AGRO
21 de abril de 2025
Autocrítica: el agro y sus desafíos más allá del cepo y la política

Aunque la reciente flexibilización cambiaria trae alivio al sector, no garantiza transformaciones profundas. Para lograrlas, el productor debe revisar su rol, asumir responsabilidades y construir una estrategia colectiva con mirada de largo plazo.
El viernes 11 de abril conocimos una de las noticias más relevantes en materia económica de la gestión de Javier Milei y Luis Caputo: FMI mediante, la Argentina comienza a salir, con algunas limitaciones, del cepo cambiario que tanto perjudicó a las actividades productivas de nuestro país, entre ellas el agro.
Por qué el campo necesita algo más que medidas económicas
El “campo” es la principal actividad generadora de riqueza que tenemos y por lo tanto, la medida anunciada es una excelente noticia para el sector.
Sin embargo, pareciera que el objetivo del gobierno no pasa por “dar buenas noticias” sino por convertir en enemigos a los amigos.
A esta altura del gobierno de Javier Milei, nadie puede poner en dudas que “el campo” ha sido un aliado incondicional. Ello, a pesar de que las señales que se le dieron no han sido las mejores.
Sin embargo, no todo es responsabilidad de los gobernantes.
Ese universo de personas, regiones, empresas a las que se denomina genéricamente “el campo”, se compone de ciento de miles de actores con diferentes características y son los que inciden directamente en el desarrollo de nuestros pueblos y ciudades.
A ningún otro actor socioeconómico se le trata de imponer qué hacer con sus recursos como al agro y particularmente a los productores, los más castigados por las políticas públicas de los últimos 60 años.
Pero, debe asumirse que también el “campo” tiene sus propias responsabilidades.
Autocrítica y estrategia: el desafío interno del agro
Es conocida la incapacidad para diseñar una defensa adecuada de sus intereses que tienen los productores. Por ejemplo, a la hora de implementar una estrategia comunicacional que difunda los problemas sectoriales.
Como la clase política define sus decisiones en función del reclamo mayoritario de la comunidad que los elige, es importante dividir el mensaje del agro: hacia adentro del propio sector y hacia afuera de este.
Aún falta trabajo de base hacia adentro para avanzar en una mejor defensa. Esto exige profesionalizar y capacitar a los dirigentes, pero también que los productores se involucren y comprometan con su realidad gremial.
Una defensa sectorial sólida requiere que el propio sector financie esa defensa. De otra manera es muy difícil que el campo tenga posibilidad de proteger sus propios intereses y necesidades. Para ello hace falta financiamiento transparente y adecuada asignación de los recursos.
Es decir, si los productores no están dispuestos a costear su defensa no pueden esperar que alguien más lo haga por ellos.
Campo y sociedad: una relación que necesita reconstruirse
Pero no sólo con capacitación, tecnificación y defensa se mejora la realidad del sector. También es vital la integración con la sociedad, fundamental para cambiar cualquier política que se quiera modificar en la Argentina.
Para ser claros, aunque signifique ser duro: el campo por sí sólo, sin el apoyo del resto de la comunidad nacional, no va a conseguir ningún cambio político profundo y durable en su favor.
Integrarse con la sociedad implica asumir y reconocer los problemas más allá de la tranquera; la realidad socioeconómica y política en la que está inmerso. Sin ello la salida será muy dificultosa.
También es importante asumir una autocrítica. Si el campo sigue yendo con sus planteos por el mismo camino que en los últimos años el resultado no va a ser distinto.
Por esta vía prácticamente no se ha conseguido nada, ningún cambio a favor del sector. Hay que dejar de insistir por caminos que han fracasado, asumiendo los errores cometidos y diseñando una estrategia global de corto, mediano y largo plazo.
Cómo puede el agro influir en las decisiones políticas
El productor además debe saber cuáles son las limitaciones actuales. No pretender que de hoy para mañana, con un simple cambio de dirigentes políticos, se reformule la realidad del sector.
Otro mensaje a construir hacia afuera de la tranquera, es que todos los productores no son iguales, pero sí que las grandes cuestiones afectan a todos por igual.
La decisión política va a llegar siempre y cuando haya un reclamo de la sociedad. El político actúa por el poder; y el poder son los votos. Entonces siempre se va a tomar una decisión cuando haya un reclamo claro de la sociedad. Reclamo que hoy en día el campo no puede generar.
Lo que sí tiene el campo son los votos, lo que pasa es que no los sabe hacer valer. Un sector que aporta, a través de su inversión y gasto más de 55 mil millones de dólares por año, que ocupa el 36% de la mano de obra activa, que representa el 64% de las exportaciones del país, no puede seguir diciendo que no tiene votos.
Economía y representación: lo que el campo debe replantearse
La representación gremial de los productores debe lograr que la población comience a pensar en el campo como su amigo, no como su enemigo. Implica cambiar el pensamiento que actualmente tiene la mayoría de la sociedad sobre el sector.
Para esto hay que mirar más allá del corto plazo y diagramar propuestas en común para todos los grandes temas que sabemos que hoy nos preocupan. Esto exige bajar el protagonismo “funcional” de la dirigencia, que hace que opinen de cualquier cosa, que hablen de cualquier cosa, y en esta oportunidad (con pocas excepciones), con un nivel nunca visto de sumisión al poder de turno.
Con esta conducta no obtendrán ninguna solución para el problema de sus representados.
Fuente: InfoCampo

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