11 de octubre de 2022
El consumo de fertilizantes en maíz y trigo caería 27%
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la merma se debe a mayores precios internacionales de los insumos, falta de lluvias y una baja en la superficie sembrada
El panorama actual que atraviesa el mercado de fertilizantes parece una tormenta perfecta. Mayores precios internacionales, falta de lluvias y menor superficie de maíz y trigo son parte de la caída de más del 27% en el consumo de estos insumos para maíz y trigo para la campaña 2022/23 en la Argentina. Las tensiones en las cadenas globales de valor, la crisis ruso-ucraniana, las sequías y los temores crecientes de una recesión a nivel global conllevan a que los valores no solo sean mucho más altos sino que, además, presenten una alta volatilidad.
En un nuevo informe, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destacó que este panorama productivo de cara a la campaña 2022/23 cambió de manera rotunda desde febrero hasta hoy. Esto afecta especialmente al maíz y al trigo, cultivos que conjuntamente representan cerca de dos tercios del consumo de fertilizantes en el país. “El grueso de la fertilización de estos cultivos clave para la Argentina se da entre fertilizantes nitrogenados, como la urea, y fertilizantes fosfatados, como el fosfato monoamónico (MAP) y el fosfato diamónico (DAP)”, expresó en el estudio.
Los números son elocuentes: “A nivel consolidado, la caída de consumo de fertilizantes fosfatados y nitrogenados en maíz y trigo pasaría de 4 millones de toneladas en la 2021/22 a cerca de 2,9 millones de toneladas para el año comercial 2022/23, una reducción total de consumo cercana al 28%”.
Fertilizantes nitrogenados para la campaña 2022/23
“A nivel de cultivos, se estima una merma global de consumo de fertilizantes del 31% en trigo y 24% en maíz. Respecto al consumo de nitrogenados, en trigo se aspira a caer cerca de un 36%, o 0,44 millones de toneladas y; en el caso del maíz un 29%, o 0,43 millones de toneladas. En cuanto a los fosfatados, se proyecta una caída en el consumo en torno al 23%, o 0,14 Mt para el trigo, y de casi el 15% o 0,1 Mt en el maíz”, describió.
En este contexto, la entidad alertó que en cuanto “al uso de fertilizantes nitrogenados para el cultivo de trigo 2022/23 en la Argentina caería a los niveles no vistos desde la campaña 2017/18″.
En detalle, “con las mermas en las importaciones, se espera una caída del consumo de urea por hectárea en torno al 25%”, sumando a que será “una campaña de trigo que tendrá un millón de hectáreas menos que el actual año comercial, donde consecuentemente, el consumo de nitrogenados en trigo aspira a caer cerca de un 36%”.
Según la BCR, “luego de un año 2021 que fue récord histórico en consumo de fertilizantes, el 2022 acumula una baja de importaciones de casi el 29% para los fertilizantes nitrogenados y del 14% en el caso de los fertilizantes fosfatados, de enero a agosto”.
Los especialistas de la entidad explicaron que el seguimiento importador es muy importante para “el mercado argentino de fertilizantes, en vista de que cerca del 70% del consumo de fertilizantes en nuestro país consiste en importaciones, tomando el promedio de los últimos cinco años”.
Para la BCR, el maíz también espera mostrar menos dosis de urea, en tanto persista la escasez de lluvias. “El consumo de nitrogenados en maíz caería en torno a un 29%, en menor proporción que el trigo. La caída es de menor magnitud en vista de que la retracción de la superficie sembrada con maíz es menor que la sufrida por el trigo: el maíz se encamina a una campaña 2022/23 con un 5,2% menos de superficie, mientras el trigo cae más de un 14%”, detalló.
En lo que hace a los fertilizantes fosfatados, se observó caídas de menor magnitud que los nitrogenados: “Si bien el consumo de fosfatados como el MAP y DAP puede explicarse por un menor consumo por hectárea, estos fertilizantes son consumidos muy cerca de la siembra de los cultivos principalmente, a modo de arrancadores. Consecuentemente, la caída de consumo se explica con más ímpetu a causa de menor superficie sembrada, por encima de un menor consumo por hectárea, especialmente en trigo”.
Fuente:La Nacion
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