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OPINIÓN

24 de noviembre de 2020

Qué tensión que hay en el ambiente

Claves. La política santafesina está en ebullición por la falta de sinergia entre el gobierno y la Legislatura, sobre todo entre los propios peronistas. Sain divide las aguas y hace que senadores y diputados se unan en su contra

Picante. Así está el ambiente en la política santafesina, que sube de temperatura a medida que la primavera le va abriendo los brazos al verano.

   A veces parece un huracán en el pocillo de café que se resolvería con un par de decisiones concretas. “A esto lo resolvemos en dos minutos, pero se tiene que ir (Marcelo) Sain, que vino a rompernos”, dice un histórico dirigente peronista curtido en mil batallas.

Las dos leyes que fueron votadas con una amplitud demoledora, por la cual el ministro de Seguridad no podría volver a su cargo anterior (es manifiesta la incompatibilidad) y el pedido de rendición de cuentas de los gastos reservados armó un nuevo zafarrancho de combate. En estas cosas, es bueno tener la cabeza fría. Y Omar Perotti la tiene. Puso la pausa. Y tomó una decisión correcta, al intentar ampliar a la fórmula de gobernador y vice el fifty fifty de género.

   El gobernador se tomará su tiempo antes de decidir si veta o no las dos leyes. Nunca hay que tomar decisiones bajo emoción violenta. Las leyes anti Sain impactan en la gobernabilidad, porque aquí lo trascendente para el análisis no es el voto del Frente Progresista, al fin oposición, sino el acompañamiento y/o la abstención de los senadores peronistas.

Insultos para todos

Es más, dicen desde la Casa Gris con una lógica impecable: ¿por qué no lo hicieron en la gestión anterior, cuando Sain era funcionario del Frente Progresista? Hoy, el progresista Sain califica al Frente como “la revolución Libertadora” y a los senadores como a un grupo de malandras. Así, resultará muy difícil que el gobierno tenga presupuesto, endeudamiento, emergencia y reforma policial antes de tiempo.

   Cerca del mandatario consideran que es un oxímoron que los senadores díscolos denuncien “falta de diálogo con el Ejecutivo, cuando se mandan dos leyes sin haberlo consultado con nadie”. Sea como fuere, ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién calma las pasiones internas en el peronismo?

   No deja de sorprender cómo se tiran flores Sain y el macrista Roy López Molina. Dicen que a López Molina le costó en su momento sumar su voz al rechazo del Concejo por los ataques de Sain a periodistas. Tienen buena onda. López Molina y Leandro Busatto fueron los más escandalizados por las leyes.

  Sain vinculó a su antecesor, Maximiliano Pullaro, con personas de dudoso historial, tildó de “incompetente y mentiroso” al ex ministro de Gobierno Pablo Farías y consideró que algunos senadores (por Armando Traferri) azuzaron a la policía para que se levante contra el gobierno, entre decenas de adjetivos más.

   La gran pregunta que se levanta sobre el peronismo santafesino es hasta cuándo seguirá el clima de diáspora interna. “Hasta que el gobernador tome una decisión”, le dijo un legislador a La Capital. El problema no es la cuestión coral sino el récord de homicidios y otros delitos en Rosario.

   Por lo pronto, hay voces que sostienen que Sain podría volver a su antiguo cargo, porque las leyes “siempre son para adelante, nunca retroactivas”. Es difícil saber qué pasará sin el diario del lunes, aunque alguno le haga leer el diario del día anterior.

   Perotti quiere que la Legislatura apruebe rápido el presupuesto y la conectividad. En este mar revuelto parece imposible que salga por consenso hasta una declaración por la paz en el mundo. En las vísperas del cambio de gabinete, Perotti tiene una oportunidad inmejorable para afinar las cuerdas de una gestión en la que sobresale el ministro de Economía, Walter Agosto. De 18 mil millones de déficit, Economía tiene 18 mil millones en verde.

   Esto demuestra que hay un problema político y no económico. Y hay que desmalezar. El único que tiene las herramientas es el jefe de la Casa Gris.

   A propósito de los problemas que tiene el gobernador, la pandemia golpea más que nunca a sus funcionarios: Celia Arena, Silvina Frana, Marcos Corach están convalecientes por el latigazo que la peste pegó en la ciudad de Santa Fe, capital de la burocracia.

   La necesidad de acordar internamente se hace más gravitante porque se está a punto de ingresar a un año electoral. “No podemos ir a elecciones con el gobernador peleado con los senadores nuestros y con un ministro (por Sain) diciendo barbaridades de todo el mundo. Con muy poquito, Omar (Perotti) tendría que estar hoy posicionado como un presidenciable y manejar la provincia de taquito”, dijo una referencia del kirchnerismo.

   En la oposición se restregan las manos pensando en el escenario por venir. “Antes de hablar de nosotros, que arreglen la casa de ellos”, dijo un diputado provincial que escenificó la situación: “Volvería a votar con las dos manos el control de gastos reservados al Ministerio de Seguridad y la ley de incompatibilidad”.

   Mientras tanto, Miguel Lifschitz recorre un par de pueblos por semana, dando indicios de que será primer candidato a senador nacional del Frente Progresista. En verdad, todos empiezan a caminar la bota.

   Podrán recorrer departamentos pero la llave del tesoro, hoy, la tiene el gobernador. ¿Habrá un antes y un después con los movimientos en el gabinete? Falta poco para saberlo.

Fuente:La Capital

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