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OPINIÓN

21 de agosto de 2021

Campaña, mentiras y videos

Claves. El gobierno nacional no puede salir del escándalo. Aquí, las últimas semanas de campaña pondrán en primera plana el gran problema: la inseguridad.

La voz aflautada de Alberto Fernández necesita algunos días de calma, de descanso, de silencio. El presidente de la Nación se encuentra en un momento de esos en que todo es un pelotazo en contra.

  Los últimos episodios, las últimas boutades presidenciales, darían lugar a una saga de capítulos en Boss, la mejor serie política de la historia, donde el intendente de Chicago, Tom Kane (interpretado de forma magistral por Kelsey Grammer), acomoda la realidad y arma la agenda a su gusto. Fernández ha perdido tanto liderazgo que no lo puede hacer. Por eso, y antes que otros se den el gusto de emitir videos y fotos sobre el ya mítico cumpleaños de la primera dama, es la propia Presidencia quien los hace difundir.

Curiosamente —o no tanto tratándose de un país insensato— la peor de las frases que ha pronunciado Fernández desde su asunción tiene que ver con su rechazo al mérito, su declamación contra la meritocracia.

Falta de mérito

Eso sí, no muestra contradicción su falta de apego a la meritocracia con el desastre de funcionarios y voceros que mantiene anclado en su redil.

Constituye todo un detalle la existencia —al igual que en el gobierno de Mauricio Macri— de un vocero que no vocea y que, ahora, es el centro de todas las críticas por su falta de utilidad.

Y las críticas más feroces provienen del entorno del presidente. El festejo por el cumpleaños de la atribulada Fabiola Yañez evitaba espejarse en el escándalo con un pedido de disculpas rápido, sincero, humilde y público. Pero no pudo ser, por ahí anda la voz aflautada de Fernández haciendo de todo un aporte a la confusión general.

  El problema ya se ha masificado a todo el Frente de Todos. La caída del presidente en las encuestas encuentra al resto del colectivo preguntándose cómo seguirá la historia. Cristina le pide el micrófono en un acto y Fernández dice: “Es exactamente como dice Cristina”. Ya nadie se escandaliza por quién manda y “quien es el mandao”, como canta el maravilloso Serrat. Hay cosas más graves que resolver en la emergencia.

  Cada vez que en el laboratorio del Frente de Todos empiezan a manejar la posibilidad de que Fernández vaya por la reelección en 2023, el presidente se pone el helado en la frente. No crea el lector que, más allá de los deseos imaginarios de Cristina, exista un candidato propio en condiciones de ganarle una elección presidencial a Horacio Rodríguez Larreta. Sergio Massa espera su turno para ir a una interna con Axel Kicillof, pero es el propio gobernador de Buenos Aires el que le pone paños fríos a esa especie.

  No hay mucho más que Fernández en el microclima panperonista, aunque todo dependerá de los dos últimos años de gestión. Hasta acá, la calidad de la gestión hace pensar que los argentinos resisten a todo, máxime cuando la administración de Mauricio Macri fue también muy mala. En una entrevista le preguntaron a Borges si Argentina había tocado fondo, y el magistral escritor contestó: “El problema que tenemos en este país es que no tiene fondo”. La realidad se encarga de decirle chapeu al maestro.

  Mientras esto pasa hay una campaña electoral que parece no interesarle a casi nadie. Parece una invasión zombie la realidad preelectoral. Los candidatos brotan desde los zócalos sin poder trasladar un mensaje que vaya en dirección a lo que los santafesinos reclaman, más que la economía y la salud: la seguridad.

  A veces todo parece reducirse a un manual de autoayuda, con multitud de oferentes hablando de la “felicidad de la gente”. Y conste que nadie exige aquellos esforzados y aburridos programas que se les pedía a los candidatos ochentistas. En esos tiempos había tantas promesas que un frente de izquierda decidió proponer “ponerle el ojo que le falta a Venado Tuerto, llevar agua a Arroyo Seco y enderezar Chañar Ladeado”.

Seguridad , la demanda

Hoy, la realidad podría ofrecer a nivel local, provincial y nacional un nuevo leit motiv: “Basta de realidad, queremos promesas”. Ese es el contexto en el que transita la campaña, y son los propios postulantes los que relatan que la única constante es el pedido de seguridad. A tal punto que se pusieron de acuerdo para no ingresar a determinados barrios después de las seis de la tarde.

  Pandemia, inseguridad y economía es una tríada dificilísima para la política, pero esto se sabía desde hace mucho. El giro que encontró la política es mandar a la cancha a personajes mediáticos, conocidos, que poco y nada tengan que ver con la política. Y ahí está planteada la duda de todos los protagonistas. ¿Qué hará la gente? Los antecedentes que llegan de los comicios provinciales en Misiones, Jujuy y Salta marcan un alto grado de abstencionismo.

  Un concejo para las autoridades: el gobierno debería ya estar explicando como funcionará el doble sistema de votación en un mismo día. No muchos saben que deberán votar con boleta única papel en los cargos locales y con la boleta sábana a diputado y senador nacional.

  A veces, hay que empezar por lo que parece más elemental, pero que se transforma en trascendente.

Fuente:La Capital

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