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AGROCLAVE

11 de enero de 2021

Maíz: disputa en todos los frentes

Mientras la situación agronómica se complejiza, el cereal es el foco de tensión entre el sector agropecuario y el gobierno de Fernández

El presidente Alberto Fernández le pidió esta semana “solidaridad” a los productores agropecuarios en un contexto donde la crisis sanitaria del coronavirus se recrudece en el mundo, y ratificó la convicción del gobierno de desacoplar los precios internos de los granos de las cotizaciones externas. Eso motivó la decisión de suspender temporariamente las exportaciones de maíz, en un escenario donde la fuerte aceleración de los precios de los commodities atenta contra uno de los desafíos del Ejecutivo para este año, que es contener la inflación.

Por caso, la soja no frenó su escalada alcista y en la semana perforó el techo de los u$s 500 en el mercado de Chicago y, aunque desaceleró un poco los últimos días, el piso es muy alto. Eso impulsó al maíz, debido a las previsiones de recortes de las cosechas en Sudamérica, especialmente en Argentina, a raíz de la escasez de lluvias, y con niveles de stocks mundiales ajustados.

La palabra del Fernández buscó neutralizar el primer frente de conflicto que atravisa su gestión con el sector agropecuario -con el que prometía tener una relación fluida- cuando tres de las cuatro entidades (FAA, CRA y SRA) que conforman la mesa de enlace lanzaron un cese de comercialización por tres días a partir de mañana en reclamo por el cierre del mercado maicero.

Al cierre de esta edición, la medida aún se sostenía, aunque el ministro de Agricultura, Luis Basterra, negociaba una salida, pero tomando como interlocutores a referentes del sector agroexportador que conforman el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y no a los representantes de la mesa de enlace que dispusieron la medida.

Esa decisión profundiza una grieta que comenzó a abrirse desde hace un tiempo cuando el gobierno eligió al CAA para formar parte de las mesas de negociación de la política agropecuaria y no a las organizaciones primarias, a las que considera más un espacio de oposición política que de disputa gremial.

La idea del gobierno es junto al sector agroindustrial monitorear la oferta actual de maíz para el mercado interno. A priori, un trabajo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires indica que aún restan por vender unas 10 millones de toneladas de maíz, lo que sería más que suficiente para abastecer la demanda local.

Si esto se pude garantizar, desde el Ejecutivo analizan la posibilidad de abrir nuevamente la exportación del cereal grueso, lo que dejaría sin sustento el paro del campo que se articuló en base a esa demanda.

De todos modos, la medida no tenía consenso absoluto del sector. De hecho, no sólo fueron las industrias de segundo piso que se abastecen de maíz las que salieron a defender la decisión oficial, sino que también alzaron su voz en primer lugar Coninagro -que integra la mesa de enlace y no acompaña la medida- y referentes de las propias organizaciones adherentes como el caso del presidente de la Sociedad Rural de Córdoba, Pedro Salas, quien afirmó que los productores de esa provincia no van a adherir al cese de comercialización y consideró a la medida como un “boicot a la cadena de producción y al abastecimiento de alimentos”.

También se le sumó el ex presidente de FAA, Eduardo Buzzi, quien dijo que es “cuanto menos apresurada” y la realizan los sectores que “son oposición política”.

En cambio, el sector agroexportador y los referentes de las cadenas de productos como Maizar, Acsoja, Argentrigo y Asagir cuestionaron la decisión de cerrar las exportaciones. Consideran que esto puede replicarse en otros commodities si los precios siguen por las nubes. El Centro de Exportadores de Cereales (CEC), advirtió que el cierre de las ventas de maíz ocasionará el efecto contrario al buscado y planteó que “el abastecimiento al mercado interno estaba asegurado para este bimestre dado el incremento relativo en la producción (afectada por la sequía), de 50 millones de toneladas totales, y las sobradas existencias para consumo de aproximadamente 10 millones de toneladas, mientras que la exportación solo tenía previsto embarcar 1,2 millones de toneladas en ese período”.

Por otra parte, desde Maizar fueron enfáticos y plantearon que los productores no venderán el cereal a menos de los $19.000 pesos la tonelada que es lo que llegó a cotizar, aunque ahora desaceleró. El presidente de esa entidad, Alberto Morelli, dijo que la situación es más compleja que y está vinculada al retraso cambiario que el sector entiende existe en el país y las “`pocas expectativas que tiene el productor para defender sus ingresos”.

De todos modos, el Ejecutivo esta semana hizo un guiño a la cadena de valor de la actividad. Por un lado eliminó por decreto retenciones a las exportaciones a diversos productos agroindustriales, que tienen “bajo impacto en los precios internos de los alimentos”, señaló. Se trata de una grilla que beneficia a 4.700 productos de economías regionales como las cadenas y productos ovinos, caprinos, huevos, acuicultura, apícola, entre otros.

Por otro lado, la Secretaría de Energía de la Nación implementó un esquema de recomposición de precios de los biocombustibles, una medida que llega para dar respuesta al reclamo de las empresas del sector que, en muchos casos, tenían paralizadas sus plantas ante la imposibilidad de cubrir los costos de producción.

Alerta roja

En el medio, los fundamentos agronómicos se complejizan. La Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, planteó un “alerta roja para el maíz temprano en la región núcleo”.

Según indicó, estiman en la zona de Pergamino “rindes de 50 a 60 qq/ha como piso y alrededor de 80 qq/ha en los mejores casos y si llueve de aquí a una semana”. Por otra parte, hay “400.000 hectáreas en condiciones regulares a malas”.

El reporte de GEA del jueves fue lapidario. Indicó que “el 65% de la región está en sequía en el momento que el maíz temprano define el rinde” y advirtió que “las lluvias de los primeros 6 días de enero solo alcanzaron con más de 30 milímetros (mm) al sur de Córdoba y esa es la única zona del área núcleo que se muestra con reservas adecuadas”. El resto sigue desecándose y el 65% del área está con el mayor grado de sequía.

“Se trata de gran parte del centro y sur santafesino, oeste cordobés y norte bonaerense”, indicó GEA y dijo que allí se encuentra un 30% del maíz temprano implantado en la región.

En este momento, el 75% del área está en las primeras etapas de llenado de grano, el 23% en floración y el resto en panojado. Más allá de las enormes diferencias entre lotes por suelos, fertilización, fechas de siembra y los milímetros extra recibidos, los técnicos coinciden en señalar que el problema es el llenado. El agua alcanzó para sostener una buena floración pero ahora los suelos no tienen más reservas en las áreas afectadas por la sequía.

“Los maíces están bien granados, con lindos tamaños de espiga, pero con serios problemas de llenado. Hace 10 días empezaron a removilizar nitrógeno desde las primeras 3 o 4 hojas que ahora están secas. En otros cuadros sembrados más tarde, los granos están recién cuajados y mucho más complicados”. Todos coinciden en que las lluvias de la próxima semana serán cruciales para el cultivo.

Fuente:Agro Clave

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