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29 de marzo de 2021

Pasto, árboles y vacas: carbono cero

La desaparición definitiva del cultivo de la caña con destino a azúcar obligó a replantear una salida superadora. Un ambicioso proyecto incluye promocionar la ganadería silvopastoril, la biotecnología forestal, las pasturas megatérmicas, el bienestar animal, y la captura de carbono, como los ejes del resurgimiento económico para la zona.

"La caña ha muerto, sólo hace falta que alguien venga y cierre el cajón", supo decir hace años Elbio Lovisa, un referente de la zona. En una extensa charla con Campolitoral, el agrónomo contó que la confesión le costó varios dolores de cabeza, aunque el tiempo parece haberle dado la razón.

Sólo basta con transitar por las calles de Villa Ocampo para contemplar el aciago destino del Ingenio ARNO, cuyas instalaciones - otrora orgullo del norte santafesino ? se derrumban y desguazan, carcomidas por el óxido y el abandono.

A partir de asumir esta bisagra en la historia, desde el Centro Operativo Experimental (COET) del Ministerio de la Producción propusieron salidas superadoras, que permitan una reconversión productiva aprovechando el potencial de todo el departamento General Obligado.

Crónica de una muerte anunciada

A partir de la década del 90, cuando se desregula la actividad azucarera, se puso a la zona competir con otras áreas productivas del país. "Esta es una zona donde los rendimientos culturales de la caña no son los mejores; donde la estructura socio económica de la región complica un poco la actividad; y a partir de ahí comenzamos a visualizar que la actividad de la producción de caña con destino a azúcar se iba a terminar en algún momento", confiesa Elbio. "No olvidemos que el azúcar es un producto 'demonizado' desde el punto de vista de la salud. Y de esta manera se le fueron agregando debilidades al proyecto".

Lovisa opina que para muchos no hay que seguir haciendo caña, "pero yo estoy convencido que hay que seguir haciéndolo, aunque cada vez mejor". En este sentido, expresa que el destino de la producción cambia por completo, tal el caso de variedades que están estudiando, que responden mejor cuando pasan por los trapiches chicos de la zona, con destino a subproductos tales como la miel de caña, azúcar integral, bebidas alcohólicas, etc. a través de variedades que tienen alta extracción. "Es decir que un trapiche chico le puede sacar mucho jugo", grafica.

 

 

Cosechando pasturas. El equipo, especialmente desarrollado, vio desde Chaco para recolectar las variedades de pasturas que están en estudio.

Caña a pasto

Por otro lado, se está evaluando la calidad de la caña como forraje, y es así que este año están plantando nuevas variedades con ese destino. "Estamos siguiendo variedades que soportan el pastoreo directo de los animales (algo que antes no se tenía en cuenta) y ya detectamos dos materiales muy interesantes al respecto. Lo más barato para cualquier pastura es que el animal vaya y lo levante, pero obviamente que al ser un alimento incompleto estamos desarrollando estrategias para enriquecer esa caña de azúcar para mejorar los niveles de nutrición".

Por último, se explaya contando que a nivel familiar avanzaron en un emprendimiento en el que fabrican bebidas alcohólicas, miel de caña, azúcar integral, "y con el bagazo que nos sobra (casi un 70 % de la caña que nos ingresa) se están haciendo micro silos enriquecidos con la participación de urea, de burlanda, o de grano".

Triple impacto

"Se trata de un proyecto de triple impacto: sustentabilidad económica, ambiental y social", dice el Méd. Vet. Duilio Santana, titular del COET, quien recuerda que a partir de la crisis de la caña con el cierre de los ingenios se empezó a replantear sus objetivos y hacia donde apuntar toda la tecnología.

"Muchos productores de la zona son mixtos y desarrollan otros cultivos. Algo de caña queda, pero con destino ganadero, porque otras de sus alternativas es el uso como forraje. Sobre todo para el invierno, cuando el cañaveral ya cumplió su ciclo. Y coincide con una época en la que no hay producción forrajera en la región. Entonces apuntamos a detectar las variedades de caña que tienen mejor comportamiento en producción de biomasa y algunas variables relacionadas con la digestibilidad de la fibra para apuntar a forraje".

