12 de julio de 2023
Italia ya produce pasta hecha con insectos y hay controversia
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Producir pasta, pan, panqueques, barras energéticas e, incluso, bebidas deportivas a base de insectos parece que ya es una toda realidad en Italia.
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Comer grillos, hormigas y gusanos fue común en varias partes del mundo, como Asia, y ahora desde principios de año, la Unión Europea (UE) también autorizó la venta de insectos para consumo humano. No obstante, no es para cualquiera, ya que es considerado un producto “de lujo” al lado de la pasta normal que se consigue en un supermercado.
Pero, además, el nuevo producto ya genera controversia entre los italianos e incluso el Gobierno de la primer ministra Giorgia Meloni puso ciertas condiciones como la prohibición de usar insectos en los platos tradicionales de pasta y pizza.
¿Pasta a base de insectos?
En un pequeño depósito cerca de los Alpes, en el norte de Italia, se resguardan millones de grillos en contenedores apilados unos encima de otros para completar el siguiente proceso antes de pasar al consumo humos: son congelados, antes de hervirlos, secarlos y finalmente pulverizarlos.
Se trata de la granja de insectos más grande de Italia en la que cada día cerca de un millón de grillos es transformado en un producto alimenticio que se transforma en una harina de color marrón claro que se puede usar para producir pasta, pan, panqueques, barras energéticas e, incluso, bebidas deportivas.
Concretamente, los cuatro tipos de harinas aprobadas en la Italia son la de grillo (Acheta domesticus), gusano amarillo (Alphitobius diaperinus), gusano de la harina (Tenebrio molitor) y langosta migratoria.
Aparte del sabor distinto que supuestamente aportaría, los defensores de este novedoso producto señalan que el polvo de grillo es un superalimento repleto de vitaminas, fibra, minerales y aminoácidos. Según señalan, sin mayores estudios comparativos que así lo respalde, un plato con este ingrediente contiene mayores fuentes de hierro y magnesio, por ejemplo, que un solomillo o filete de carne normal.
También, otro punto favorable que destacan sobre la producción de insectos para alimentos vendría por el lado de la sustentabilidad. “Lo que hacemos aquí es muy sostenible”, asegura Iván Albano, quien maneja la “granja”. “Para producir un kilo de polvo de grillo, solo usamos unos 12 litros de agua”, subraya.
En este sentido, explica que para producir la misma cantidad de proteína de las vacas se requieren miles de litros de ese líquido. La cría de insectos también requiere solo una fracción de la tierra utilizada para producir carne y con este argumento es que algunos creen que los insectos podrían ser clave para frenar el cambio climático.
En este contexto, ya hay varios productores italianos que estuvieron perfeccionando con grillos sus recetas de pasta y pizza. Por ejemplo, en un restaurante cerca de Turín, en el norte de Italia, el chef Simone Loddo adaptó su receta de pasta fresca, que data de hace casi 1000 años: la masa ahora tiene un 15 % de polvo de grillo. Si bien emana un fuerte olor a nuez, algunos de los comensales se niegan a probar los tagliatelle de grillo, pero los que lo hacen se sorprenden por su sabor.
Punto en contra
Pero la pregunta del millón es si es esta una opción realista para aquellos que quieren comer menos carne. El tema principal es el precio.
“Si quieres comprar comida a base de grillos, te va a salir caro”, dice Iván. “La harina de grillo es un producto de lujo. Cuesta unos 60 euros (US$66) el kilogramo. Si tomas la pasta de grillo, por ejemplo, un paquete puede costar hasta 8 euros (US$9)”, agrega.
Eso es hasta ocho veces más de lo que cuesta la pasta normal en el supermercado. Por lo que, por ahora, la comida para insectos sigue siendo una opción de nicho en las sociedades occidentales, ya que la carne de ave y vacuna se comercializa a precios más bajos.
Controversia y oposición
Si bien la cría de insectos para consumo humano está aumentando en Europa, también está incrementando la hostilidad hacia la idea. La decisión de la UE de aprobar insectos para el consumo humano fue descrita por un miembro del partido gobernante de extrema derecha Hermanos de Italia como “una locura”.
La primera ministra Giorgia Meloni se refirió a Italia como una “superpotencia alimentaria”. Cuando fue elegida creó el Ministerio de Negocios y del Made in Italy (Hecho en Italia) con el objetivo de salvaguardar la tradición. “¡Los productos de insectos están llegando a los estantes de los supermercados!”, dijo en tono de disgusto en un video.
Además, en medio de preocupaciones de que los insectos podrían estar asociados con la cocina italiana, tres ministros del gobierno anunciaron cuatro decretos destinados a tomar medidas enérgicas. “Es fundamental que estas harinas no se confundan con alimentos hechos en Italia”, dijo Francesco Lollobrigida, ministro de Agricultura.
Y hay otra condición que surge de dichos decretos, fundamental tratándose de Italia, que se dice patria de la cocina mediterránea: la prohibición de usar las harinas a base de insectos para platos tradicionales como la pasta y la pizza.
En este sentido, los detractores de los insectos como productos alimenticios consideran que podrían ser una amenaza para la tradición culinaria italiana, que es algo universalmente sagrado en ese país.
“No estamos acostumbrados a ellos, no son parte de la dieta mediterránea. Y podrían ser una amenaza para las personas: no sabemos qué consecuencias en nuestro cuerpo puede haber por comer insectos”. Y agregan “estamos absolutamente en contra de estos nuevos productos alimenticios. Nos negamos a comerlos”.
“Nos opondremos, por cualquier medio y en cualquier lugar, a esta locura que empobrecería nuestra agricultura y nuestra cultura”, escribió por su parte el viceprimer ministro Matteo Salvini en Facebook.
Qué pasa en Europa
La comida en base a insectos no solo divide opiniones en Italia. En Polonia, se convirtió en un tema candente antes de las elecciones de este año. En marzo, los políticos de los dos partidos principales se acusaron mutuamente de introducir medidas que obligarían a los ciudadanos a comer insectos: el líder del principal partido de la oposición, Donald Tusk, calificó al gobierno de “promotor de la sopa de gusanos”.
Mientras tanto, Austria, Bélgica y los Países Bajos son más receptivos a comer insectos. En el primero de los países mencionados comen insectos secos como aperitivo y los belgas están dispuestos a comer harina de gusanos en batidos y barras energéticas, hamburguesas y sopas.
“Desafortunadamente, todavía hay mucha información falsa sobre la comida a base de insectos”, explica Daniel Scognamiglio, quien dirige el restaurante que sirve tallarines de harina de grillo. “Recibí muestras de odio, fui criticado. La tradición alimentaria es sagrada para muchas personas. No quieren cambiar sus hábitos alimenticios”, agregó.
Fuente:Agro Verdad
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