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OPINIÓN

17 de enero de 2021

Elecciones y doble pandemia en el futuro de Santa Fe

Claves. El crecimiento de los casos de Covid ponen en duda cómo será el año electoral. A la crisis sanitaria, se agrega en santa Fe la inseguridad

Enero transita el inicio del 2021 con un gran déja vú. La pandemia parece volver a ensombrecer la realidad, justo en un año electoral. En Santa Fe, se mantiene vivita y coleando, aunque parezca un oxímoron, la inseguridad.

  Omar Perotti demora casi dos meses el anuncio sobre el sucesor de Esteban Borgonovo. Parece un indicio de que el gobernador le otorga poca importancia a una cartera que, en todos lados, es vital y estratégica. Es más, se trata de la “cartera política”.

Ya se han repetido hasta el paroxismo los nombres que asumirán en Gobierno y, posiblemente en Trabajo. La historia, el manual de la política, indica que le tocaría al futuro titular del Ministerio de Gobierno llevar adelante lo que Perotti no quiso desde el momento en que asumió: consensuar con la oposición —y con muchos de los propios— en la Legislatura.

  Se ha escrito aquí hasta el cansancio: sin el concurso de diputados y senadores del Frente Progresista no puede salir desde la Legislatura ni una declaración por la paz en el mundo. Y en 2021 es año electoral.

De todos, con todos.

  El gobernador parecería querer lotear el gabinete con referencias de todos los sectores, aunque brilla por su ausencia La Cámpora, que, curiosamente, es la organización política que lleva las de ganar en el escenario nacional. ¿Cambiará por acción del pragmatismo ese color del gabinete? Nada se sabe.

 Igual, el principal problema que tiene Perotti no es otro que el de la inseguridad. Lo demás, es lo demás. Lejos de descender, aumentan los delitos de robo, que preocupan a la clase media. No se observa presencia policial. La última declaración que se recuerde de Marcelo Sain fue: “Yo soy Perotti”. Pese a que es en esa área donde están los mayores problemas, Sain es el ministro empoderado por Perotti.

  Lo preocupante es que la inseguridad crezca, no mejore, porque los problemas en la materia vienen de lejos. El 2013 fue el peor año. En ese sentido, se esperaba que Perotti regrese (en algunos casos) a las políticas que puso en marcha Jorge Obeid y ejecutó Roberto Rosúa. Debe señalarse que, desde hace una década, el narcotráfico empeoró la situación. Aunque es otro tiempo, hoy Rosario sigue sangrando.

El culebrón del verano

  En materia política hay más interrogantes que certezas. Ni siquiera se sabe si habrá primarias obligatorias, porque todo indica que el coronavirus estará a sus anchas en los próximos meses. Los que lograron un efectivo golpe de efecto fueron los radicales, quienes quieren ampliar el espacio del Frente Progresista. En el socialismo dicen: piano, piano.

  De acuerdo a fuentes de primera línea consultadas por La Capital, hay conversaciones que exceden la aldea. Horacio Rodríguez Larreta tiene como objetivo dejar de lado la imagen de “derecha dura” que le implantó Mauricio Macri al espacio y pregunta recurrentemente por la situación de Miguel Lifschitz. Hay un ejemplo empírico de la mirada porteña hacia el progresismo: la reunión que mantuvieron Lifschitz, Martín Lousteau y Felipe Michlig.

  Hace unos pocos días, el histórico operador Coti Nosiglia subió las escaleras de la Municipalidad de Rosario y charló 30 minutos de política con Javkin, quien sale ahora periódicamente a pedir más seguridad para Rosario. Sabe el intendente que su antecesora en el cargo, Mónica Fein, pagó más costos por la inseguridad en la ciudad que por la gestión municipal en sí misma. Los rosarinos nunca le perdonaron aquel chamamé que bailó con Sergio Berni.

  Enero va y viene entre funcionarios que hacen viajes por 48 horas a la Costa Atlántica y se reúnen en secreto para evaluar el estado de las cosas en el gobierno santafesino. Nada mejor que hablar de política en Ostende, Valeria del Mar o Cariló.

  La expectativa en Santa Fe está puesta en las sesiones extraordinarias de febrero. Esta columna publicó hace un par de semanas que el gobernador estudia una batería de medidas, entre ellas el proyecto de pedir declaración jurada de bienes a diputados y senadores. Para eso, ya debería tener un ministro de Gobierno que ausculte el ánimo de los legisladores. Roberto Sukerman es un buen nombre para encabezar el Ministerio. Es dialoguista y tiene currículum que lo hace apto para el cargo.

  Marcos Corach, quien conoce a Perotti como a la palma de su mano, tiene un rol clave, aunque no se lo conozca en Rosario, algo que la gestión deberá mejorar respecto a la territorialidad. En este caso, el potencial ingreso de Sukerman también es una buena noticia.

  La dualidad que se presentará dentro de poco será que la campaña electoral estará rodeada de pandemia, un hecho inédito en la historia del país. Muchos creen ver en los errores no forzados de Alberto Fernández y su equipo de Salud un intento por recrear la presencia del Estado.

 No son pocos los que le reclaman al presidente volver al IFE y ATP para asegurarse presencia y votos cuando llegue el momento. Fernández cae en las encuestas pero no hay ninguna referencia que capitalice ese derrumbe.

 Tampoco les sirve demasiado a las oposiciones dividirse hasta el paroxismo. El Frente de Todos tiene un piso del 35% (al fin, el peronismo).

  El peronismo también puede convertirse en ganador, porque no hay una vereda opositora. Hay varias.

Fuente:La Capital

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