Santana explica que la caña tiene sus deficiencias a nivel de contenido de proteínas, y que se debe suplementar con urea, sobre todo para categorías grandes (vacas o animales terminados). "Para la recría necesitamos proteína de otro tipo, que puede venir de la semilla de algodón, las harinas proteicas (como los expeller de algodón, de soja o la burlanda). Hoy estamos seleccionando las variedades que estamos trayendo de INTA Famaillá para evaluar producción de biomasa, contenido de proteína, componente de fibra, todo relacionada a la digestibilidad".

 

 

Nuevas pasturas para la región

Con respecto a las otras líneas de trabajo, están buscando pastos que se adapten a las condiciones variables de la zona, ya que hay que diferenciar el domo agrícola (la parte más alta a la par de la Ruta 11) donde funcionan mejor las pasturas subtropicales o megatérmicas (brachiarias, grama rhodes, setaria, y algunas leguminosas forrajeras).

"Por otro lado, en las zonas más bajas, vemos que equinomedes se adapta bastante bien, y también pastos de corte como el Tangola, que es una pastura que para los ambientes de cañada puede desarrollarse bien". Otras pasturas que han sido evaluadas son el pasto clavel; y el pasto jesuita que se adapta muy bien para los esquemas silvopastoriles con baja luminosidad. También se estudia el pasto Cambá (desarrollado por la UNNE); un Panicum con gran potencial, y pastos de corte para verano como el Pasto elefante, una especie exótica pero con buena potencialidad para la zona. Hay variedades de corte para ensilar y otras para consumo directo.

La vaca y el árbol

Por último, Santana destaca el tema forestal como otra de las líneas de trabajo. "Ya teníamos alguna experiencia con clones de eucaliptus (materiales de INTA Concordia), y además hemos introducido algunos materiales de una semillera provenientes de Australia". El especialista admite que apuntan a que se pueda desarrollar la forestación por parte de los productores de la zona. "Acá no hay una cultura forestal, pero en la medida que se lo presente como un negocio adaptado a la ganadería puede ser una salida muy interesante para la región. El mundo busca producciones amigables con el medio ambiente y acá tenemos todas las condiciones", reconoce.

Extensión y capacitación

Fernando Benítez es uno de los agrónomos que está trabajando en el proyecto. Explica que están poniendo mucho énfasis en todo lo relacionado con las pasturas megatérmicas. "Buscamos que el productor venga y las vea en macro parcelas con producción animal sobre ella para poder decidir cuál es la que más le gusta y cuáles la que más se adapta a su zona".

Por otro lado, destaca la línea de trabajo en forestación centrada en la adaptación de clones de eucaliptus y pino a la zona, con una doble intención: por un lado todo lo que es la producción silvopastoril en la que se mide la producción animal; y una nueva línea de trabajo relacionada con la captura de carbono, que nos permita empezar a medir los balances de carbono de los establecimientos y la posibilidad de aumentar la captura de carbono a través de la plantación de especies forestales".

Benítez admite que si bien plantearle eso a los productores de la zona es algo muy nuevo, ellos van por la parte del bienestar para mejorar la producción animal. "Sabemos que el mundo está exigiendo mejores condiciones de producción ganadera y nosotros tenemos las condiciones para lograrla", resume.

Con los objetivos claros

Finalmente, la Ing. Agr. Milvana Yacuzzi completa el equipo, y reconoce que un planteo silvopastoril le permite al animal estar en un ambiente mucho más cómodo. Que además, las pasturas sean de mejora calidad, que su sombra los beneficie, y entonces la conversión del animal en la comodidad de la sombra aumenta considerablemente.

"En base a eso estamos estudiando las plantaciones que ya tienen varios años en el COET, y ahora iniciamos una nueva plantación de eucaliptus con tres marcos de plantación diferente, abocados a estudiar distintos distanciamientos de plantas para el manejo silvopastoril y proveer a futuro la madera que las industrias de la zona necesitan".

Y proyecta que quieren promocionar una planificación integral, "y para eso el COET es un espacio fundamental de elaboración de información para esta nueva producción en el norte de Santa Fe".

Fuente:Campo Litoral

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