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19 de octubre de 2024

¿La Bolsa es timba?

Especular no es una mala palabra. Creo que a veces es una necesidad en la vida. Todos especulamos. Cuando uno decide, por ejemplo, irse a vivir a Buenos Aires, especular es tomar una decisión en el presente sobre el futuro sin tener la más pálida idea de lo que va a pasar. Es como que te la jugás en algún aspecto.

Y después sí, se separa la timba, si dependés del azar o dependés del racionalismo. Y yo creo que ahí hay una división importante. Sobre todo quería meter este tema en algo que se viene comentando: esquemas Ponzi, plataformas, vení a hacerte rico, es fácil ganar plata, te doy el 1% diario, 2% diario, seguime a mí que te hago millonario. Eso no me gusta. Siempre digo lo mismo, la plata se hace trabajando, esforzándose con mérito y demás. Los ahorros se pueden administrar de otra manera.

Y ahí es donde la Bolsa no es timba. Obviamente tenés decisiones que tomas hoy con respecto al futuro. Si creés que en el futuro, porque lo ves en tus hijos y las generaciones modernas que están todo el tiempo con el celular, te vas a hacer socio de una empresa que fabrique algo que les interese, eso es una decisión racional. No sé si le va a ir bien o mal, pero hay ejemplos de empresas que han multiplicado su valor, como Mercado Libre o Google.

En el fondo, me gustaría instalar esta idea: invertir es transformar el ahorro en inversión productiva. Vos ahorrás 100 dólares y los transformás en capital de trabajo de una empresa. Esa empresa puede ir muy bien o puede ir mal. Timba es poner en rojo y salir o perder. Depender del azar tiene un 50% de probabilidad. Esa es la discusión. La probabilidad de ocurrencia de un hecho es nuestra profesión. Si la probabilidad de riesgo es alta, la renta será fuerte; si es baja, la renta será menor.

La educación financiera en Argentina existe. Los argentinos de finanzas sabemos mucho. En un taxi, te preguntan sobre los pasivos remunerados del Banco Central. Estamos sobreinformados, pero falta encauzarlo en algo más productivo, no tanto azar, ni confiar en milagros.

Me quedé azorado con lo que ha pasado con las estafas piramidales a través de plataformas que no operan en Argentina. La red permite operar en cualquier lugar. Un ejemplo es la gente que pone dinero en estas plataformas, con la esperanza de recuperar más. La cantidad de personas que invirtieron ahí es preocupante. Esto no tiene que ver con la inversión, sino con una especie de realismo mágico de que se puede salvar sin trabajar.

Hay historias duras detrás de esto. La necesidad es un factor común en estos procesos. Muchas veces, alguien asume riesgos porque no llega a fin de mes. La gente busca un milagro, como ganar la lotería. El ser humano tiende a creer que puede ser el afortunado. Sin embargo, las probabilidades están en contra.

El segundo punto es la economía informal. Muchas personas tienen dinero que no rinde, no quieren tenerlo en un banco, y eso las hace vulnerables a estafas. Ante el miedo, aparece el estafador que promete rendimientos altos. Muchos no denuncian porque no pueden justificar de dónde salió el dinero. Esto también es aprovechado por los estafadores.

La avaricia del ser humano juega un papel importante. A veces, la gente cree que puede hacerse rica mágicamente. La historia de alguien que quiere comprar un celular que vale 500 mil pesos por 100 mil es un claro ejemplo. Muchas veces, el que se deja engañar también tiene una expectativa poco realista.

Fuente:Cadena3

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