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ECONOMÌA

28 de abril de 2023

Once, un barrio impactado por el salto del dólar: pocas ventas, listas sin precio y remarcación permanente

Las remarcaciones se anuncian en las entradas de los locales del barrio de Once

Los comerciantes de locales de productos de electro importados, accesorios para celulares y bazar aseguraron que las empresas suspendieron algunos pedidos de productos y que cayó la demanda

Las veredas de la avenida Corrientes, entre Uriburu y Pueyrredón, epicentro del barrio de Once, lucen como siempre: repletas de gente circulando a paso apurado casi sin espacio para caminar. Pero dentro de los locales -blanquería, bazares, chucherías importadas, electro, de ropa- el panorama es otro. Poco movimiento y mucha calma.

Dentro de los locales semivacíos, los empleados comentan resignados: “Desde que arrancó el tema del dólar, se cayeron las ventas, hay poca gente mirando o consultando”. Incluso aseguraron que este jueves fue el peor día en cantidad de clientes frente al martes o miércoles, cuando la suba del dólar que parecía imparable obligó a cambios de precios y multiplicó las llamadas de proveedores para comunicar que suspendían entregas hasta nuevo aviso (o nueva lista de precio).

“La venta bajó mucho, no hay pecios hoy y las entregas están suspendidas”, aseguró el dueño de un local de venta de productos de bazar y librería sobre la calle Sarmiento y con más de 40 años en el barrio. “Estoy desde 1977... De esas ya vimos muchas y somos pilotos de tormenta”, asegura con la experiencia que dan los años.

 

“Los proveedores de mercadería suspendieron las entregas hasta que se acomoden los precios. Pero el empresario chico, la pyme no. Ellos quieren seguir trabajando, tienen más respeto por el comercio por la continuidad”, dijo a Infobae. Dentro del local, había más empleados que clientes. “Las entregas nos cayeron un 50%. Y las ventas también bajaron”.

 

¿Los clientes se asustan de los precios? “No, no se asustan. Saben que lo que es caro hoy mañana es barato. Pero la gente ya no tiene plata”, argumentó. En este contexto, llaman la atención los carteles de búsqueda de empleados que se exhiben en las vidrieras de la gran mayoría de los locales: se cuentan de a ocho o diez por cuadra en la zona de Pasteur entre Corrientes y Sarmiento. “Presentar CV” y “con DNI” son los requisitos que se repiten.

“Los precios subieron y también bajaron. Si no bajan un poco, las ventas se caen”, comentó la empleada de un local de productos electrónicos, donde se venden parlantes, auriculares, lámparas LED en la avenida Corrientes al 2200. “Los proveedores nos dicen que tienen que pasar nuevas listas y que los pedidos van a tener por los menos dos semanas de retraso. No hay gente comprando, en abril cayó mucho en comparación con lo que fue marzo”, detalló otra empleada de un comercio vecino que vende productos similares.

Los comercios de indumentaria son los que menos margen tienen para subir sus precios. La temporada de venta de ropa de abrigo recién arranca y los precios se suelen mantener a pesar de la suba generalizada de precios. “Ya no se puede subir más”, comentó la dueña y también lamentó que las ventas de abril -más allá del dólar- no arrancaron.

La mayoría de los locales tiene los carteles con los precios de los productos y todo lo que está exhibido se vende. Una pequeña minoría exhibe algún cartel donde advierte de las recientes remarcaciones que se movieron al ritmo del dólar libre. “Todos los artículos tienen un incremento del 25%”, se lee en la vidriera de un local de venta de cuchillos, armas y artículos de ferretería en la calle Sarmiento. Ningún cliente adentro del local.

“Precios en góndola en actualización. Sepan disculpar si no coinciden con los del sistema por favor”, advierte amablemente un cartel en hoja blanca en la entrada de una ferretería donde se venden también artefactos de de baño. “Por favor pregunten en caja el precio correcto. Se cobra solo por el sistema”, sigue en otro cartel pegado al lado, por las dudas de que no se vea el anterior.

“Debido al aumento del dólar por el momento sacamos los descuentos”, anuncia un cartel impreso con letras negras y rojas de la misma zona, pero cercano a la calle Azcuénaga. En esas cuadras, muchos de los comercios venden tanto al por mayor y por menor y los que la transitan a diario saben que la calle suele estar desbordada por los que cargan grandes bultos en carritos de dos ruedas en la calle y obstaculizan el paso de los autos. Once siempre es un “mundo de gente”. Sin embargo, este jueves el clima era de calma en la calle y caras de preocupación en los locales.

Once es uno de los principales centros comerciales a cielo abierto de la ciudad, con zonas que se van dividiendo por rubros: ropa de blanquería, cortinas y las telas sobre Azcuénaga, los cotillones en Lavalle, las mercerías y artículos para armado de bijouterie en Uriburu, ropa en Castelli, jugueterías y librerías sobre Perón, ropa y artículos de tecnología sobre toda la avenida Corrientes. La venta mayorista y minoristas se mezcla, aunque en muchos casos solo piden un mínimo de compra -en general bajo, de entre $4.000 y $10.000- para poder acceder a los precios más accesibles destinados a los comerciantes.

Con todo, también hay muchos comercios que a pesar de la incertidumbre que se vivió durante toda la semana mantienen los carteles de liquidación y las ofertas, con la esperanza de no perder más ventas. “Súper oferta 30% de descuento”, se lee frente a una pila de ollas de acero inoxidable. “Solo por hoy 5% en efectivo en compras mayores a $2.000″, anuncian en otro comercio de bazar y artículos para el hogar. El descuento llega a 20% para compras de más de 60.000 pesos.

Esta semana, el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Alfredo González, advirtió sobre cómo la escalada del dólar impactó en las perspectivas de venta más de lo que se había estimado. “Muchos proveedores no quieren entregar mercadería o lo hacen sin precio. Es necesario generar confianza para que la macroeconomía brinde estabilidad y previsibilidad al mercado interno”, dijo,

”Están siendo días muy difíciles para el mundo pyme. Las listas de precios ya estaban viniendo con cambios entre dos y tres veces por semana. Ahora la cuestión es saber hasta dónde llegará el dólar, a qué nivel se estabilizará y ver qué va a pasar. La gran mayoría de las pymes en Argentina no pueden decir ‘hoy no trabajo’. Necesitamos caja y vender, pero no sabés si lo hacés a un buen precio, con margen, salís empatado o perdés”, añadió.

“Las pequeñas y medianas empresas no somos formadoras de precios, somos tomadoras de listas. Todo el arco político argentino tiene una deuda enorme con el sector productivo. Está en su microclima de peleas internas y externas continuas, pero nunca termina de escuchar y de entender las necesidades de las pymes. Estamos en boca de todos, sólo falta que nos tengan en cuenta al momento de generar políticas y leyes productivas”, concluyó.

 

Fuente: Infobae

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