Dos mujeres sacudieron la soporífera marcha de la política nativa: Cristina Kirchner y Elisa Carrió. Con sus modos, sus formas y sus maneras de hacer política son distintas al resto. Para algunos, mejores; para otros, peores. Pero distintas.

Se ha escrito en esta columna que Cambiemos aguanta hasta que Lilita diga "nos vamos". Se dijo también aquí que la presencia o ausencia de la ex presidenta en las boletas electorales de los comicios legislativos no será de resultado neutral. Curiosa realidad en un país de irrealidades: dos mujeres les marcan al machismo político argentino cuántos pares son tres botas.

Cristina Kirchner tenía decidido no ser candidata a senadora ni a diputada bonaerense hasta que las encuestas empezaron a ofrecerle números contundentes. En el reservorio cristinista siguen con fruición los números de la empresa Analogía. Allí se describe algo que no es novedad por estos días: la notoria preeminencia de Cristina en el conurbano bonaerense, algo que no podría ser compensado por el oficialismo o Sergio Massa en el resto de la provincia.

En su reaparición mediática, la ex presidenta habló como candidata con los modos y las desmesuras de siempre. No se trata de un dato neutro: sabe que el 60 por ciento de los electores tiene muy mala opinión de ella, pero que el resto está dispuesto a seguir adoptándola con altas y bajas, con errores y virtudes.

Buenas y malas

"Cristina es un problema para nosotros porque en el corto plazo es la que más mide, pero en el largo plazo no tiene ninguna chance de volver a ser presidenta ni a conducir al peronismo. Si ella gana en provincia de Buenos Aires el problema será mayor, y si no es candidata seguirá taponando al que quiera constituirse en referencia", fue el análisis de un curtido dirigente peronista.

Esa situación que subyace alrededor de la dos veces jefa del Estado es también un condicionante para el resto de la política. ¿Le conviene al gobierno que Cristina se convierta en candidata polarizando con un postulante propio? Hoy ninguna referencia de Cambiemos se le acerca a la líder del FpV. A la vez, las encuestas publicadas marcan que el macrismo está tercero, por debajo también de Massa.

"Todavía no está confirmado si será (Esteban) Bullrich el candidato a senador. Sí es probable que Facundo Manes encabece la boleta a diputado, es una forma de pagarle al radicalismo", dijo el viernes a LaCapital una autoridad nacional de la UCR.

En la Casa Rosada aseguran que las encuestas que mandan tercero a Cambiemos son una construcción imaginaria de Massa, a quien descalifican en los peores términos. "Todos tienen que entender que el candidato será Cambiemos, el equipo, la marca. No será fulano, mengano o zutano. En todas las mediciones que hicimos nosotros y que hicieron partidos del Frente Progresista santafesino, por ejemplo, la marca Cambiemos aparece por encima del resto", reveló un ministro.

Las únicas referencias personales que sobresalen de la marca son Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Carrió. Pero, por primera vez en su derrotero político, Lilita tuvo que retroceder ante otra figura. Ese fue el caso de desistir de una candidatura a senadora por provincia de Buenos Aires para convertirse en postulante porteña. Macri y Vidal le dijeron que no. Y Carrió hizo saludo uno, saludo dos.

No es fácil para Carrió aceptar esa situación, saber que no es la única que mueve voluntades y modifica escenarios. Apareció en la escena Vidal, que mide por encima de la indómita legisladora chaqueña. Al menos por ahora.

Pero Lilita venderá muy cara esa negativa oficial para que integre el staff electoral en provincia de Buenos Aires, esa enorme vidriera que permite competir contra los malos, como consideran en la franja macrista a los reservorios kirchneristas. Competir contra Cristina, Florencio Randazzo, Daniel Scioli, o alguna variante por el estilo, es mucho más adrenalínico para Carrió que enfrentarse a Martín Lousteau, un ex aliado que despierta adhesión en andariveles políticos cuyo target es parecido al de ella.

Para que la épica carriotista no decaiga, la protagonista ensayó en los últimos días fuego a discreción sobre personajes que no son indiferentes al presidente de la Nación, tales los casos de Silvia Madjalani y Ricardo Lorenzetti, entre otros. Además de eso, en algún momento insinuó que el jefe del Estado no la defendía y que podría preparar de nuevo su cartera y retirarse de la coalición. Como cuando desplantó a Pino Solanas y otros dirigentes de la progresía en un bar. Carrió es Carrió.

Para Cristina se acerca el momento de la decisión. Deberá bajar del limbo que le da su condición de ex presidenta y, a la vez, dueña y señora del 54 por ciento de los votos de la última vez que compitió, para pasar a ser una precandidata que deberá superar a su ex ministro Florencio Randazzo. O no. Cristina es Cristina.

Ella mandó con otras palabras el mensaje: no compito con ex subordinados. En el cristinismo más cerrado siempre se consideró a Randazzo como un personaje sobregirado por él mismo. "¿Sabés qué hace Florencio cuándo viaja? Saca dos pasajes: uno para él y otra para su ego", chicaneó un kirchnerista.

Pese a que en las mediciones recientes, la ex mandataria supera ampliamente a Randazzo, el espacio se atalona para no ir a competir a las Paso. "En el peronismo, lo que la interna desune la general no lo vuelve a unir", sostienen. Abrevan en que después de las primarias, los que son derrotados miran para otro lado.

Sea como fuere la decisión final, la política retoma de a poco un nivel de estruendo nacional que eclipsa lo que pueda suceder en Rosario con las candidaturas locales a concejal.

"Macri sí" o "Macri no" será la opción de hierro. Y condicionará todo lo demás.

Propietario: © Editorial Diario La Capital S.A. Inscripta en la Sección Estatutos del Registro Público de Comercio de Rosario al T° 80 F° 3602 N° 197 en fecha 19 de mayo de 1999. Dirección Nacional del Derecho de Autor (Registro de propiedad intelectual en trámite). Prohibida toda reproducción total o parcial del contenido de este diario. Dirección, redacción, comercial, circulación y administración: Sarmiento 763, Rosario, CP 2000, provincia de Santa Fe.

FUENTE: LA CAPITAL