SANTA FE
16 de octubre de 2025
Informe exclusivo de AIRE: la realidad entre el desmonte ilegal y la necesidad de Logroño, en el norte de Santa Fe

En el departamento 9 de Julio de Santa Fe conviven dos escenarios enfrentados: las 47 hectáreas de bosque nativo arrasadas y un pueblo con urgencia de puestos de trabajo.
En el norte de Santa Fe, un bosque nativo en zona roja fue talado para instalar una planta desmotadora de algodón, en lo que constituye un daño al medio ambiente de enormes proporciones.
Son 47 hectáreas arrasadas en un lugar donde la ley es clara y tajante: allí, la obra no puede avanzar. Lo único que queda es restaurar el daño, aunque lo perdido tarde décadas en volver.
Pero al mismo tiempo, en Logroño ansían esta instalación fabril, que prometió trabajo y movimiento económico para un pueblo que sufre el devenir del país y no ofrece a sus jóvenes perspectivas de crecimiento y progreso.
Hasta el departamento 9 de Julio viajó AIRE, para mostrar de manera directa estas situaciones y darles la posibilidad de explayarse a todos los protagonistas de este complejo entramado.
Lo que se perdió con la tala de 47 hectáreas de bosque nativo en Santa Fe
Dos preguntas surgen desde la mirada medioambiental: ¿Qué se perdió en el bosque nativo? ¿Por qué tardaría décadas en recuperarse?
Gonzalo Robledo, asesor privado en Manejo Sustentable de Bosques Nativos, dio detalles sobre esto. “Allí hay especies como el quebracho blanco, la particularidad de dos quebrachos colorados (el santiagueño y el chaqueño), también el algarrobo, y otras especies de madera muy densa que demoran mucho en crecer. Son árboles muy longevos los que fueron talados, que pueden tener hasta más de 300 años”.
“Creo que, si hay que definirlo, esto es un crimen. Pero además es muy tonto, porque en las imágenes se ve que pegados a este lote hay otros que son agrícolas, por lo que hubiera sido mucho más racional, incluso considerando el valor de las labores, ocupar otro lote y no ese. Es un poco absurdo”, explicó el especialista.
Las necesidades de la comunidad de Logroño, en la provincia de Santa Fe
Del otro lado está la comunidad. Un pueblo pequeño, de mil habitantes, que sufre la falta de empleo y ve partir a sus jóvenes en busca de oportunidades. Para ellos, la desmotadora prometía setenta puestos de trabajo y una esperanza de futuro.
“Yo creo que hay posibilidades de que se pueda seguir adelante con la obra. Y aparte tengo entendido que puede existir una reforestación, que a la empresa se lo pide Medio Ambiente también. Es una obligación que tiene, un deber ahora la empresa, de reforestar. También hay una excepción que se puede hacer a través de Medio Ambiente de la Nación”, explicó Mariana Cardozo, la presidenta comunal de Logroño.
“Yo pido que la empresa pueda retomar su trabajo. Y ante esta situación, no voy a bajar los brazos, voy a llegar hasta donde tenga que hacerlo, porque considero que es una fuente importante de trabajo para Logroño. Es un antes y un después para nosotros”, sentenció con firmeza y sinceridad la funcionaria.
El desmonte del bosque nativo y el futuro de la empresa en Logroño
La comuna condena lo ocurrido y defiende el ambiente, pero al mismo tiempo reclama trabajo para su gente. Y la empresa busca continuar con su expansión.
Precisamente, Martín Celador, presidente de Algo Servicios S.A., la desmotadora de algodón, trazó sus perspectivas de lo que puede pasar. “Yo soy optimista, porque creo que trabajamos de forma honesta. No hacemos cosas raras. Somos una empresa generando trabajo. Realmente no veo que generemos un perjuicio tan grande o tan malo que no se pueda realmente resolver. Más allá del ambiente”.
Sin embargo, la ley no deja margen: en ese terreno, el proyecto no puede seguir. ¿Cuál va a ser entonces la determinación de la empresa?
“Te voy a ser sincero, porque yo además de ser el presidente de la empresa soy socio junto a otras dos personas. Esta instalación en Logroño a nosotros nos genera una responsabilidad más y muy grande. Más trabajo y menos tiempo con nuestras familias. Si esto se obstaculiza y nos dicen que no se puede hacer, yo en lo personal no lo haría en ningún otro lado. Se invirtió mucha plata, se invirtió mucho ahí. Y además no compartiría la decisión, tendría que aceptarla, pero no la compartiría. Yo realmente no lo haría en otro lugar, porque no lo veo posible y no creo que lo justifique”, manifestó de manera tajante el empresario.
Esta es la realidad en Logroño, en el norte de la provincia de Santa Fe. Allí hay dos fuerzas enfrentadas: un bosque nativo que no puede volver a caer, y un pueblo que no quiere volver a perder.
Fuente: Aire Digital

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