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MAQUINARIA AGRICOLA

21 de abril de 2025

“Podría destruir el futuro”: las multinacionales se plantaron contra la importación de maquinaria usada

AFAT, la asociación que representa a las empresas internacionales que fabrican maquinaria agrícola en Argentina, expresó que esta decisión “abrupta” del Gobierno, “impide una competencia genuina”, entre otras críticas.

La Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros Equipamientos Agrícolas e Industriales (AFAT) dio a conocer este viernes un duro comunicado en el que expresó su rechazo a la decisión del Gobierno nacional de habilitar de manera “irrestricta” las importaciones de maquinaria usada.

“Una decisión abrupta que podría destruir el futuro del sector agrícola”, dijo, sin reparos, la entidad que nuclea a las empresas internacionales que operan en el país: Agrale, Massey Ferguson, Challenger, Valtra, CASE IH, New Holland, CLAAS, FPT, Jacto, John Deere y Stara.

Si bien AFAT reconoció que aboga por la libre competencia y coincide “plenamente” con las expresiones del ministro de Economía, Luis Caputo, cuando afirmó que la idea es que la sociedad pueda acceder a mejores bienes a mejores precios, consideró que “hay que ser cuidadosos en cómo se llega allí”.

“No se debe pasar de un extremo al otro, ya que se estaría favoreciendo a un sector de la sociedad en detrimento de emprendimientos e industrias que están en el país hace muchísimos años lidiando con impuestos injustos”, criticó la Asociación.

LAS IMPORTACIONES DE MAQUINARIA AGRÍCOLA, NUEVO EJE DE POLÉMICA

Para AFAT, lo que sucede entonces es que se trata de “una medida que impide una competencia genuina, ya que introduce una clara asimetría entre la producción y distribución local”.,

También sostuvo que la importación de maquinaria usada es un peligro porque “no cuenta con garantía ni trazabilidad alguna, y proviene de economías subsidiadas y con cargas sensiblemente menores, tanto en materia fiscal, como en costos laborales; condiciones superiores en financiamiento y promoción de la producción y de la comercialización; en los seguros y en la logística”.

Otro aspecto que cuestionaron desde AFAT es que en los países que exportan este tipo de maquinaria se trata de mercadería de descarte ya amortizada, “por lo cual su valor de exportación es tan bajo que ningún arancel extrazona logra compensarlo como para asegurar una competencia justa, afectando así tanto al mercado local de usados como a las operaciones de compra de maquinaria nueva con retoma de usados”.

En ese sentido, la entidad recordó que en nuestro país entre el 60 y 75% de las ventas de equipos nuevos (dependiendo el segmento) contempla la toma de usados como parte de pago.

“Con esta medida, como lo demuestra la experiencia en otros países que tomaron caminos similares, habrá una consecuencia directa sobre la demanda de maquinaria nueva, y por ende sobre la actividad de los fabricantes, proveedores de materiales e insumos, servicios y distribuidores”, resaltó.

Por eso, opinó además que la introducción “irrestricta” de maquinaria usada, no solo atenta contra la renovación tecnológica, sino que “genera un desequilibrio estructural en el ecosistema productivo en Argentina, cuyas consecuencias exceden lo estrictamente comercial”.

Para AFAT, “afectan al empleo; la productividad agropecuaria; la sustentabilidad ambiental y la sanidad fitosanitaria; la seguridad operativa de la maquinaria y de los trabajadores rurales, el transporte y logística asociadas; y la prevención de actividades fraudulentas e ilegales vinculadas al lavado de dinero”.

“En síntesis, tiene el potencial de generar un impacto devastador porque no solo pone en riesgo la posibilidad de incrementar, o sostener, los U$S 45.000 millones de exportaciones que la agroindustria aporta, y uno de cada cuatro pesos del PBI nacional, sino que también representa una amenaza para los 3,5 millones de empleos directos e indirectos que dependen de esta cadena”, profundizó.

RENOVAR LA MAQUINARIA AGRÍCOLA, PERO CON COMPETITIVIDAD LOCAL

Por todos estos motivos, “AFAT expresa su profunda preocupación por la eliminación abrupta del Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU) para maquinaria agrícola”, señaló la Asociación.

E insistió en que “la forma de implementación de esta medida establecida en el Decreto 273/25 generará impactos económicos, sociales y ambientales adversos significativos para el país”.

De todos modos, tendió un puente hacia el Gobierno al subrayar: “Seguimos convencidos de que a través del trabajo conjunto público-privado, podremos colaborar en el desarrollo de políticas que promuevan el crecimiento sostenible del sector agrícola y fortalezcan nuestra economía y sociedad, manteniendo a la Argentina en el camino hacia la competitividad global”.

“Estamos a disposición de todas las autoridades del país para encontrar una solución que beneficie a todos los actores involucrados”, remarcó.

Esto, sobre la base de que, para AFAT, Argentina tiene todas las oportunidades para ser el país más eficiente del mundo en producción agropecuaria, para lo cual requiere modernización y tecnología.

Pero, “la competitividad de la fabricación local se logra bajando el costo argentino (matriz impositiva, costos laborales, etc.). Importar equipos usados, subsidiados y obsoletos nos alejan de esa meta”, repitió.
En este sentido, repasó que las empresas que forman parte de AFAT “son protagonistas esenciales de la producción agropecuaria argentina, y llevan invertidos miles de millones de dólares, desde hace más de cinco décadas, en el desarrollo, fabricación local y distribución de maquinaria agrícola de última generación, ofreciendo equipos cada vez más eficientes y sustentables”.

Además, le señaló al Gobierno que “brindan servicio 24×7, con presencia en más de 500 puntos a lo largo y ancho del país, con 12 plantas fabriles instaladas en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba y generando 16.700 empleos entre plantas, red de distribución y proveedores”.

Por último, en otro punto que coincidió AFAT es en la necesidad de renovar el parque de maquinaria agrícola nacional, como paso “esencial” para aprovechar los desarrollos tecnológicos que generan saltos de productividad inmediatos y mantener estándares de calidad y seguridad.

“Comparativamente una máquina nueva es, como mínimo, un 25% más productiva que la que se utilizaba 10 años atrás. Dada la antigüedad del parque de maquinaria agrícola argentino, donde más del 70% las cosechadoras tienen más de 10 años de antigüedad, al igual que el 80% de los tractores, Argentina está frente a una oportunidad inmediata para incrementar su producción y exportaciones de una campaña a otra sin incrementar el área sembrada”, afirmó.

Fuente: InfoCampo

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