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24 de noviembre de 2020

El consumo per cápita de pollo alcanzó al de carne vacuna y ambos se ubicaron en 50 Kilos por habitante al año por primera vez.

Según lo datos que conocimos en estos días, en Argentina el consumo per cápita de pollo alcanzó al de carne vacuna, ambos en 50 Kilos por habitante al año.

A nivel global los pollos es la carne más producida desde hace un par de años, donde además de su mayor tasa de incremento hubo baja en la producción de cerdo a partir de la fiebre porcina africana en China y otros países. Aunque las proteínas animales más consumidas son los peces si sumamos los de captura y los de acuicultura.

 

De todos solo los vacunos y ovinos pueden consumir pastos con altos niveles de celulosa. Cuestión relevante que no siempre se considera. El resto está alimentado básicamente con maíz y soja.

Para caracterizar mejor lo que ocurre, desde 1960 a hoy se pasó de una producción de pollo, cerdo, bovino y ovino de 87 a 430 millones de tn, es decir casi de por 5, el doble de la población que de 3 a 7,5 mil millones de personas  El consumo per cápita de carnes  se duplicó.

 

 ¿Cuáles son los rasgos que hacen que los cambios se vayan dando?

 

Por un lado, se vincula los millones de pobres rurales que pasaron a ser clases medias urbanas. China tiene un papel relevante, recordemos que fueron más de 20 millones por año, equivale a una Argentina cada dos años a los que generar trabajo, vivienda, escuelas, servicios de salud etc. En ese tiempo Argentina pasó de ser un país predominante de clases media a uno con la mitad de pobres, caso único a nivel global.

Otra razón es la eficiencia de transformación entre especies. Para obtener un kilo de carne en cerdo se requieren unos 3 kilos de alimento balanceado, en  pollo dos y en peces forrajeros (tilapias y carpa)s poco más de un kilo, en bovinos u ovinos en feedlot son unos 7 kilos. La eficiencia de conversión es fundamental ya que la tasa de crecimiento productiva o de consumo es inversamente proporcional. Con mejor conversión más barato en términos biológicos, económicos y ambientales.

Hay otras dos proteínas animales importantes, la leche y el huevo. De leche se producen más de 700 millones de tn y de huevo 76  millones de tn. Si bien la composición proteica es menor por la cantidad de agua que tienen, cuando se convierten esos volúmenes en términos de tn de proteínas, la leche es un 75% de la de pollo pero un 27 % más que la carne vacuna. Dato llamativo, las lecheras producen más proteínas que las de carne.

En peces, desde siempre las proteínas más consumidas, se produjeron 178 millones de tn pero lo que cambio profundamente es el origen, ya que los de pesca pasaron ser casi todo en los 60 a hoy ser superado en el consumo humano directo por los de acuicultura. De los 20,5 kilos consumidos per cápita, hay 11,2 producidos. De acuicultura además de los 82 millones de tn de pescados se producen 32 millones de tn de algas y 26 millones de ornamentales y de perlas. Para tener una dimensión argentina produce unos 3 millones de carne bovina, 38 veces más.

Hay muy pocos países que consumen más de 105 kilos totales de carnes a nivel mundial, la lista la encabeza EEUU y siguen Argentina, Australia y Nueva Zelandia. Nuestro país a los 100 que suman pollo y vacuno, se le deben sumar unos 17 de cerdo y 2 de ovinos.

En Argentina en 1960 el consumo de carnes totales era de cerca de 100 kilos, más del 90 %  de vacuna, ahora es del 42%. El pollo en aquel momento era misceláneo, aún no se había desarrollado la avicultura industrial. La otra cadena que avanzó fue la del cerdo, que se consumía casi todo como fiambres, hoy en fresco son un 15%.

Vemos cambios estructurales importantes, pollo en el centro de la escena, aunque en pocos años los peces de acuicultura lo superan. Y estos cambios atraviesan a todos los países, y eso ocurre también en Argentina. Hace pocos años era impensable que se consuma tanto pollo como carne vacuna.

Mientras esto ocurre, Argentina exporta más del 63% del maíz como grano y más del 90% de la soja para que otros produzcan pollo, cerdo, peces, leche o huevos. Sin reglas de juego consistentes y permanentes no estarán las inversiones necesarias para hacerlo en nuestro país. La Vaca Viva requiere dirigencias políticas y empresarias que acuerden con grandeza un proyecto  que genera confianza para realizarlas. Nos sobran oportunidades, falta inteligencia vincular y deponer intereses en pos del conjunto.

Fuente:Mitre y el campo

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