OPINIÓN
5 de octubre de 2024
Asuntos de familia y territorio: Javier y Karina versus Cristina y Máximo
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El sábado en el Parque Lezama y el martes en La Matanza comenzó delinearse lo que parece ser el escenario electoral para las elecciones legislativas de 2025.
Ya hemos señalado en varias oportunidades la importancia de estos comicios:
Para Javier Milei, porque debe necesariamente reforzar, y mucho, su representación en diputados y senadores, para evitar negociaciones desgastante con aliados para lograr sacar las leyes.
Y para el peronismo, porque es una escala en la que debe repostar combustible después del aterrizaje forzoso que significó la derrota de Sergio Massa, durante el gobierno de Alberto y Cristina Fernández.
En Parque Lezama, Milei anunció que La Libertad Avanza había conseguido el estatus de partido nacional, lo que le permite presentarse en todos los distritos.
Y, el trasfondo, que esa estructura va a ser manejada por su hermana Karina, “el jefe”, cuyas dotes de oradora, por lo que se vio el sábado en Parque Lezama, requieren varias clases más.
Entre los libertarios saben que sólo una boleta con el rostro de Javier Milei puede garantizar tracción, como ya ocurrió en las elecciones presidenciales.
No tienen figura alguna que pueda representarlo con garantías de cosecha de votos.
En definitiva, lo que necesita armar es un coro que desafine lo menos posible.
Ya tienen como ejemplo el caso de diferencias internas irreconciliables en el Senado que terminaron con Francisco Paoltroni echado del bloque de La Libertad Avanza.
O la expulsión de Lourdes Arrieta en Diputados por el escándalo derivado de la visita a los represores presos.
Es distinta la situación con la vicepresidenta Victoria Villarruel, que ha manifestado discordancias con decisiones del Gobierno.
Villarruel formó parte de la fórmula presidencial y eso obviamente la mantiene bien asentada en su sillón del Senado.
La cuestión territorial también es fundamental por su tamaño y población, y por su influencia en las dinámicas políticas y económicas del país.
En este marco, el gobernador Axel Kicillof representa una oposición clara al modelo libertario de Milei, defendiendo principios como el keynesianismo y el estado presente.
Kicillof quiere posicionarse como un líder nacional potencial, utilizando su plataforma provincial para desafiar las políticas del gobierno central.
Esto genera impacto en la otra familia, los Kirchner, donde hay frentes de batalla abiertos.
La figura de Cristina aparece siempre presente.
Y, claramente, el escenario más cercano es la provincia de Buenos Aires.
Dicen que la señora podría aspirar a ser candidata a diputada nacional.
Pero esto la obligaría a jugarse en la disputa entre Kicillof y su hijo Máximo, con La Cámpora como fuerza de choque.
Desde 2015, cuando terminó su segundo mandato, Cristina solo encabezpi boletas en dos oprtunidades.
Pero su papel en el armado de las listas fue decisivo.
En 2017, con Unidad Ciudadana, fue primera candidata a senadora.
En 2019 eligió de candidato a Alberto Fernández y se ubicó de vicepresidenta. Añadamos que puso a Máximo como diputado.
En 2021 no se la vio, pero su sombra estaba detrás de las negociaciones con Alberto Fernández.
Y el año pasado, terminó arreglando con Sergio Massa para que él sea el candidato y bajó a Wado de Pedro.
¿Qué hará en 2025? Si quiere sostener a la agrupación de su hijo, La Cámpora, va a tener que jugar su nombre en la boleta.
Por lo pronto, en el medio está la elección de autoridades en justicialismo, después de la salida casi vergonzosa de Alberto Fernández de la presidencia del partido.
Desde sectores del peronismo la reclaman a ella para ese cargo. Afuera, apenas un gobernador en default, como el riojano Ricardo Quintela, cree que le da el cuero para enfrentarla.
Más allá de estas cuitas, lo cierto es que el territorio de la provincia de Buenos Aires será decisivo para ambas familias.
Fuente: cadena 3
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