SANTA FE
2 de octubre de 2025
Informe exclusivo de AIRE en el desmonte ilegal en Logroño, provincia de Santa Fe: cuando el bosque calla

AIRE viajó a Logroño, donde una empresa taló y quemó 47 hectáreas de bosque nativo para instalar una planta fabril. Primera entrega de una serie de crónicas con todas las voces sobre el daño medioambiental y el impacto económico en la gente del pueblo de Santa Fe.
En el norte de la provincia de Santa Fe se cometió un daño muy grave al medio ambiente que demandará décadas para poder repararse. De un total de 100 hectáreas, 47 fueron arrasadas por el desmonte ilegal. Hoy solo quedan restos de árboles caídos, ramas partidas y tierra con cenizas, donde antes hubo un bosque.
Todo comenzó a fines de 2024, cuando una empresa compró los terrenos con la intención de instalar una planta desmotadora de algodón en Logroño, departamento 9 de Julio.
A principios de 2025, iniciaron los desmontes sin contar con la autorización del Ministerio de Ambiente. En marzo, el Ministerio constató que se habían omitido advertencias previas. En mayo, tras corroborar la situación en el terreno, el organismo provincial dispuso el cese inmediato de la actividad, aplicó una multa y presentó una denuncia formal.
Un bosque nativo que tardará décadas en recuperarse en Santa Fe
La provincia de Santa Fe cuenta con 1.747.059 hectáreas de bosques nativos, apenas el 14 por ciento de su territorio.
De ellas, 375.491 hectáreas son Categoría I, de máxima protección, y 1.371.568 hectáreas son Categoría II.
El bosque de Logroño formaba parte de la ecorregión del Chaco Seco, hogar de algarrobos, quebrachos colorados y blancos, guayacán, itín, ñandubay… y arbustales de atamisqui y tala.
Un ecosistema único, convertido en un cementerio verde que tardará décadas en recuperarse.
“Nunca se nos informó que el terreno estaba en una zona roja”
Martín Celador es el presidente de Algo Servicios S.A., la empresa desmotadora de algodón que, en su proyecto de instalar una planta cercana a Logroño, taló y quemó las 47 hectáreas de bosque nativo.
“El vendedor nunca nos dijo que el campo se encontraba en zona roja. Sí nos preguntó para qué era, porque no quería un proyecto agrario sino uno industrial. Nosotros siempre fuimos claros que era para una desmotadora de algodón, porque es lo que hacemos”, aclaró el empresario.
“Evaluamos otros terrenos y para elegir tuvimos en cuenta distintos factores, como por ejemplo la cercanía con el pueblo y la altura del terreno, por posibles inundaciones futuras. Pero nunca se nos informó que no se podía talar, que se trataba de una zona roja. Es verdad que tampoco nosotros consultamos. Nos enteramos después de la clausura”, explicó.
El cuidado del medio ambiente y la promesa de puestos de trabajo para el pueblo
Mariana Cardozo es la presidenta comunal de Logroño. En su análisis conviven la expectativa inicial por la llegada de una empresa a la zona con la decepción actual por la clausura debido al desmonte ilegal.
“No considero que lo que sucedió haya sido un error de la comuna. La empresa tomó la decisión de hacer esto, que es un acto gravísimo. Nosotros estamos a favor del medioambiente, pero también de la gente”, indicó la funcionaria.
“La empresa cometió un error, pero nosotros no nos podemos hacer cargo de eso. Es algo que tienen que solucionar Medioambiente de la Provincia y esta empresa”, sentenció.
El bosque arrasado en Santa Fe y las consecuencias ecológicas y legales
Lo concreto es que las 47 hectáreas destruidas estaban en zona roja, donde el desmonte está prohibido por ley.
Aun así, fueron arrasadas para construir una desmotadora de algodón que prometía generar empleo para 70 personas.
Pero la Ley de Bosques y la Ley General del Ambiente son claras: además de prohibir desmontes en áreas protegidas, exigen la restauración del daño ambiental.
Porque arrasar un bosque no es solo un delito: es una deuda con el futuro.
Fuente: Aire Digital

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