La posibilidad de avanzar con la reforma constitucional en Santa Fe sigue latente en la agenda de Unidos. El escenario que emergió después del tratamiento de la ley previsional en la Cámara de Diputados impuso contratiempos a la hora de bucear los consensos imprescindibles con la oposición. Pero en la alianza oficialista se insiste en que el convencimiento de avanzar hacia un proceso reformista está intacto.

La clave es la oportunidad y el momento para impulsar un paquete de modificaciones que deberán ser cuidadosamente pensadas – y presentadas- para evitar que sea interpretada como una reforma "sólo de la política".

Con la discusión parlamentaria por la nueva ley jubilatoria en Santa Fe, actores que aparecían como potenciales aliados terminaron subiéndose al ring como opositores. La irrupción en ese rol de Amalia Granata y legisladores del PJ obligó en Unidos a recalcular; dónde debería ahora buscar el oficialismo los dos tercios que requiere en ese cuerpo para votar la ley que declara la necesidad de la reforma. De allí, la demora en una hoja de ruta original que preveía para octubre, un diálogo ya entablado en términos institucionales con sectores de la oposición para cristalizar esos acuerdos.

La coyuntura extremadamente dinámica en términos de discusiones públicas y comportamientos políticos tampoco pasa desapercibida. El debate sobre la ley de financiamiento universitario y el rol activo que mostró el sector libertario en la provincia, encendieron alertas también respecto de cómo podrían repercutir esos códigos y nuevas prácticas en una contienda electoral como la que debería enfrentarse para elegir convencionales constituyentes.

Felipe Michlig. Créditos: Flavio Raina

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