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OPINIÓN

4 de julio de 2025

Escenas de mala educación explícita en Diputados

Escenas de mala educación explícita en Diputados

El Congreso argentino volvió a ser escenario de un espectáculo lamentable. Lo que debería ser la cuna del debate democrático se convirtió, una vez más, en un ring de insultos, empujones y maniobras que dejaron al descubierto la falta de decoro y la crisis de representatividad de nuestra clase política. La sesión especial convocada para tratar proyectos clave —retenciones, financiamiento universitario, límites a los DNU— terminó en un caos que, lejos de esclarecer, oscureció aún más las intenciones de los protagonistas.

El detonante fue una escalada de agresiones verbales y físicas contra el diputado José Luis Espert, con insultos y hasta un empujón por parte de un legislador ligado a Smata. Diputadas como Paula Penacca, Vanesa Siley y Florencia Carignano se dirigieron a las bancas libertarias, en un acto que pareció más un show mediático que un intento de diálogo. 

Mientras tanto, sectores del PRO y otros opositores aprovecharon para levantarse e irse, dejando la sesión sin quórum. ¿El resultado? Un bochorno nacional que alimenta el descrédito hacia la política.

Es difícil encontrarle lógica a lo sucedido. El Congreso argentino, con sus 257 diputados y una fragmentación nunca vista, no es una escribanía, pero tampoco debería ser un circo. 

La oposición, que incluye desde kirchneristas hasta sectores del radicalismo y el PRO, tenía los números para avanzar en los proyectos. Sin embargo, todo indica que una parte del kirchnerismo, con años de experiencia en el manejo de la Cámara, decidió sabotear la sesión. 

Cecilia Moreau, por ejemplo, tomó la palabra en un momento clave para hablar de un hipotético regreso al poder, estirando el trámite y dando pie al desbande.Surge entonces la pregunta: ¿por qué? Una teoría que circula, impulsada por sectores radicales, sugiere un supuesto pacto entre kirchneristas y libertarios para frenar iniciativas que podrían incomodar a ambos. ¿Un trueque para proteger intereses cruzados? ¿Una maniobra para evitar que avance la Comisión Libra, que investigaría la "humilde ley"? 

Especulaciones aparte, nadie cree que esto esté ligado a un indulto para Cristina Kirchner —una idea que, de existir, sería mucho más ruidosa—. Lo cierto es que el episodio parece montado, una puesta en escena para que cada bando se garantice su minuto de fama en los canales de noticias: Espert en uno, las diputadas kirchneristas en otro.

Este Congreso fraccionado, donde ningún bloque tiene más de 39 diputados, refleja la diversidad de la Argentina, pero también su incapacidad para construir consensos. No es la primera vez que los legislativos del mundo se calientan, pero lo de ayer no fue un debate acalorado: fue un despliegue de mala educación y oportunismo. 

Y sí, hay que espantarse. Porque cuando los representantes del pueblo se gritan, se insultan y se empujan, no solo traicionan su mandato, sino que alimentan la desconfianza de una sociedad que ya no espera mucho de ellos.

La política argentina necesita madurar. Todos merecemos un Congreso que debata ideas, no que escenifique peleas para las cámaras. Si este circo fue orquestado para frenar proyectos o para ganar titulares, el único perdedor es la democracia.

Fuente: Cadena 3

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