalidad por la reanudación de buena parte de la actividad de los sectores. Así, comienzan las rondas paritarias que habían sido suspendidas durante la primera parte del año. “En términos generales, podemos simplificar que vienen siendo pautas de aumento muy por debajo de la inflación proyectada para este año, salvo algunas excepciones que son recuperaciones de la paritaria de 2019 pero con la característica de haber acortado los plazos de revisión, y un componente muy importante de sumas o porcentajes de aumentos no remunerativos”, relató Rameri.

La abogada laboralista Luciana Censi analizó que “esta coyuntura de pandemia, sumada a la caída de los salarios reales que viene dándose en los últimos años, provocó un aumento de los despidos sobre todo en sectores informales y de menores ingresos generadores de una sobrepoblación fluctuante y estancada de desocupados; la utilización masiva de suspensiones del contrato de trabajo, avaladas por el acuerdo marco CGT-UIA y el Ministerio de Trabajo de la Nación, lo cual conlleva a una caída del salario nominal o de los salarios reales producto del estancamiento de las paritarias”.

Asimismo, la asesora de gremios locales remarcó la “caída sostenida de diversos adicionales o premios de convenio y de horas extras, lo cual significó también una pérdida del salario nominal en los bolsillos de los trabajadores y trabajadoras” y una sucesión de “paritarias aplazadas o con acuerdos de sumas fijas temporales para algunas actividades”. Estos acuerdos “ya venían con retrasos salariales respecto de 2019, lo que dificulta aún más la recomposición salarial para el año en curso”, advirtió Censi.

“Claramente estos indicadores actuaron y aún actúan como un poderoso disciplinador de las demandas, protestas y conflictos sindicales, unidos a la pasividad de varios dirigentes”, denunció la abogada, y apuntó que “los conflictos en este primer semestre del año se vieron más bien dirigidos a proteger la salud de los trabajadores y trabajadoras producto de los contagios por Covid y a la defensa de los puestos de trabajo”.

Censi valoró que estos efectos de la crisis “se mezclaron con una serie de medidas gubernamentales (ATP, IFE), prohibiciones de despidos sin causa e incrementos indemnizatorios, lo cual dificultó u obstaculizó la efectivización de despidos en varias actividades, con moderadas intervenciones de los Ministerios de Trabajo provinciales (salvo algunas excepciones)”.

Para la asesora, ese escenario se tradujo inevitablemente en un deterioro de los salarios del empleo registrado en el segundo trimestre de 2020 y, a partir del segundo semestre del año, “se empezó a vislumbrar el corrimiento de los acuerdos paritarios, que usualmente se realizaban por los meses de abril y mayo, hacia los meses de agosto y septiembre con revisiones previstas para 2021”.

En ese sentido, Censi observó que “desde que los acuerdos paritarios se realizan teniendo en vista la inflación futura’ incluyendo cláusulas de revisión, varias ramas de actividad que negociaron aumentos este año perdieron frente a la inflación interanual esperada, siendo los estatales y los universitarios algunos de los sectores más golpeados en su salario real”. Ello, aclaró, “sin mencionar a los trabajadores y trabajadoras textiles, del calzado, hotelería o turismo, quienes directamente fueron objeto directo de la crisis”.

El proceso de descongelamiento de paritarias iniciado a partir del segundo semestre fue inaugurado por sindicatos ligados a actividades esenciales que no pararon durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio (Aspo) o bien por sindicatos con poder de presión y negociación. “En esta dinámica se mezclaron, por un lado, acuerdos a corto plazo de entre tres y seis meses con sumas fijas o mediante porcentajes adecuados a la inflación por el plazo de vigencia; y por el otro, acuerdos anualizados de entre un 25% y 30% de aumento, con cláusulas de revisión”, detalló Censi.

Sector privado

Los trabajadores del sector metalúrgico, que en el segundo trimestre fueron suspendidos, sufrieron rebajas salariales entre el 11% y el 25%, resignaron cuatro meses sin recomposición, negociaron un aumento no remunerativo de $ 30 mil pesos de agosto a diciembre (dividido en $ 6 mil por mes). Finalmente, lograron días atrás un aumento formal de 39,6% (25% a partir del 1º de enero y 10% sobre la base de cálculo a partir del 1° de febrero), convirtiéndose en el gremio que hasta el momento hace punta en los porcentajes obtenidos en las negociaciones salariales.

