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18 de octubre de 2021

Chip, test, láser y seguridad: cómo son los viajes a Bariloche en la nueva normalidad

El protocolo establece que los egresados no puedan mezclarse con otras burbujas en los hoteles ni boliches. Sin embargo, los jóvenes cuentan que hay espacio para la libertad

En los papeles, los viajes a Bariloche en la nueva normalidad parecen un Gran Hermano a gran escala. Controles, seguridad, pulseras con chips para ubicar a los jóvenes, respeto a rajatabla de burbujas y punteros láser para individualizar a los rebeldes son parte de los protocolos y medidas que tomaron empresas de turismo, hoteles y discotecas en el marco del regreso de los viajes de estudios, que dan a todo un tinte foucaultiano de vigilancia y disciplinamiento.

Durante los primeros días de octubre, después de 6 meses volvieron a salir de viaje de egresados contingentes de chicos rosarinos y de otras localidades más pequeñas del interior de Santa Fe. Según cuentan los egresados, la realidad dependiendo de con qué empresa se haya contratado, es un poco más relajada, aunque nada es como antes.

El protocolo es parecido a lo que se venía trabajando en los meses de febrero y marzo: se exige un test negativo dentro de las 48 horas antes de hacer el viaje y otro en el lugar de destino, durante el transcurso de la estadía. El traslado en avión y ómnibus tiene ya ocupación al ciento por ciento, algo que ya está normalizado para todo el rubro turístico; la hotelería es en grupos de 250 chicos con una capacidad al 70 por ciento; y se sigue manejando el sistema de burbujas para paseos y actividad nocturna de un máximo de 110 pasajeros.

Los cinco boliches históricos de Bariloche, ByPass, Genux, Rocket, Grisú y Cerebro, están abiertos y funcionan a un 20 por ciento durante estas primeras semanas. Los establecimientos tienen dos turnos, uno a las 21 y otro a la 1, y los contingentes se van intercalando yendo un día más temprano y otro en trasnoche. Durante tres horas hay shows, animación, los jóvenes bailan, y a su vez están separados en distintos espacios por burbujas. Las discos son amplias, ya que normalmente entran 1.500 o 2.000 pasajeros y los grupos se ubican en cada pista o piso, por lo que no se mezclan en baños, barras ni guardarropas.

Las excursiones están todas habilitadas, tanto rafting, la pista de esquí del cerro catedral, los complejos estudiantiles y cabalgatas. Las empresas afirman que los estudiantes deben ir siempre acompañados de los coordinadores o padres acompañantes, y ya no pueden dar más vueltas solos por las calles, por ejemplo para ir a comprar chocolates o recuerdos. Todo se puso más estricto para intentar mantener la burbuja cerrada. Ni hablar de ir a dormir a la habitación de otro hotel, con alguien que se conoció en la disco.

Los prestadores indican que los hospedajes tienen ahora guardias de seguridad que controlan estrictamente la puerta para que no ingresen alcohol que complican las clásicas previas, que se redujeron visiblemente. La salida y entrada de los boliches, en tanto, se hace sí o sí es en el transporte de la empresa. También se implementó un sistema de control con pulsera que tiene alojado un chip que registra entrada y salida del boliche y el hotel. Los coordinadores lo chequean a través de un celular con tecnología de lector NFC para saber quién falta, si alguien se quedó enfermo, y el perfil tiene hasta foto del egresado.

Buen balance

Desde Rosario y la región ya viajaron unos 300 chicos en 10 contingentes que salieron y volvieron todos juntos por protocolo, mientras que el último lunes arribó a Bariloche la segunda tanda. Todos los testeos que se hicieron fueron negativos, logrando el objetivo de un retorno cuidado sin problemas ni casos Covid.

"El arranque fue muy positivo, son todos los que tenían reservada la temporada invierno 2021, fue muy lindo porque pudieron esquiar en el Cerro Bayo, que todavía tiene nieve. Estaban muy contentos, disfrutaron los paisajes y fue una semana muy amena", analizó Ezequiel Moreno, responsable de turismo estudiantil de la Asociación Rosarina de Agencia de Viajes (Arav).

Las autoridades adelantaron que las limitaciones serán por etapas: al final de estos primeros 15 días se evaluarán los aforos y las capacidades, y revisarán si se puede ampliar la cantidad de estudiantes. "A medida que vayan pasando las semanas calculamos que va a haber mayor caudal. El rubro de proveedores estudiantiles estaba esperando con muchas ansias, está todo abierto", dijo Moreno, quien calcula que entre octubre y noviembre estaría viajando la mayoría de los chicos de Rosario y la provincia.

Aproximadamente, los transportados serán unos 3.000 egresados, número similar al de la prepandemia. Actualmente los viajes oscilan entre 5 a 8 noches, tanto en bus como en avión. El promedio de los que viajan este año, y empezaron a pagar hace un año y medio, es de unos 90 mil pesos.

Fuente:La Capital

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