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POLITICA

24 de junio de 2021

Estuvo más de 30 días internado, con dos intubaciones y sobrevivió

El hombre contaba con antecedentes de diabetes e hipertensión. Su mujer cuenta la lucha que libraron en el Mama Antula para salvar su vida.

El 19 de mayo Ariel Alejandro Petinichi Nazar (40) fue el último día que estuvo en su casa antes de ser internado hasta este lunes, cuando 33 días después, gracias a la ayuda de enfermeros, médicos, kinesiólogos y de su esposa Luciana Magheri, además de innumerables cadenas de oración y una fe inquebrantable de sus familiares, amigos y conocidos, pudo regresar. Hoy tiene casi 20 kilogramos menos que a mediados de mayo. Pero lo importante es que está de vuelta.

Desde ese miércoles 19, cuando lo llevó una ambulancia del 107 con una saturación de oxígeno de 61, cuando lo normal es 97 ó 98 y casi 40 grado de fiebre, con la incertidumbre de estar contagiado con una enfermedad que ya se llevó la vida de más de 700 santiagueños, estuvo internado primero en el hospital Independencia, luego en el Nodo Tecnológico y, finalmente, en el Centro de Salud Mama Antula, en el sur de la ciudad, según cuenta su esposa, Luciana Magheri.

Ariel, con antecedentes de diabetes e hipertensión, tuvo un cuadro de neumonía bilateral severa por haberse infectado con coronavirus. Esa odisea de 33 días, en los cuales recién en los últimos pudo ver a sus familiares, lo hizo pasar por dos intubaciones de casi una semana cada una, porque luego de fracasar en la primera oportunidad “sus pulmones seguían como piedra, sin expandirse”, cuenta su esposa. Ariel cumplió sus 40 años estando intubado e inconsciente, pudo celebrar desde la cama el cumpleaños de uno de sus hijos. Y, en el tramo final de su internación, festejó con su esposa el Día del Padre.

“Mi esposo empieza con los síntomas el 12 de mayo, el sábado 15 estaba con fiebre, el miércoles 19 seguía con fiebre de 39 a 40 grados, no le bajaba con nada. Ahí llamamos al 107 porque él no queriá salir de la casa, se iba sin saber qué iba a pasar, estaba con mucho miedo, sobre todo porque en esa situación nadie lo podía acompañar”, agregó Luciana.

Magheri comentó que “lo llevan al hospital Independencia, de ahí le dicen que tenía una neumonía bilateral y deciden esa noche del 19 llevarlo al Nodo. Lo ingresan al otro día.

“Ha estado allí 4 días y su cuadro se agravó. Deciden trasladarlo al hospital Mama Antula, donde había una cama. Lo reciben allí y entra en un estado grave. Los médicos lo han tratado con cánula de alto flujo. El martes (25) , me llama y se lo veía mejor. Pero el miércoles me llaman los médicos para decirme que iba a ser intubado porque se estaba agotando, ahí empezó mi pesadilla”, indicó.

Para la mujer, “esa ha sido la peor noticia porque sabemos que ellos -los médicos- no quieren llegar a intubar a una persona porque entran muchas bacterias a través del tubo respirador y eso puede empeorar el estado del paciente. Además, cuando sucede esto, te llaman una sola vez al día. Los pronósticos no eran alentadores, me decían está estable, pero sin mejorías”. Agregó: “Toda una semana ha estado intubado. Me habían dicho que la situación era algo dinámico, que podía mejorar, empeorar o seguir igual”. A la semana de la primera intubación lo despertaron. “Pero no saturaba bien. Sus pulmones seguían como una piedra”. Tres días después, lo volvieron a intubar.

“Me decían -agregó- que lo iban a tener todo el fin de semana intubado y verían el lunes cómo seguía. Ese lunes él se despertó y desequilibra todo lo que venían haciendo: un respirador que lo tenía a 45 lo tuvieron que subir a 80 porque no era suficiente el oxígeno”. No le podían suministrar el medicamento.

Ese lunes a la mañana, la depresión y la desesperanza volvieron a ganar a Luciana. A las 16, desde un número que no conocía le llegó un mensaje de whatsapp. Una médica del Mama Antula le escribía que “se le estaba suministrando la medicación”. Recordó que “era muy baja la probabilidad que se salvara, pero al tercer día de la medicación, le sacaron el tubo y saturaba muy bien”. Pero, “él estaba muy temeroso, respiraba como cuando una persona tiene miedo. Había empezado a ponerse mal porque tenía flemas, la falta respiratoria mas la tos, lo ha desestabilizado y empezaron a trabajar los kinesiólogos. Ese día me permiten pasar a tomarle la mano, eso ha sido para los médicos algo excelente porque a veces los pacientes se van por la soledad por la que pasan”. Agregó que “eso ha sido un jueves, el domingo lo sacan de terapia y lo llevan a una habitación común. Ha ido dejando de a poco el oxígeno, ha pasado a la bigotera, los kinesiólogos, los médicos, los enfermeros, son todos gente muy profesional y hacen las cosas con amor”.

Una campaña solidaria de horas que recolectó $186.000 para el medicamento que lo salvó

El sábado y domingo que pasó intubado por segunda vez Ariel, una vecina le comentó a Luciana sobre un medicamento, el Actenra, “porque a una prima de ella le habían puesto y había podido salir adelante. Es un antibiótico para la artrosis y artritis, muy fuerte y muy caro, costaba $186.000”, indicó.

Magheri hizo la consulta con los médicos del Mama Antula, si era posible colocarle esa medicación. Luego de una interconsulta entre ellos, le respondieron que era factible y que “trate de conseguirla pero que era muy cara y no se conseguía porque todo el mundo la estaba aplicando”.

El paso siguiente fue comenzar una campaña en redes sociales para reunir el dinero. Puso en su estado de Facebook la necesidad y urgencia de la medicación y un CBU para quien quisiera hacer un aporte.

“Eso ha sido como a las 17 del domingo y la gente, los amigos y desconocidos han empezado a compartir de tal manera que el lunes a la 13 teníamos los medicamentos y además un vecino me había regalado una dosis. Pero ese lunes, no le podían dar la medicación porque él se había agravado”. 

Fuente:El Liberal

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