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OPINIÓN

21 de enero de 2018

Año decisivo para Macri y Lifschitz

Claves. El presidente está habilitado para competir por otro mandato, algo que quiere para sí el gobernador con la reforma constitucional. El futuro de Cambiemos y del Frente Progresista dependerá de las gestiones.

Mauricio Macri tiene la chance de ir por la reelección y analiza por estos días la posibilidad de utilizar esa opción. Miguel Lifschitz no tiene posibilidad de reelección, pero quiere tenerla. Por eso, estirará la definición sobre una reforma constitucional. Es 2018: sin buenas gestiones no hay reelección para nadie.

"No sé por qué dicen que marzo es el mes clave para la reforma constitucional. No es así. A lo mejor el proyecto se envía a la Legislatura más adelante, o a lo mejor no lo mando nunca", dicen que dice Lifschitz, quien sigue haciendo cuentas. "No es imposible, para nada", sorprende, cuando todo el contexto parece haberle bajado el pulgar a esa posibilidad.

Febrero será un mes clave para el gobernador, para la gestión. Y para la política santafesina. La oposición y los propios deberán resolver si rechazan el veto del mandatario a varios proyectos de ley. Por ejemplo, el diputado Rubén Galassi ha dicho que es su intención objetar el rechazo de Lifschitz a su proyecto sobre jubilaciones. "No pasa nada, no tendría que haber ninguna crisis", le quita espesor el gobernador a la cuestión.

El consenso fiscal y la reforma tributaria (temas consensuados con el gobierno nacional) deberían ser tratados por la Legislatura en febrero. Ambas, les están causando pérdidas millonarias a la administración provincial, municipios y comunas. En el caso del pacto fiscal, la Nación no le está enviando a Santa Fe los dineros del Fondo Sojero, Según pudo saber LaCapital, la provincia tiene tiempo para cobrarlo, retroactivo, hasta abril.

Como en un déja vú, por estas horas se tornan importantes las consecuencias futuras de una reunión que mantendrán Lifschitz y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La ola de muerte y violencia fuera de control en las zonas sur y sudoeste de Rosario motivó horas de reunión entre el titular de la Casa Gris y el ministro del área, Maximiliano Pullaro.

Otra vez, las disputas con la Justicia estuvieron a la orden del día. Hay malestar en el gobierno por la escasa presencia física de fiscales en enero, un mes donde siempre recrudece la violencia y la inseguridad. "Se toman vacaciones sin tener en cuenta los índices, que los tienen a mano", le dijo a LaCapital una muy alta fuente del Ejecutivo, que no es Pullaro.

En el encuentro de Lifschitz con Bullrich se hará un diagnóstico conjunto, sobre todo del control de armas y del accionar de la Justicia federal. "Logramos que 2017 sea el año menos violento, pero vuelve a imponerse la necesidad de un combate unificado", apunta un vocero oficial. Llama la atención que, pese al recrudecimiento de las muertes, no se pida, de manera urgente, la presencia de mayor cantidad de agentes federales.

A simple observación, parecería que la presencia de las fuerzas en los barrios más conflictivos disminuyó y que surgió cierto relajamiento por la difusión de algunos números. En materia de seguridad no hay "números positivos" que valgan. La seguridad —dicen los que saben— depende del cumplimiento de rutinas. Siempre.

Camino al 2019, es la seguridad, la disminución de la violencia, el mayor objetivo a cumplir de parte del gobierno provincial. No parece haber otro. En materia de obra pública hay una mirada positiva, porque, claramente, es uno de los objetivos visibles de Lifschitz. El mayor desafío de Lifschitz, además del tema violencia urbana y seguridad, es político.

Las revelaciones de esta columna sobre los intentos de una parte del oficialismo de proponer un frente amplio con sectores del massismo y Ciudad Futura generaron mucho revuelo en la profusa interna del Frente Progresista. La cuestión es de difícil pronóstico pero, en verdad, el oficialismo está trabajando en algunos nombres, sin perder de vista los movimientos en los rivales. O en el gran rival: el macrismo.

Por eso, al margen de lo que pretendan Lifschitz, Antonio Bonfatti y otras referencias menores de la coalición progresista, a medida que el tiempo pasó aumentó el precio de otras fuerzas. "El proyecto es ampliar el Frente, pero sin desperfilarnos. No vemos posible un acuerdo de partido a partido. Nosotros llegamos al gobierno, sacando al peronismo del poder, ¿y ahora vamos a ir en busca del PJ?", apunta un informante. Tal vez, las circunstancias hayan cambiado. Cambiamos.

Al iniciarse 2018, el propio gobierno nacional admite que perdió uno de cada cuatro votos que sufragó por Cambiemos en octubre. Es una buena noticia la admisión de esa mala noticia de parte de la Casa Rosada. Al margen del juego de palabras, asumir las falencias propias es el primer paso para poder mejorar.

Estos tiempos parecen ser los elegidos por la mesa ultra chica para tomar decisiones poco seductoras. Se lo comunicó a dirigentes del PRO un funcionario de Jefatura de Gabinete que desembarcó en Rosario. Además, de recomendar espacios de comunicación y qué cuentas seguir, el enviado de Peña dijo que a mitad de año empezará la campaña por la reelección de Macri. Y habrá, entonces, mejores noticias.

¿Irá Macri por la reelección o hará la gran Néstor Kirchner, quien prefirió en 2007 que lo suceda su esposa? De ese modo, se guardó una reelección para él. No la pudo utilizar por su muerte imprevista, hecho que impidió el "plan a 20 años" del que se jactaba, cuando discurría a solas con militantes de su espacio.

En los pasillos del círculo rojo se habla de las posibilidades de Vidal de suceder a Macri, si es que decide bajarse de la reelección. En esta columna ya se dijo que no hay que restarle chances a Marcos Peña, sus "ojos e inteligencia". Todo dependerá de cómo llegue Cambiemos a la instancia electoral de 2019.

Si Macri va por la reelección, el primer día de su segundo mandato —si es que triunfa— comenzará en Cambiemos la gran interna por 2023. Vidal, Rodríguez Larreta y Peña sacarán los boletos. No hay radicales a la vista, están como resignados a seguir siendo furgón de cola.

Fuente: LA CAPITAL

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