POLITICA
20 de junio de 2025
Cristina Kirchner le puso la tobillera al peronismo

La ex presidenta promete volver. Lo hace sometiendo al partido Justicialista a su improbable estrategia de redención personal.
El Partido Justicialista no está en el poder. La consigna "vamos a volver", lanzada por Cristina Fernández de Kichner, implica someter la propuesta electoral del peronismo a una personal estrategia penal, ciega de todo horizonte jurídico en la República.
La ex presidenta prometió en su discurso un regreso "sin violencia". Sólo en una democracia iliberal -donde la cantidad de votos está por sobre la ley- es concebible la ingeniería por la libertad de una condenada con sentencia firme.
El kirchnerismo se pretende por encima de la Constitución. Esa es la base de la acusación a Horacio Rosatti por "traidor".
En sus extremos, el movimiento no admite que el peronista ex intendente de Santa Fe se comporte como un juez de la Corte Suprema de Justicia, órgano independiente del Estado de Derecho, al que Cristina Fernández descalifica (se entiende por qué) como rémora monárquica.
La ex presidenta es una condenada que afronta acusaciones más serias y comprometedoras en la causa Cuadernos (asociación ilícita, cohecho pasivo, cohecho activo, admisión de dádivas y encubrimiento); en Hotesur-Los Sauces (lavado de dinero y asociación ilícita) o en la causa del Pacto con Irán (encubrimiento agravado y estorbo de un acto funcional). Hay más.
Identificar a Javier Milei con los fracasos de José Alfredo Martínez de Hoz o Domingo Cavallo, asociarlo al Partido Judicial que va contra el pueblo, la historia y la patria, es -al menos hoy- un exceso de imaginación. Sí que puede fracasar la gestión libertaria; pero esa es una posibilidad que no constituirá redención judicial para Cristina.
Además hay que tomar nota: el día en que se llena de opositores la plaza de Mayo porque su líder está condenada, el dólar baja, los precios no se disparan, no hay corridas contra los bancos y el ministro de Economía celebra el sostenido superávit fiscal.
¿Quién será el primer candidato del PJ a legislador provincial por la tercera sección electoral en la provincia de Buenos Aires?
La pregunta puede parecer intrascendente; ese distrito tiene 4,9 millones de electores, dos millones más que toda la provincia de Santa Fe. Con esos votos el kirchnerismo hace alquimia, ensayando horizontes inconcebibles. Pero a los votos hay que contarlos en las urnas, no en el padrón.
Máximo Kirchner o Carlos Zanini no parecen ser portadores del atractivo necesario; José Mayans encabeza un bloque de senadores que ya comenzó a desgranarse; la CGT no asistió "orgánica" a la plaza; Axel Kicillof procura que La Cámpora no le deje terrenos inermes.
El peronismo nacional no carece de líder, pero nunca tuvo a alguien que esté presa por delincuente.
Aunque su último dispositivo -la gestión de Alberto Fernández- habla por sí mismo, Cristina se percibe como estratega excluyente, en uso de la lapicera que arma las listas.
Lo hace especulando con el error de la reforma constitucional del '94, que eliminó el colegio electoral a favor del mayor peso relativo en la concentración poblacional. Hace un cálculo posibilista de su carrera política. ¿In extremis?
Portador del estandarte de la justicia social, el peronismo tiene hoy un desafío: proponerse ante el electorado bajo los condenados límites de una tobillera.
Fuente: El Litoral

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