Los bancarios, que en julio habían acordado un aumento salarial del 26% sobre el básico de diciembre de 2019, dividido en cuatro partes a lo largo del año, y el pago del bono por el Día del Bancario (6 de noviembre), de $ 64 mil a $ 100 mil según la categoría, lograron en la revisión prevista para noviembre una nueva suba de un 8%. De esta manera, el gremio liderado por Sergio Palazzo también logró un aumento anual de 34% y un salario inicial de $77.506 desde este mes, por lo que el aumento repercute en el aguinaldo de este mes. A ello debe sumarse el suplemento por participación de los trabajadores en las ganancias de las entidades financieras.

El gremio de la alimentación que lidera Rodolfo Daer logró sumas no remunerativas de mayo a julio y un cronograma de aumentos del 25% entre octubre y febrero, con cláusula de revisión en marzo próximo. Si se le suma el 6,5% acordado en septiembre pasado, las subas anuales llegan a 32%. Además, en las empresas más relevantes de ese sector industrial se suscribieron bonos que sumaron a una recomposición salarial.

Los camioneros, que en agosto obtuvieron un 30% de aumento en cuatro partes: 8% en agosto, 7% en octubre, 8% en febrero y 7% en abril de 2021, más una revisión en febrero del año próximo, ahora van por el bono navideño, que superaría los 25 mil pesos.

La Uocra, que se encontraba sin acuerdo paritario en 2020, logró firmar uno por encima del 30%, el cual lo acomoda frente a la evolución del índice de precios.

El acuerdo paritario trimestral que desde hace tiempo rige para los mecánicos de Smata fue magro este año en el que los trabajadores sufrieron suspensiones y rebajas salariales. Aún así, se logró, además del aumento del primer trimestre del 9%, otro de alrededor del 10% entre marzo y agosto, y un tercero, de poco más del 7% hasta febrero de 2021.

El gremio aceitero, que desde hace años hace punta y que fue el único que logró tempranamente un acuerdo paritario sin fraccionamientos de un 25% de aumento, se encuentra en pleno conflicto ante la falta de acuerdo con las cámaras del sector a la hora de la revisión que debía darse en agosto, pero que no ha dado frutos al momento. Ya hubo medidas de fuerza.

Sector público

En el sector público el caso más dramático lo viven los estatales provinciales, que no tienen paritarias serias desde el año pasado, y que este año sólo recibieron una suma de entre $ 4.000 y $ 8.500 durante cuatro meses, lo cual representa entre un 5% y un 10% de impacto en los salarios, según las categorías. “Se está pidiendo que esa suma ,totalmente en negro, que afecta a corto y a largo plazo al desfinanciar la caja de jubilación y la obra social, se tenga en cuenta para el aguinaldo y que pase directamente al básico”, señaló Lorena Almirón, secretaria general de ATE Rosario.

“Ya en 2019 con la anterior gestión del socialismo nos habían sacado prácticamente la cláusula gatillo, por la que se pagaba cada dos meses y dentro de todo íbamos recuperando lo perdido. Pero ahora ya no hay recomposición salarial: estamos con el mismo sueldo que el año pasado”, declaró la dirigente. Y agregó: “Esta es la realidad del estatal provincial: la gran mayoría somos pobres”.

“El gobierno de la provincia se había comprometido a abrir la paritaria en diciembre pero ahora dicen que pasa a enero. O sea que, según cómo vayan las negociaciones, tal vez recién podamos tener un incremento en febrero o marzo de 2021 y la verdad es que ya se nos va muy lejos”, consideró Almirón.

Señaló que en cambio, los municipales “pactaron el 20% de aumento en dos cuotas, pero con cifras remunerativas bonificables.. A nivel nacional, la paritaria estatal cerró en 7%. “Una miseria espantosa”, sentenció.

