525 congresales, entre titulares y suplentes, jóvenes y dirigentes reconocibles, resolvieron ayer con celeridad de mero trámite los seis puntos del orden del día que justificó la reunión del noveno congreso provincial extraordinario del Partido Socialista en el recinto del Paraninfo de la UNL, que se colmó. No empezó puntual a las 9, aunque más notorio fue su hora de cierre prevista para las 17, aunque a la media hora ya se habían tomados las decisiones.

Dos cruciales, que fueron dejadas en manos de la junta ejecutiva provincial, que conduce Enrique Estévez: las autorizaciones para constituir una alianza progresista para las elecciones de diputados nacionales y para constituir el Frente Progresista Cívico y Social para las elecciones municipales y comunales contemplando la realidad de cada distrito, ciudad o localidad, con miras a las Paso de agosto y las generales de octubre.

   El argumento para que no se debatiera la cuestión en el congreso y, de paso, demorar el cierre de listas los nombres de quienes serán candidatos (algo que imita la actitud que ya tomaron radicales y peronistas de la provincia), fue que lo que está esperando el pueblo son respuestas que le den contención al país, a los trabajadores, a los desocupados, a los pequeños y medianos industriales. Que se hable de educación, de salud y de proyectos, no de personas.

   Resuelto lo formal vinieron los discursos políticos del ministro de Gobierno, Pablo Farías; de la intendente de Rosario, Mónica Fein; de Estévez; del presidente del comité nacional, Antonio Bonfatti, y del diputado nacional Hermes Binner, en ese orden, quienes sin excepción cuando no desgranaron críticas, marcaron sus diferencias de concepción ideológica y económica con el gobierno nacional, al que entre otras cosas se le reclamó una mirada más federal del país.

   En contrapartida, más de uno habló de la coherencia del socialismo en la década que lleva gobernando y el más de cuarto de siglo que ocupa el Palacio de los Leones, que siempre privilegió los valores por sobre los lugares, en lo que fue una clara alusión a sus socios radicales, a quienes fustigan por su doble estándar aliancista.

   Farías habló de la importancia que tenía el congreso para fijar la política de alianzas y remarcó la unidad partidaria, y que por eso no hubo debate ni discusiones sobre ratificar la pertenencia al Frente Progresista y seguir propugnando armar coaliciones con partidos progresistas en la provincia y la Nación. Luego habló de lo trascendente que es "encarar estas elecciones con fuerza, energía y alegría, y del apoyo de todos los funcionarios que integramos el gobierno a quienes serán candidatos y debemos acompañarlos".

   El ministro de Gobierno ofició de vocero del gobernador Miguel Lifschitz, quien debido a su reciente operación no pudo asistir, y pese a que mandó una misiva a cada congresal, Farias lo exculpó ratificando la plena adhesión del mandatario a lo resuelto en la reunión.

   Para Estévez, la de apostar por el Frente Progresista se trató de una definición política muy importante, subrayando que la anima "el convencimiento de que se trata de la herramienta correcta para los cambios encarados en la provincia. Pero, además, es una construcción de abajo hacia arriba en cada una de las localidades de la provincia".

   "El Frente Progresista —dijo— tiene algo que es contracultural en la política argentina y que es construir a partir de las coincidencias. Eso nos llevó a trabajar durante más de 20 años con ocho partidos con los que no tenemos las mismas ideas, nos pusimos de acuerdo en un programa y lo llevamos adelante. Todos los partidos políticos tenemos que cuidar el frente".

   Aunque no fue el último, sí fue el discurso más esperado. El presidente de la Cámara baja dividió la concurrencia entre quienes temen que no sea candidato y quienes se muestran confiados en que finalmente aceptará encabezar la lista de diputados nacionales del socialismo. Su condición de máxima autoridad nacional, sumada al antecedente de haber sido gobernador y haber obtenido la mayor cantidad de votos al cabo de su mandato (para asumir de diputado provincial) es para quienes anhelan su postulación un currículum capaz de alentar el mayor entusiasmo.

   Pero el propio Bonafatti volvió a estirar el suspenso con los argumentos ya esgrimidos: que no hay apuro, que sobra tiempo y que él hará lo que diga el partido. Es decir lo que digan quienes se sientan a la mesa chica —en la que él es una de las principales voces— porque eso fue lo que ayer resolvió el máximo órgano de gobierno del partido.

FUENTE: LA CAPITAL