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OPINIÓN

24 de mayo de 2021

Tensiones en medio de la tragedia

Claves. Argentina atraviesa el peor momento en décadas y nadie parece tener la menor idea sobre los caminos de salida a la crisis. La relación entre el gobierno nacional y Perotti no es la mejor, pero tampoco se desborda. Política santafesina en problemas.




“Es verdad que estamos preparando una marcha contra el gobierno, pero el presidente está tan débil que a veces parece que se cae solo. La posición nuestra es evitarla”. Eso le dijo ayer un dirigente cercano a Horacio Rodríguez Larreta a La Capital. Así están las cosas que, como cantaba Luis Alberto Spinetta en Bajo Belgrano: “Ya no sé si son verdes o si son rosas”.

 Alberto Fernández está enojado con varios gobernadores, entre ellos Omar Perotti. Ayer, la periodista Rosario Ayerdi escribió en Perfil (página 3) que “el vinculo con Perotti está roto. El gobernador pasó de ser uno de los primeros en apoyar la candidatura de Fernández a tener fuertes diferencias”. En verdad, las diferencias entre ellos no parecen ser de fondo. La sangre no llegará al río, ni mucho menos.

  En verdad, según lo que pudo saber La Capital de fuentes seguras y muy altas es que en Balcarce 50 están convencidos de que “Perotti fue empujado por el sector frigorífico, y el rechazo a la medida de restricción de exportaciones fue un mensaje para lo que es importante en su provincia. Nada mas. Se mandó solo, y eso es lo que molestó”.

  También es verdad lo que le reflexionó uno de los periodistas más cercanos al presidente: “Alberto no corta el diálogo con nadie, anota. El sabe que la lógica de Perotti es mejor no saber qué van a hacer desde el gobierno central así se puede desmarcar”.

El o Ella

Lo que va a definir la correlación de fuerzas es quién arma las listas. Pero, ahora en Casa Rosada están convencidos que Perotti no puede “jugar por afuera de nosotros, aunque quiera hacer lo mismo que (Juan) Schiaretti. Son dos situaciones diferentes. El Gringo tiene su armada con los propios y Perotti depende del Frente de Todos”.

  Esos juegos de poder contrastan con la realidad. Hoy, Argentina es el país con mayor cantidad de casos de coronavirus por habitante. Una tragedia máxima. Y eso pega en la frente de todos los gobernantes. No debe olvidarse que en Semana Santa hubo luz verde para el turismo interno.

  Fernández será siempre un presidente con mandato delegado. No tiene encarnadura interna ni fuerza propia. Los gobernadores,como los jueces,olfatean eso y no le ponen la mano en el hombro, salvo cuando el virus parece llevarse puesto a todos. Todos están salando las heridas.

  El poder en el oficialismo lo tiene Cristina, quien trazó una alianza con Sergio Massa que le permite navegar, a veces, en aguas calmas. La furibunda oposición de derecha, cuya voz cantante es Patricia Bullrich, regala un margen de centro a Massa para intentar seducir a la clase media que no quiere saber nada con otra experiencia macrista.

  Habrá que ver cómo se acomodan los melones en el carro a la hora de la sucesión. Máximo Kirchner no deja de trajinar oficinas empresarias, La Cámpora ocupa todas las sillas de poder real y solo Axel Kicillof atraviesa un momento delicado. Sus discursos, largos y combativos, son un boomerang para el momento que se vive.

  En Santa Fe, la política atraviesa una crisis cualitativa, de mensurar. Políticos de trayectoria sienten necesidad de sacarse fotos con Amalia Granata, como si la blonda diputada fuese Hanna Arendt. Se terminaron los grandes electores. Costará mucho reemplazar a políticos de primera línea que ya no están. La biología no tiene que ver con “la vieja política”.

  La segunda ola está dejando sobre Rosario escenarios desoladores en materia económica. Algo de razón tienen los que dicen que, para los gobernantes, lo peor no pasó. Deberán dar respuesta a otra ola tremebunda: la de las persianas bajas.

  En medio de toda esta sopa de mal gusto, la política tiene que construir listas electorales para las elecciones que están programadas para septiembre. Todos están hablando con todos, menos el socialismo con Juntos por el Cambio: Bonfatti dijo que de ninguna manera hará una alianza con ese vector. Habrá que escuchar la voz de las referencias que eran más cercanas a Miguel Lifschitz: Popi Blanco, Pablo Farias, entre muchos otros.

 En Juntos por el Cambio hay dos nombres trascendentes: José Corral y Federico Angelini. Corral hizo una campaña a gobernador que le permitió ser conocido en el territorio, tiene experiencia de gobierno. Mauricio Macri quiere a Miguel del Sel como candidato “por el carisma que no tiene Corral”, según le dijo a un par de enviados del PRO. Pero Corral es un candidato formado, es un buen postulante.

  Angelini se ha mantenido en pie pese a los múltiples intentos de escaldar su figura en la interna. Sobrevivió a esas críticas y logró poner bajo su ala a personas que lo criticaban. ¿Irán a una interna Corral y Angelini? Antes, bajaba algún dedo desde el gobierno macrista, con la omnipresencia de Marcos Peña. Hoy, ahí ya no hay liderazgo unívoco.

  Al tiempo que todo esto sucede, los radicales santafesinos recorren los pueblos valija en mano como los visitadores médicos, pero ofreciendo una salida nacional hacia un frente con el PRO como remedio de continuidad. Ya no está el gran elector (Lifschitz) que frenaba cualquier éxodo masivo hacia campamentos ajenos al Frente progresista.

  Lo peor de todo en todos lados es que nadie tiene la menor idea de cómo seguirá este bendito país.

Fuente:La Capital

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