OPINIÓN
1 de marzo de 2025
Una asamblea legislativa a la medida de la desconfianza de Milei

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Dicen que no hay prenda que se parezca al dueño. Este sábado a las 21 horas, el presidente Javier Milei se dirige al país en un discurso que promete ser tan polémico como su figura.
La transmisión, que podrá seguirse en todas las plataformas de Cadena 3, permitirá a todos los ciudadanos escuchar y ver lo que se dice en un momento que debería ser de reflexión y diálogo. Pero, ¿realmente se trata de un acto institucional o es un espectáculo más de la política actual?
Desde el inicio de su gestión, Milei demostró una aversión particular hacia ciertos sectores de la sociedad, lo que se traduce en un ambiente de tensión que se siente en el aire.
Recordemos su reacción ante el público que tosió durante el debate presidencial de 2023 con Sergio Massa, donde interpretó esa tos como una agresión premeditada. Este tipo de fobias no son nuevas en la política, pero alcanzan un nuevo nivel con la administración actual. La falta de tolerancia hacia la crítica y el disenso es un rasgo distintivo de su gobierno.
El control de la cobertura mediática también es un tema de debate. La transmisión del discurso presidencial estará bajo el control del Gobierno nacional, lo que genera dudas sobre la objetividad de lo que se mostrará.
Ya fuimos testigos de cómo se ha manipulado la cobertura en el pasado, especialmente durante la era kirchnerista. En esa época, se enfocaban los aplausos y se ignoraban las reacciones de descontento de la oposición.
Ahora, parece que los libertarios están listos para aplicar la misma estrategia. ¿Esto convierte el acto en un evento de interés nacional o simplemente en un acto partidario? La respuesta es clara: se transforma en un espectáculo sesgado, controlado por las fobias del Presidente.
Sin embargo, la situación no se limita a la figura de Milei. Varios bloques, incluidos el kirchnerismo y otros partidos, decidieron no asistir a esta asamblea. Esta decisión, a mi juicio, resulta en una irresponsabilidad política considerable.
Los diputados y senadores tienen la responsabilidad de representar a sus votantes, y eso incluye estar presentes en este tipo de eventos. La ausencia de los opositores no solo es una falta de respeto hacia el cargo que ocupan, sino que también niega la representación a millones de ciudadanos que confiaron en ellos.
Aunque uno esté o no de acuerdo con las políticas o el estilo de Milei, la obligación de los legisladores es escuchar su discurso. Ignorar esta responsabilidad es un acto de desdén hacia la democracia. Los senadores y diputados deben estar presentes para poder criticar y cuestionar posteriormente, pero su ausencia envía un mensaje de desinterés hacia quienes los eligieron.
Otro aspecto a considerar es la selección del público que asistirá al evento. Se corre el riesgo de que se invite a un grupo selecto que no represente a la ciudadanía en su totalidad. La idea de llevar a "barra bravas" propios para aplaudir solo crea un ambiente artificial que no refleja la realidad del país. Este tipo de prácticas alimenta la desconfianza y la inseguridad en la política, y el sábado será un claro ejemplo de ello.
Lo que realmente importa de este evento es el contenido del mensaje que Milei transmitirá y las reacciones que genere. El discurso es uno de los actos más importantes en cualquier democracia y es importante que se lleve a cabo en un ambiente de respeto y pluralidad. La escenografía que rodea este acto, sin embargo, parece estar más enfocada en crear un espectáculo que en fomentar el diálogo y la participación ciudadana.
El país estará atento este sábado a lo que Javier Milei tenga que decir. La expectativa es alta y las reacciones serán variadas. Sin embargo, es fundamental recordar que, más allá de las fobias y las estrategias comunicacionales, la política debe ser un espacio de debate y construcción colectiva. La democracia se nutre de la diversidad de opiniones y la participación activa de todos sus actores.
Fuente: Cadena 3

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