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OPINIÓN

5 de octubre de 2020

Ni economía apta ni buena salud

Claves. Aquella supuesta contradicción entre la priorizar lo sanitario por sobre lo económico se dio de bruces contra la realidad: ambas cosas están en el peor momento desde que empezó la pandemia

No hay buenas noticias.

   Si los números de la pandemia explotaron en la provincia de Santa Fe como nadie hubiera esperado hace hasta hace pocas semanas, la economía se encargó de oficializar datos: 18 millones de personas están bajo la línea de la pobreza, entre ellos el 56% de los niños. Con este escenario, no hay presente, pero los Sex Pistols también dirían: “No future”.

   Argentina está en un Titanic herrumbroso, en el que buena parte de la clase política no ve, no oye, no entiende. El gobierno perfila buenas acciones, como cuando acicatea a los gobernadores a hacer menos caja e invertir en estos tiempos de sequedad. Pero, casi en paralelo, demuestra que la estructura de poder está loteada.

   ¿Cómo puede tener la Argentina a Carlos Raimundi como embajador en la OEA? Con razón Fernández descree del mérito. Así le va. No se puede, en materia internacional, decir una cosa a la mañana, otra a la tarde y sintetizar a la noche. En el país que vivimos vaya y pase, todo es posible, pero en el exterior alumbra que aquí está todo atado con cinta scotch.

   Un columnista de La Tercera de Chile, ex funcionario del país trasandino, no dejo pasar el momento argentino: “Casi 19 millones de personas bajo la línea de la pobreza, el 56% de los niños menores de catorce años en esa condición; cuatro millones de habitantes sin acceso al agua potable y alcantarillas, prácticamente sin mercado de compra y venta de divisas, una inflación anual por sobre el 50%, en recesión, y una caída del PBI de algo más de 19 puntos en el último trimestre”. Lo peor es que tiene razón.

   Lo que nació como política de Estado, en el comienzo de la pandemia, termina como culmina todo en Argentina desde hace ya años. A pura grieta, a puro insulto, a puro amateurismo. El problema no es sólo del gobierno, ni mucho menos. Esta semana desde la Casa Rosada se invitó a los popes empresarios a reunirse con la crema del gobierno, pero no fueron los mas importantes. En un país serio, nadie rechaza estos ágapes en la pirámide del poder.

   Se necesita del apoyo de todos para salir de una crisis que aún no mostró su peor cara. Argentina ocupó el cuarto lugar entre los 10 países con peor desempeño según la Universidad Johns Hopkins, y llevó semanas siendo el que mayor cantidad de muertes cada 100.000 habitantes tuvo en este grupo (fuente Nueva Mayoría). Gravísimo.

   En paralelo a la suba de casos de Covid 19, el presidente cayó de forma estrepitosa, aunque menos en Santa Fe que en otras provincias. Sin embargo hay un dato que reveló la encuestadora Reale Dellatorre que debe preocupar al gobierno nacional: el 69,30% de los santafesinos es pesimista respecto del futuro, sólo el 23% es optimista. El resto, no sabe, no contesta.

   A propósito de esa medición, la mayoría considera que debe haber un “frente de frentes” opositor para enfrentar al peronismo santafesino (46% a 31%). Si las elecciones fuesen este domingo habría paridad entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. Traducido: la grieta no afloja. Ni aflojará.

   El panorama es desolador respecto a la credibilidad e imagen de los dirigentes. En casi todas las provincias cuando se pregunta a quién votarán en 2021, el “ninguno” se planta en tercer lugar. Imaginen lo que vendrá si es que el coronavirus no afloja y los gobernantes no recuperan autoridad.

   Consigna el estudio de Nueva Mayoría (que conduce Rosendo Fraga) que durante la larga cuarentena se ha fortalecido políticamente la vicepresidenta Cristina Fernández respecto al presidente. A fines de marzo se decía que la mejora en la imagen de Fernández le iba a permitir independizarse de ella. La imagen positiva de Cristina se encuentra entre 25 y 30%; no ha aumentado durante la larga cuarentena, es más, ha bajado algunos puntos. Pero no ha pasado así con su poder político.

A solas

   En Santa Fe, una cosa es lo que parece y otra la que es. En las últimas horas trascendió un encuentro a solas entre el gobernador Omar Perotti y su antecesor, Miguel Lifschitz. ¿Cuántas reuniones habrán tenido sin que hayan trascendido?

   De todos modos, es una buena noticia que se reúnan, que intercambien posiciones, que se digan las cosas en la cara. La oposición quiere seguir el rastreo de los 3.000 mil millones que anunció Fernández para seguridad.

 Sin embargo, un alto funcionario de la Casa Gris (por el cargo, no por la estatura física) dijo a La Capital: “Esos 3.000 millones que anuncia Fernández son como las despedidas de Los Chalchaleros, están dando vueltas desde que asumió”.

   De hecho, por estos días no se observa presencia policial ni en el centro de la ciudad de Rosario. Por extensión en el tiempo la pandemia de seguridad, con sus 156 muertos, genera igual tensión que el contexto del coronavirus.

   Perotti cree que se le reprocha a su gestión mayores críticas que a la de Lifschitz, y que las características neblinosas de su ministro de Seguridad hacen que no se critique a la gestión de Maximiliano Pullaro. Números son números. No hay mejor realidad empírica que la sumatoria. Y en Rosario ya se esta cerca de los 160 muertos por causas violentas desde enero, con pandemia y todo.

   Diálogo, empatía y acción. Es lo que necesitan Fernández, Perotti y la oposición. No son tiempos para jugar el partido en soledad.

Fuente:La Capital

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