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ROSARIO

31 de julio de 2021

A puro bombo los médicos residentes aseguran que se confunde "vocación con explotación"

Unos 50 jóvenes que se especializan en clínica médica repudian los cargos no rentados del municipio y visibilizan la sobrecarga laboral en pandemia

Ruth Cimadom tiene 28 años y es una médica recibida en la Universidad Nacional de Rosario, en un mes termina su primer año de clínica médica municipal en el Hospital Alberdi, hace guardias en un Samco de General Lagos, no cobra sueldo por nada de eso, pero tiene un día libre en la semana que aprovecha para trabajar como esteticista: hace depilación eléctrica siempre que haya demanda. Ruth se contagió dos veces con Covid, no cuenta con ART ante una contingencia laboral, alquila, paga monotributo, aporta al Arte de Curar, se hace cargo del transporte para cruzar toda la ciudad y en el tiempo que le queda estudia. En esta movilización levantó un colorido cartel que decía: "Esencial pero sin sueldo". Quien quiera oír que oiga.

Esta médica una de los aproximadamente 50 residentes que este viernes casi al mediodía se concentraron, a golpe de un bombo y con carteles en mano en la puerta del Cemar (San Luis y Moreno) por mejores condiciones en su formación médica, por una remuneración de todos los residentes no rentados y por más y nuevos cargos rentados. Alrededor de las 13 concluyeron la movilización pero ninguna autoridad de Salud municipal se hizo presente.

"Confunden vocación con explotación", se leyó como síntesis del reclamo en una de las pancartas de los jóvenes médicos que enfundados en sus ambo cortaron el cruce de calles de Moreno y San Luis. Se pararon sobre la senda peatonal por Moreno y levantaron sus carteles. Y a diferencia de otros cortes en que los automovilistas o peatones gritan de todo menos "¡lindos!", más de uno tocó bocina en apoyo y hasta les sacaron fotos con los celulares y los aplaudieron.

   

Junto a Ruth hay otras tantas realidades que le dieron su testimonio a La Capital. Martina Levato también realiza su residencia en el Alberdi pero a diferencia de Ruth es rentada. "Supuestamente la diferencia radica en menos horas de trabajo pero en pandemia todos hemos tenido prácticamente la misma carga horaria", dice la mujer oriunda de General Rojo, un pueblo cercano a San Nicolás. Sin familia a cargo, esta médica cobra alrededor de 97 mil pesos, trabaja de lunes a sábados de 8 a 16, aunque la demanda sanitaria durante la pandemia la obligó a prolongar el horario varias horas más, realiza guardias, asiste a los internados, realiza tareas administrativas, se capacita a través de actividades formativas y estudia en su casa al llegar.

>>>Leer más: Médicos residentes de hospitales municipales reclaman mejores condiciones laborales

En comparación a los no rentados, podría decirse con mucha furia que los casos como el suyo son de "privilegio". Sin embargo ella también habla de "precarización laboral", otra de las frases de los carteles en el reclamo. "En septiembre se incorporan los nuevos residentes, nuestros reclamos también alcanzan a esos compañeros que pasarán por lo mismo que nosotros. No queremos que saquen del servicio a los no rentados, como hizo el municipio, sino que se incorporen más residentes y se los rente", dijo Levato.

En el Carrasco y otros más

Virginia Llanos tiene 27 años y cursó el primer y segundo año de su residencia rentada en el Hospital Carrasco, exclusivo para pacientes Covid en esta pandemia. Ingresa a las 8 y se va cuando se estabiliza el paciente o se lo deriva, o sea, a la hora que puede.

"Nosotros atendimos en este tiempo solo a pacientes críticos y severos con Covid, pero no vimos otras patologías, eso claramente reciente nuestra formación", dice la médica quien agrega que en el hospital hay 60 camas, 4 respiradores y 8 monitores. "Tenemos recursos limitados y somos un grupo en formación.

Facundo Espósito es residente no rentado de primer año de clínica médica en el Roque Saenz Peña, no tiene obra social y alquila una habitación por 8 mil pesos en una pensión del centro.

"El día que tengo libre, los miércoles, trato de trabajar en urgencias privadas o hacer alguna guardia en pueblos como Las Rosas o Zavalla, allí por suerte a veces nos pagan el transporte", señala el médico quien advierte que siempre realiza sus actividades supervisado por médicos con más experiencia. "Por ejemplo, yo no intubo a un paciente pero sí realizo una punción lumbar o abdominal", aclaró quien en un momneto levantó el cartel que decía: "Plena pandemia y hay médicos trabajando gratis".

   

Por último y en representación de todo el grupo, el médico Mariano Iglesias, de 27 años y residente en el Clemente Alvarez solo aclaró, que ya mucho antes antes de la pandemia en el HECA se pedían más residentes porque allí las guardias son "extenuantes". Para él el municipio debe invertir en más médicos como los que hoy se hicieron oír en el Cemar y que parece no tienen pensado callarse hasta que no los atienda alguna autoridad.

Fuente:La Capital

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