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20 de mayo de 2020

Medio vaso lleno: ahora es el momento de invertir para que no falte agua en el norte

La sequía genera complicaciones pero también oportunidades. Como realizar las obras necesarias para estar cubiertos cuando vuelvan a escasear las precipitaciones.

Juan Manuel Fernández | @jotafernan

El norte santafesino sufre actualmente un déficit de lluvias que -como ocurre periódicamente- amenaza la actividad de los productores pero al mismo tiempo les ofrece la oportunidad de realizar las obras necesarias para garantizarse agua en la próxima escasez.

El INTA, a través del documento “Gestión de los recursos hídricos en períodos de sequía”, detalló acciones y obras sugeridas según para los distintos ambientes: el domo occidental, la depresión central de los Bajos Submeridionales, Cuña Boscosa y margen Este sobre el Acuífero Puelche.

Uno de los autores, el ingeniero en recursos hídricos del INTA Reconquista Mario Basán Nickisch, explicó a Campolitoral que la situación combina napas deprimidas y salinizadas con la bajante extraordinaria del Paraná y complica no sólo la producción sino también algunos centros poblados. “Nosotros no sabemos hacer llover; pero sí cómo almacenar agua en épocas normales para tener las reservas necesarias para afrontar estos períodos”, explicó.

El especialista indicó que las lluvias están entre 30 y 50% abajo de la media en la región, según la zona, con repercusión tanto en ganadería como en agricultura. “Siempre, toda el agua que usamos es la lluvia”, dijo, y de eso dependen tanto las reservas subterráneas como las represas o aljibes. Y remarcó la importancia de aprovechar la oportunidad para disminuir riesgos futuros. “Estos son los momentos para poder hacer las obras; cuando la napa está baja y te permite hacer reacondicionamientos o construir obras para que cuando vuelva a llover puedan almacenar el agua y tenerla disponible cuando falten precipitaciones”.

Y no sólo se trata de sugerir obras -agregó- sino también de evitar malos manejos. “Disponemos de algunas tecnologías para recomendarle al productor qué hacer y, fundamentalmente, qué no hacer”. En ese sentido advirtió que a veces “se quieren adaptar accesos al agua que funcionan en otros ambientes pero no donde quieren hacerlo”. Por ejemplo en el Oeste de la región es posible aprovechar los “bolsones de agua dulce” pero no en el depresión central de los Bajos, donde se debe apuntar a “tanques de tierra sobre elevados”. Incluso mencionó la importancia de mezclar distintas aguas, de lluvia y salitrosa subterránea, para optimizar la producción. “Esto si uno lo maneja con eficiencia se traduce en dinero”, sentenció. 

Basán Nickisch relató que hubo intentos oficiales para promover la implementación de tecnologías como la “cosecha de agua” a partir de módulos de captación, pero hubo “muy poca adopción por parte de los productores”.  De lo que se trata, enfatizó, es de “sistematizar” los planteos. Por caso, si se cuenta con una represa disponer de un área de captación mantenida. “Es como un techo al aljibe”, señaló, porque no puede existir una cosa sin la otra. A pesar de que para muchos es “un área de sacrificio”, afirmó que “es muy importante trabajar una superficie para cosechar agua”.

En Paraguay, relató, los menonitas “calculan por cada 100 animales una hectárea sistematizada”. Pero acá “todavía falta machacar mucho”, sobre todo porque -además de resignar campo- implica inversiones por parte de los propietarios. “Funciona espectacular; y con las lluvias que tenemos, por más que caiga la mitad, sería lo que les llueve a los australianos o a los menonitas en Paraguay”, aseguró.

 

fuente: campo litoral

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