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15 de junio de 2020

Una semana a salto de mata

Claves. Perotti debió actuar como una especie de cardenal Samoré, intermediando entre el gobierno y Vicentin. A su vez, debe reorganizar el gabinete tras la salida de Parola y los rumores sobre Costamagna.

Domingo 14 de Junio de 2020

Omar Perotti tuvo una semana repleta de episodios que lo pusieron a salto de mata. Debió actuar como el mítico cardenal Samoré, mediando entre la Casa Rosada y los dueños de Vicentin.

La decisión del gobierno nacional de avanzar con la expropiación de la empresa Vicentin se produjo al mismo tiempo en que el gobernador debía resolver la vacante dejada por el ministro de Salud, Carlos Parola, quien se va del Ejecutivo en medio de una pandemia. El martes, estará en la provincia Ginés González García. Llegará para participar de la asunción de la titular del área, Sonia Martorano. La secretaria de Salud transcurrió todo este tiempo como la ministra de hecho, comunicando las acciones que llevaba adelante la gestión. Cerca del mandatario no aparecen molestos con Parola. Y tienen muchas expectativas en Martorano.

Es más, refieren que seguirá "aportando desde afuera" y que la razón de su salida no tiene que ver con lo que se dijo desde algún rincón de la Casa Gris. Allí se hablaba de cierto malestar del ministro con la presencia de segundas y terceras líneas que no le respondían. Es la interpretación más naif

Lo concreto es que con Martorano la provincia podrá seguir trabajando en línea directa con la Municipalidad de Rosario, en momentos en que la cola del tornado sanitario todavía no tocó tierra.

La propiedad y la salud

Pero el episodio Salud fue minimizado en la agenda mediática de la semana por la cuestión Vicentin. Perotti se subió al escenario de las negociaciones, sabedor de que los vaivenes del conflicto podrían llegar a rozarlo. La mejor instancia para el gobernador es que la empresa tenga una salida mixta hacia el futuro con participación privada y estatal que evite dos cuestiones: la absorción total por parte del Estado o la compra lisa y llana por parte de jugadores internacionales que desnacionalicen la empresa.

Salvo que aparezcan en lo inmediato protagonistas locales que quieran invertir en Vicentin y le den vida a la idea esbozada de converger en un esquema mixto, la figura de la expropiación es irreemplazable. Y lo sabe el propio gobernador.

El peligro para el gobierno nacional —y para el propio Perotti— es que el conflicto escale a niveles políticos y que se llegue a una votación en Diputados a todo o nada, como la Resolución 125, que tuvo lugar en el Senado. Por eso, la idea de sentar alrededor de una misma mesa a Fernández con los empresarios de Vicentin permitió, al menos, ganar tiempo.

Todos los protagonistas consultados coinciden en que la decisión del gobierno fue muy mal comunicada por el presidente, quien al lado no tenía a Perotti sino a la senadora mendocina Anabella Fernández Sagasti. La legisladora cuyana es una de las referencias kirchneristas mas visibles en la Cámara alta y eso creó la sensación de que detrás del plan expropiador estaba Cristina.

Cada hecho de repercusión nacional que tenga contextos polémicos acarreará el mismo interrogante, fogoneado desde los espineles mediáticos nacionales, pero formateado por la realidad: quién manda y quién es el mandado. Nada que no se haya sabido desde el mismo momento en que la dupla Fernández-Fernández de Kirchner ganó las elecciones.

La diferencia, esta vez, es que el tema pegó directamente en la provincia de Santa Fe, al punto que dejó al borde de la renuncia al ministro de la Producción, Daniel Costamagna. Por lo menos. "Acá no hay ningún funcionario que no sea kirchnerista que avale la expropiación. Por eso, tanta prudencia a la hora de hacer declaraciones", dijo una fuente calificada.

Tiempo al tiempo

Perotti descarta un paso al costado de Costamagna y se entusiasma con la idea del nacimiento de una nueva etapa en su gobierno, aunque primero debe pasar la pandemia. En ese marco, para el gobernador es clave que se haya logrado un acuerdo para reestructurar la deuda por certificados de obras caídos por unos 6.100 millones de pesos.

Lo que viene en Santa Fe y en el resto de las provincias son tiempos aún más difíciles. El estado de la economía empieza a aumentar los problemas de seguridad, que desde hace años esta en el primer lugar de las demandas de los santafesinos.

En las últimas semanas se incrementaron de manera notable, en Rosario, los robos, arrebatos y entraderas.

La seguridad y la resolución del episodio Vicentin serán temas claves para Perotti. De cómo la Casa Rosada encamine la economía y la salida de la crisis sanitaria dependerá la nacionalización o no de las próximas elecciones. "Todo el tema de las candidaturas queda en manos del presidente del partido, Ricardo Olivera", dijeron a LaCapital muy cerca del gobernador.

Aunque desde la boca de los funcionarios broten siempre las mismas palabras ("no es tiempo de hablar de candidaturas"), la política siempre está presente. Y la política electoral, también.

Hasta tal punto que, por ejemplo, el ex gobernador Miguel Lifschitz decidió salir del encierro microclimático de la Cámara de Diputados y empezar a recorrer un departamento por semana. Empezó por San Justo. ¿Terminará en una candidatura a senador nacional?

Perotti no quiere saber nada de inmiscuirse en esos temas, y prefiere concentrarse exclusivamente en la gestión. Al menos eso dice. Se sabe que todos están preguntándose qué pasará por la cabeza de la gente a la hora de votar.

Cuando lo peor haya pasado.

 

fuente: la capital

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