Estrategia conocida

“El gobierno provincial tomó al Covid-19 como la excusa para seguir ignorando la paritaria y lo que hizo fue diseñar una política típica de los años 90, con la implementación de sumas no remunerativas y no bonificables, lo cual achata escalas, desconoce categorías, debilita y tiende a provocar el vaciamiento de la obra social y de la caja de jubilaciones. Nosotros creemos que la paritaria 2020 todavía no está cerrada y nos encontramos con un gobierno que pretende clausurarla.”, analizó Gustavo Teres, secretario general de Amsafé Rosario y de la CTA Autónoma.

La pandemia, agregó, “vino a poner al desnudo las falencias de los sistemas públicos de salud y de educación, por supuesto el año que viene va a encontrar a un gremio que no va a empezar un ciclo lectivo si no existe un planteo de discusión paritaria que garantice los primeros derechos”.

A nivel general, el titular de la CTA-A local advirtió sobre el avance de la precarización, sobre todo de las trabajadoras y trabajadores jóvenes”.

“Hemos visto muchas negociaciones colectivas a la baja, mucha dirigencia sindical subordinada o adaptada más a los reclamos de las patronales y a la tendencia económica hegemónica de la época que a la defensa de los intereses de los trabajadores y las trabajadoras”, lamentó Teres. Y apuntó: “Hemos visto ministerios de la provincia actuar más como voceros de las patronales, sensibles y susceptibles sus presiones, en vez de atender los legítimos reclamos del mundo del trabajo”.

El año que entra

Para Censi, la puja salarial 2021 se dará en “un escenario de paritarias revisionistas de lo que sucedió en el 2020, por lo menos hasta los primeros meses del año que viene. Claramente, la presión de la competencia ejercida por los desocupados que pasarán a engrosar el ejército de reserva, sobre el sector ocupado de la clase obrera, será un condicionante a la hora de la recomposición salarial y mejoramiento de las condiciones de trabajo. Por ello, toda solidaridad entre los ocupados y los desocupados será clave en esta lucha”.

También ve otra pelea clave en torno de la definición del salario mínimo vital, “tal como la viene sosteniendo el gremio aceitero y que le permitió mantener el poder adquisitivo para satisfacer las necesidades de reproducción de la fuerza de trabajo año tras año”.

“Creo que 2021 es un interrogante. La perspectiva es transitar una recuperación económica, lo cual en principio parecería ser una buena noticia para los trabajadores y las trabajadoras, pero que encuentra hoy una economía más concentrada que la que teníamos antes de la pandemia, por la enorme dificultad que encuentran los sectores de menor tamaño para sobreponerse. Esta cuestión no sucede con los grandes actores de la economía”, consideró Rameri, por su parte.

"La puja salarial 2021 se dará en un escenario de paritarias revisionistas de lo que sucedió este año

Como agravante, esta recuperación viene de la mano de un menor insumo de mano de obra por producto, a raíz del avance de las tecnologías en distintos procesos de trabajos y actividades. “Podemos decir que la pandemia fue algo así como un laboratorio que adelantó buena parte de ello”, añadió la economista.

“Para tener un dato, sólo el 30% del plantel de ocupados ha regresado con la reanudación de la actividad económica. Claramente este contexto fuertemente desfavorable para el trabajo pone límites para las negociaciones salariales futuras”, remató la referente del IPyPP.

Los trabajadores desocupados

“La situación de los trabajadores desocupados y precarizados es muy difícil para fin de año. El gobierno nacional tomó medidas que llevaron a atenuar los efectos de la crisis, pero al no avanzar sobre los sectores más poderosos, no pudo profundizarlas ni sostenerlas en el tiempo”, evaluó Eduardo Delmonte, titular de la Corriente Clasista Combativa (CCC) de Rosario.

El salario social complementario este mes será de $ 9.400 más un bono de igual monto. Lo mismo que los beneficiarios del Potenciar Trabajo, que desde este mes cobran $ 18.000. La AUH es de $ 3.717 y se abonará $ 12.000 por grupo familiar. No es un bono, sino que corresponde al acumulado del 20% que se descuenta mensualmente.

Fuente:La Capital

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!