OPINIÓN
11 de agosto de 2025
El día que el radicalismo eligió suicidarse

El día que el radicalismo eligió suicidarse
El periodismo, dicen, escribe la primera versión de la historia. No pretendo sentenciar verdades absolutas, pero sí dejar constancia de un hecho que, a mi juicio, marca un punto de inflexión: el radicalismo en Córdoba, y tal vez más allá, parece haber firmado su propia acta de defunción. No es una afirmación categórica, sino una observación sobre un proceso que, por su torpeza y desavenencias internas, apunta a la autodestrucción de un partido centenario que, aunque debilitado, aún conserva un peso significativo en la política argentina.
El radicalismo no está condenado a la eternidad. Los partidos políticos, como cualquier organismo, nacen, crecen y, a veces, mueren. En Argentina, la Unión Cívica Radical (UCR) perdió relevancia en muchos rincones del país, aunque mantiene una representación parlamentaria notable, gobierna provincias y, en Córdoba, lidera más de 150 intendencias y comunas. Sin embargo, lo que está ocurriendo en esta provincia, cuna de históricas batallas radicales, es inédito: un partido que, por desacuerdos y una torpeza política casi caricaturesca, parece elegir su propia extinción.
Repasemos los hechos. El cierre de alianzas para las elecciones de 2025 expuso la fractura interna del radicalismo cordobés. Las dos principales facciones, lideradas por Rodrigo de Loredo y Ramón Mestre, no lograron consensuar ni siquiera las reglas básicas para dirimir sus diferencias. Un congreso provincial, dominado por De Loredo en una proporción de 2 a 1, resolvió que el radicalismo formaría alianzas y postularía a De Loredo como primer candidato.
Mestre, sin embargo, insistió en elecciones internas, un derecho que, según el juez federal Vaca Narvaja, le asistía legalmente, aunque el tiempo para organizarlas fuera exiguo. Así, se inscribieron dos listas para una interna que nadie creía viable, pero que formalmente estaba convocada para este domingo.
Lo que siguió fue un giro surrealista. Ayer, en el cierre de listas, De Loredo, quien controla el aparato partidario, decidió retirar su lista, dejando a la de Mestre como la única representante oficial del radicalismo. Esta mañana, Marcos Ferrer, presidente del partido y aliado de De Loredo, descalificó la maniobra de Mestre, diciendo que se quedó con "un sello de goma".
Sin embargo, el comité provincial, alineado con De Loredo, podría no respaldar esa lista y, en un giro aún más insólito, apoyar a De Loredo si logra colarse como candidato en la lista libertaria, quizás por decisión de Karina Milei. Así, en octubre, podríamos ver una lista radical encabezada por Mestre y, al mismo tiempo, un candidato radical en la boleta de los libertarios. Un enredo que roza lo tragicómico.
El radicalismo, por no acordar ni las reglas del desacuerdo, se desangra en público. La UCR, que alguna vez marcó la cultura cívica argentina con figuras como Yrigoyen, Illia o Alfonsín, parece en Córdoba atrapada en una danza autodestructiva. Si este es el epílogo del radicalismo, no será por la fuerza de sus adversarios, sino por la incapacidad de sus líderes para ponerse de acuerdo. Y eso, en política, es lo más parecido a un suicidio.
Fuente: Cadena 3

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