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24 de diciembre de 2017

Búfalos, la alternativa funcional

En los últimos años, el crecimiento de los rodeos bubalinos triplica en la Argentina al de la actividad bovina. Su leche, su carne y su cuero representan una nueva oportunidad para una nueva ganadería. Esta semana parte la primera exportación de carne a Chile.

Lo dijimos siete años atrás, cuando llegaron las primeras búfalas formoseñas al tambo de la Escuela Granja de Esperanza. Estos animales reunían un fuerte potencial como alternativa ganadera al bovino para los campos marginales de nuestra provincia. Por desgracia, todo ese ímpetu con el que arrancaba el emprendimiento no pudo escapar al golpe que sufrió la ganadería durante casi 10 años. Pero como suele suceder, el tiempo vuelve a poner las cosas en su lugar, por lo que en dicho establecimiento educativo están retomando el impulso inicial, fuertemente motivados por un grupo de docentes que se capacita, trabaja día a día con los animales, y apuesta a la diversificación y el agregado de valor. Además, a nivel nacional, el rodeo no para de crecer, y el doble propósito de leche y carne va pasando a ser una realidad concreta en muchos campos del norte. Entre los animales domésticos, el búfalo es uno de los más inteligentes. Según los especialistas, tiene la capacidad de adaptarse a las más diversas situaciones, desde los pantanos hasta las regiones con baja precipitación pluviométrica. “Son animales rústicos, con aparatos digestivos tan eficientes que consiguen extraer la mayor cantidad de nutrientes de pastos de baja calidad que los bovinos”, aseguran. Volver al búfalo Según la Méd. Vet. María Eugenia Ruiz, profesora de la materia de Producción de Ovinos, Cabras y Bubalinos, a diferencia de los bovinos, “los búfalos se adaptan muy bien a distintas zonas, sobre todo a los bajos con gran cantidad de agua”. También explica que son animales rústicos, que se adaptan a la alimentación, ya que pueden comer alimentos de menor calidad. “El color de su piel les permite protegerse del sol y resistir al calor, y sus glándulas sudoríparas también están diseñadas para esta función”. La docente actualmente llegó de una capacitación en Corrientes, donde se está incorporando mucha tecnología, trabajando con Inseminación Artificial y Transferencia de Embriones. “Nosotros no estamos lejos de eso, y tenemos la posibilidad de hacerlo. Acá se intentó inseminar pero no tuvimos buenos resultados. El posgrado nos ayudó a incorporar los conocimientos y revertir algunos errores”. Finalmente explicó que los búfalos se encuadran en la nueva tendencia de los “alimentos funcionales”, una metodología que permite alimentarlos para que produzcan una leche con ácido graso linoleico que puede prevenir ciertas enfermedades. “La leche y la carne tienen un gran potencial, su carne es muy magra, tierna y muy buena. El plan sanitario es igual al de los bovinos, e incluye brucelosis, aftosa y carbunclo”, sintetizó. Según el Méd. Vet. Antonio Baravale, a cargo de la rutina de ordeño, los animales se adaptaron muy bien, porque ellos venían de un lugar sin gente. “Acá están en una hectárea con una laguna y sombra, y empezamos a trabajarlos con boyero, sin perros ni caballos. Los alimentamos (dependiendo la altura del año), con rollos de baja calidad, con poca proteína y fibra, y en la época de pasto les parcelamos franjas para que vayan comiendo día a día. Las pariciones van de febrero hasta julio. La rutina de ordeño es similar a las vacas. Les sacamos de 5 a 6 litros diarios, pero podríamos llegar a 8”, explica, mientras alimenta con un marlo de maíz a Ernestina, pionera de aquella primer camada. En la etapa final, la leche se industrializa por los alumnos y se hace queso semiduro. Para el Ingeniero en Alimentos Dante Baroni, el desafío ahora es pasar a una etapa comercial. “Los estudiantes trabajan dos veces por semana en la planta de manufactura de leche, generando distintos tipos de queso. Esta leche tiene mayor porcentaje de grasa y proteína”, explica, y agrega que apuntan a un mercado de delicatessen. “Máquinas de meter carne” Al seguir con las consultas a los referentes en el tema, Campolitoral percibe un denominador común: la pasión. “Los búfalos son una máquina de meter carne”, dispara Gustavo Crudelli, pte. de la Asociación Regional de Corrientes y decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Corrientes. Explica que a nivel nacional el rodeo está creciendo, y ya superó las 150 mil cabezas. “Crece entre el 9 y el 10 % anual en forma sostenida, tres veces más que el bovino. A la vez ha crecido en forma muy importante el número de productores, pequeños y grandes. En Corrientes se hace la Expo Búfalos y eso ha hecho que haya una gran cantidad de productores, que hoy son más de 200. Este año se llevaron 700 animales al remate”, cuenta con entusiasmo. Para Crudelli hay una demanda muy importante. “En esta región tiene un alto porcentaje de tasa de preñez, muy baja tasa de mortalidad, y mayor peso al destete”. Con la oferta forrajera las bubillas (vaquillas) se preñan al año con 340 kilos. Y a los bubillos (novillos) en Esquina (Corrientes), los sacan con dos años y medio con 520 kg. de promedio, todo a campo. Según el productor, la primera revolución ganadera fue el cebú, que por su rusticidad, permitió