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SANTA FE

31 de mayo de 2023

La historia de Dante Di Stéfano, el santafesino de barrio Ciudadela que está en proceso de beatificación

El "Gringo" fue animador del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), logrando que cientos de jóvenes se acerquen a la religión. Luchó contra una enfermedad degenerativa que no pudo arrebatarle su fe cristiana.

Dante Di Stéfano fue el menor de tres hermanos oriundos de barrio Ciudadela, hijos de padres que venían desde Italia después de la Segunda Guerra Mundial. Apodado "el Gringo", fue animador del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), logrando que cientos de chicos se acerquen a la religión. Si bien su vida fue corta por la enfermedad degenerativa que sufría, dejó una huella en su comunidad, que trabajó silenciosamente durante casi 20 años en la investigación de su labor y logró llegar hasta el Vaticano. Ahora, la vida y obra de Dante es estudiada por las máximas autoridades de la Iglesia Católica y se encuentra en proceso de beatificación, el paso previo a ser considerado Santo.

La vida de Dante, nacido en 1951, dio un repentino giro a sus 22 años cuando quedó ciego de forma repentina. Era estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas, cursando el segundo año, y la ceguera lo afectó profundamente generándole en estado de profunda tristeza y depresión. La situación llegó a los oídos de miembros del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), por aquel entonces integrado por apenas unos 40 jóvenes. Si bien no aceptó de forma inmediata, Dante cedió tras recurrentes invitaciones y concurrió a una de las reuniones del grupo.

"Fue un golpe de suerte para nosotros, porque entró la luz en ese grupo juvenil, en esa salita donde estábamos reunidos", recordaron quienes estuvieron allí.

El Gringo se acopló rápidamente al grupo, convirtiéndose pronto en uno de los organizadores y dirigente de las actividades. Se dedicó especialmente, junto al padre José Di Bárbara, a encontrar la manera de llegarle a los jóvenes, mediante charlas, música, espectáculos y campamentos. Así, logró que que los miembros del grupo crecieran exponencialmente, llegando a ser más de 700 partícipes.

Sin embargo, la enfermedad que sufría Dante no menguaba, y pronto comenzó a tener problemas en sus piernas.

"Él no quería usar silla de ruedas, quería caminar solo", señalaron sus cercanos a UNO Santa Fe.

En diciembre de 1988, durante las fiestas, sufre una fractura de cadera que lo dejó postrado durante los últimos siete meses de su vida. Dante jamás pudo levantarse, pero seguía lúcido y cada día en su habitación del sanatorio se leía la liturgia cristiana y se tomaba la comunión. Quienes los acompañaron en el difícil proceso, aseguran que manifestó: "Cristo murió en la cruz por nosotros. Esto es lo que me toca, y lo voy a llevar con la alegría del sufrimiento".

El Gringo murió finalmente el 31 de julio de 1989, dejando una inmenso recuerdo en su comunidad, la misma que hoy trabaja para que su labor cristiana se conozca, e inició los trámites para su canonización. Este martes, fue conmemorado con una placa ubicada en su casa natal, entre las calles Gobernador Freyre y Martín Zapata.

 

Camino a la beatificación

Actualmente, Dante Di Stéfano fue ungido por el Arzobispado como Siervo de Dios. Se trata de un primer paso camino a la santidad, luego le siguen los estados de Venerable (como otro santafesino, el hermano José Marco Figueroa, del Colegio Inmaculada Concepción), Beato y finalmente Santo.

La beatificación no es un proceso sencillo, y demandó casi 20 años de trabajo de investigación sobre la vida y obra de Dante Di Stéfano. En el año 2005, el padre Di Bárbara convocó a un grupo reducido de allegados para que trabajara "silenciosamente" en la labor cristiana del hombre de barrio Ciudadela. Así, recogieron testimonios y relatos que llegaron primero hasta el Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, Monseñor Sergio Fenoy, y posteriormente al Vaticano. El padre Luis Escalante, de origen tucumano, vive a 60 kilómetros de Roma y fue el postulador de la beatificación de Dante.

Los tiempos que pueden durar estos procesos son relativos. "A Ceferino Namuncurá le llevó cien años, a Juan Pablo II solamente seis", explicaron los expertos. Sin embargo hay optimismo en el entorno de Dante, por lo rápido que llegó el aval del Vaticano para continuar la beatificación.

"Eso quiere decir que no encuentran ningún obstáculo para seguir adelante con la investigación. No hay impedimentos de su persona que haga que el Vaticano frene el proceso. En algunas circunstancias con otros Venerables o Santos, llevó décadas, a nosotros solamente un año y medio", celebraron.

Cabe aclarar que para llegar a la beatificación y posterior santidad, además de las obras realizadas en vida hay que demostrar un milagro. Quienes trabajan en la beatificación revelaron a UNO Santa Fe: "Hay algo, no podemos dar más información, pero tenemos toda la documentación médica de la persona, y relatos. Están en Roma estudiándose"

Mientras tanto, el recuerdo de Dante Di Stéfano sigue inspirando a las juventudes cristianas santafesinas. Su obra puede seguirse mediante las redes sociales, con el facebook Dante Di Stéfano (Comisión Por la Causa) y la cuenta de instagram @creyócontratodaesperanza.

"Es un Siervo de Dios 100% santafesino, lo decimos orgullosamente porque nació, vivió y murió en Santa Fe", concluyeron.

Fuente: Uno

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