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PANDEMIA

3 de mayo de 2020

El regreso de las cacerolas

Claves. El presidente se durmió en los laureles de las encuestas y la sociedad reaccionó frente al intento de liberar presos comunes. El cristinismo gana cada semana más poder adentro del gobierno. Perotti, con objetivos propios.

00:00 hs - Domingo 03 de Mayo de 2020

Buena parte de la sociedad argentina tiene en alerta los dispositivos tendientes a evitar las grandilocuencias del poder. O, mejor dicho, las tentaciones, rayanas con la estupidez, que suelen partir desde sectores del poder. El instrumento para impedir esas desmesuras es la cacerola.

Se validó aquí la buena performance de Alberto Fernández durante la cuarentena (sentido común, capacidad de liderazgo), algo que se reflejó en la opinión publicada, pero se alertó también sobre la tentación presidencial a hacer siempre una de más, o a dejarse estar.

Fernández no debe despegarse jamás de los movimientos propios de un frente que gobierna el país pero que, al fin, tiene nombres propios que lo secundan, no que lo empardan. Y mientras el jefe del Estado miraba para otro lado apareció el mix de intereses corporativos para liberar a los presos por corrupción, en paralelo a la población carcelaria común.

La sociedad tiene una capa sensible frente a las cuestiones de seguridad. Les complicó la existencia a todos los gobiernos, en todas partes, Y si no que lo cuenten los progresistas en Santa Fe, que perdieron las elecciones por el "orden y paz" que voceó Omar Perotti. En la provincia se liberaron 303 presos desde la entrada en vigencia de la cuarentena. Según el fiscal Jorge Baclini es un número normal.

Recién en paralelo al sonoro y masivo cacerolazo, el presidente despertó. "En Argentina la solución del problema está en manos de los tribunales. Son los jueces naturales quienes, de considerarlo necesario, disponen libertades", tuiteó, mientras el teflón ya había hecho todo el daño posible adentro del Ejecutivo. La cuestión reanimó un debate viejo pero permanente. Quién manda y quién es el mandado adentro del gobierno. Manda Fernández, pero el cristinismo tiene cada día más poder. ¿Es ilógico? No. El ex jefe de Gabinete no sólo ganó gracias a Cristina, sino que fue candidato gracias a CFK.

Suena naíf ese coro de analistas pidiéndole al presidente que rompa con "la jefa". El fernandismo no nació ni con Fernández en el poder. Al menos durante estos meses. Los gobernadores reportan al presidente, pero tienen juego propio. Y los kirchneristas de La Cámpora son como son. Nadie puede sorprenderse por lo que hagan o dejen de hacer.

La Cámpora, el kirchnerismo de paladar negro, o como se lo quiera llamar, tiene cada momento más poder. Maneja la caja más grande (Ansés), controla el Pami y ganó un nuevo casillero en la provincia de Buenos aires, con la incorporación del Cuervo Larroque al multimillonario presupuesto del Ministerio de Desarrollo. La agrupación creada por Máximo Kirchner (personaje central, estratégico y capacitado) posee cargos y plata para hacer política y estar presente territorialmente.

Se dijo que Fernández debería crear el fernandismo como esquema de liderazgo para ir en busca de la coptación de todo el poder, como alguna vez hizo Néstor Kirchner con los duhaldistas.

Se recomienda la lectura del libro "El Flaco", de José Pablo Feinmann. Allí se expresa claramente cómo funcionó la compra de punteros duhaldistas para, finalmente, adoptar como propia a la provincia de Buenos aires. En 2003, Fernández (jefe de Gabinete) estiró un enorme mapa de la provincia. Kirchner puso un dedo sobre el mapa. "La pegaste. Justo ahí, no tenemos a nadie", dijo Fernández. "Lo único que te puedo decir es quién es el más barato", reforzó ante el silencio de Kirchner. El puntero más barato pertenecía al partido del comisario Luis Patti. Kirchner aceptó ir por el seguidor del violador de los derechos humanos y largó una frase cargada de ironía hacia Feinmann: "Esto es política. ¿cómo se lo explico a los progres?". Extraordinario gag para explicar a Kirchner y a Fernández. En realidad, para explicar al peronismo.

Hoy, al presidente se le complica ir por los intendentes, porque el gobernador Kicillof es un apéndice de Cristina. Y porque Máximo es el principal operador en la provincia. El que habla con todos. El que prepara su base de acción política y territorial para que se cumpla el deseo de su madre. Quiérase o no, hoy La Cámpora es la única maquinaria que hace política, a la par de gobernar el país. Está muy por encima del resto de los partidos políticos, incluso del resto del peronismo.

Lo mejor que le puede pasar al peronismo es que nada cambie entre los que se llamaban Cambiemos. Si Mauricio Macri sigue siendo el jefe y Patricia Bullrich continúa machacando el tono discursivo, el peronismo se frotará las manos.

Fernández tiene que recuperar sus bondades como líder módico, las que lo llevaron a tener 80 por ciento de imagen positiva. Se está en presencia de un gobierno porteñocéntrico-bonaerense. "Y no están mandando fondos, no les suena el reloj todavía", le dijo un intendente a este diario.

En paralelo a las claves nacionales, en Santa Fe Perotti tuvo su primer discurso ante la Asamblea Legislativa. Expandió sus preocupaciones y resaltó las acciones por el coronavirus. Hoy tiene leyes para afrontar la crisis económica y social, pero no es un buen momento para la búsqueda de financiamiento. De hecho, sólo consiguió colocar cinco mil millones de pesos del Nuevo Banco de Santa Fe.

Apostó a la conectividad. "El Frente Progresista invirtió en rutas a medio hacer, pero la pandemia demostró que internet es tan importante como la logística del transporte y las obras viales", apuntó una fuente. Hubo un párrafo que pasó inadvertido, y que extrañamente no generó reacción en el Frente Progresista: "La situación de los hospitales públicos de la provincia era grave entes de la pandemia", dijo el gobernador. En su entorno, advierten que "deberían haber invertido más en equipamiento que en grandes estructuras hospitalarias".

Pese a que el discurso de Perotti estuvo diez tonalidades más abajo que el día de la asunción, los cruces con el Frente Progresista estarán a la orden del día, en el momento en que la política levante los telones.

Como la temporada de cacerolazos que, el jueves pasado, subió las cortinas. Y podría extenderse en el tiempo.

 

fuente: la capital

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