la llegada de las razas Braford y Brangus. “Esta es la segunda revolución de la ganadería, con una demanda impresionante que así lo demuestra. La gente ya no lo ve como algo raro; hay frigoríficos que exportan, aunque todavía nos está faltando un mayor conocimiento de la especie. Yo sostengo que en base a la enorme demanda y sus resultados, no hay manera de competir con el bovino. Las hembras viven hasta los 22 años, con 18 años pueden dar de 10 a 12 crías y si se manejan mejor pueden dar todavía más”, asegura. Volver a la ganadería En San Vicente, sobre la ruta 34, Juan “Pocho” Broda insiste con su prédica a favor de estos animales. “Tenemos todo: los campos marginales donde el vacuno no puede lograr su potencial, tenemos los búfalos para empezar a criar, y están los mercados para exportar. Sólo falta preparar hombres emprendedores para volver a la cultura ganadera; y así poder aprovechar espacio improductivo sin ser competencia para el bovino”, explica con paciencia. “Es una alternativa económica importante para Santa Fe y todo el país. Es un animal fabuloso para hacer el mismo tonelaje de carne que la bovina sin tanto esfuerzo. Hay mercados, sobre todo aquel que busca calidad de vida”. Según “Pocho”, el bubalino viene a cubrir un bache donde no se cría el bovino: en los bajos, cañadas, donde el vacuno no puede demostrar su potencialidad. “Santa Fe tiene un gran potencial en los Bajos submeridionales, desde Cañada Rosquín hacia el norte, donde podemos criar búfalos con un 50 % o más de ganancia que con respecto a la vacas”. Broda asegura que según SENASA Santa Fe tiene 7.500 búfalos, atrás de Formosa, Corrientes y Chaco, pero que con más de 15 productores, es una de las provincias de mayor crecimiento del rodeo bubalino, siempre con las razas Murrah y Mediterránea. “No he conocido un animal con el que tengamos la posibilidad de hacer tanta carne en campos donde no hay nada. Tiene perspectivas buenísimas, pero noto que hay frialdad en la gente con la cultura ganadera, cuesta arrancar, cuesta todo, la ganadería es un trabajo de todos los días”, sostiene. Si vas para Chile Otro que no se puede sacar la camiseta de los búfalos es el Ing. Agr. José María Roca, del frigorífico “Logros”, de Río Segundo (Córdoba). Una planta de faena de 14.000 bovinos mensuales, con 850 tn. de cuota Hilton, quien le aclara a Campolitoral desde el inicio de la charla que al hablar de búfalos “es muy poco objetivo”. “Queremos llegar desde los campos de cría hasta las góndolas de Alemania”, proyecta. “Sumé a los búfalos hace 15 años con 14 hembras y un macho. Hoy debo tener más de 400 y otro proyecto en marcha en las sierras, a 900 metros de altura, con pastos duros”. Los Roca fueron creciendo con una fuerte presencia en Chile, luego de hacerles probar la carne y gestionar que SENASA los habilite como frigorífico para búfalos, desde hace 8 años. “En Córdoba, tenemos más de 3 millones de hectáreas aptas para esto, donde podríamos producir 10 mil toneladas de carne de búfalo. Después de remar contra todos los imponderables, conseguí que me autoricen el mercado chileno. Y la semana que viene estamos haciendo la primera exportación: unos 3.000 kg. de los 18 cortes, con precios cercanos al del novillo bovino, superiores al de la vaca”. Roca asegura que si hacemos un análisis FODA, se advierte que la peor amenaza en el manejo es el maltrato, “porque tienen la inteligencia de un caballo”. Pero con un banderín y un boyero los empleados capacitados hacen “lo que quieren” gracias a su mansedumbre. “Por eso hay que capacitar al personal, y luego el manejo es facilísimo. Luego, enseñar a cocinar, avanzar en la faena, investigar la salida del colágeno de los cueros de alta calidad, no quedarnos en la marroquinería”. Roca sostiene que otra amenaza es la falta de volumen productivo. “El europeo que compra una caja de lomo y quiere que sean todos iguales y es difícil enganchar un rodeo parejo, pero noto un cambio profundo en el norte con el búfalo, la consideración de la gente y los valores de los remates”. Números para el asombro La leche bubalina exhibe diferencias con respecto a la bovina. Posee 39,9 % más de sólidos totales, 95,9 % más de grasa, 25,6 % más de proteína y 1,7 % más de lactosa que la bovina. Posee además 33,5 % más de sólidos totales, 53, % más de grasa, 37,1 % más de proteína y 5,2 % más de lactosa que la cebuina. A su vez, su carne tiene 30 a 40 % menos de colesterol, 55 % menos de calorías, 11 a 17 % más de proteínas, 10 % más de minerales; y casi 100 % menos de grasa intramuscular. En la foto, un novillo búfalo de 12 años con 620 kg. de carne. Animal funcional Según la Cátedra de Sistemas Agroalimentarios de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, los alimentos funcionales contienen, además de los nutrimentos que intervienen en la actividad metabólica normal, componentes que pueden brindar beneficios adicionales a la salud. “Entre éstos se encuentran los carotenoides, la fibra dietética, los ácidos grasos omega 3, los fitoestrógenos, los probióticos y los prebióticos. La producción de estos alimentos contribuiría no sólo a mejorar la salud y la calidad de vida de la población, sino a un aumento en la rentabilidad de la producción”, sostienen en un informe. Fuente: El Litoral

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