Las cifras son reveladoras: el consumo de pollo alcanza los 49,3 kilos por habitante, mientras que el de carne vacuna se sitúa en 48,5 kilos. Aunque la diferencia es mínima, representa un cambio de paradigma en un país que ha sido conocido por su alto consumo de carne vacuna. Ya el año pasado se anticipaba que, si esta tendencia continuaba, el 2024 podría marcar este hito.

Es fascinante observar que entre 1950 y 1980, el promedio de consumo de carne por habitante era de 84 kilos al año. Esta cifra pone de manifiesto la notable disminución en el consumo de carne vacuna en las últimas décadas. A pesar de esta caída, Argentina sigue siendo el país con mayor consumo de carne vacuna en el mundo, superando a Brasil por 10 kilos por habitante.

El incremento en el consumo de pollo también posiciona a Argentina como el sexto país en consumo de pollo por habitante a nivel mundial. Además, se observa un aumento en el consumo de carne de cerdo, lo que reconfigura la manera en que los argentinos consumen carne. En promedio, se consumen cerca de 120 kilos de carne por habitante al año, pero la distribución entre las diferentes carnes ha cambiado drásticamente.

El motivo detrás de este cambio se relaciona, en gran medida, con el precio. Hace 30 o 40 años, el pollo era considerado un producto caro. Hoy, con el precio de la carne vacuna alcanzando los 13 o 14 mil pesos por kilo, el pollo se convierte en una opción más accesible, costando alrededor de 7 mil pesos por kilo. Esta diferencia de precio impacta directamente en las decisiones de consumo de los argentinos.

Una encuesta reciente revela que el 49,19% de los encuestados sigue prefiriendo la carne vacuna, mientras que el 33,83% opta por el pollo. Sin embargo, el costo y el rendimiento de cada tipo de carne están llevando a muchos a elegir el pollo y el cerdo por encima de la carne vacuna, que sigue siendo la más buscada en ocasiones especiales, como el asado.

Fuente:Cadena3