20 de julio de 2020
Cristina sale a jugar fuerte en un momento delicado para el gobierno nacional

La intervención de la vicepresidenta en redes sociales abrió un debate sobre las diferencias en el Frente de Todos y el liderazgo de la coalición.
Domingo 19 de Julio de 2020
Si, como sostiene la teoría del caos, un aleteo de mariposa puede generar una tormenta al otro lado del mundo, un simple tuit de Cristina Fernández de Kirchner puede sacudir todo el tablero político de la Argentina.
Hace exactamente una semana, la vicepresidenta subió a su cuenta de Twitter una nota de Página12 en la que se cuestiona la estrategia del gobierno de Alberto Fernández de tender puentes hacia los grandes grupos económicos del país. “Para entender y no equivocarse”, remató la ex mandataria.
Esa jugada fuerte contrastó con el estricto perfil bajo que mantuvo CFK en el primer tramo del gobierno, dominado por la economía y la pandemia. Para el politólogo Gustavo Marangoni hasta el domingo pasado Cristina tuvo una participación política más quirúrgica y vinculada a los temas judiciales y trató de ajustarse al rol tradicional de la vicepresidencia, aunque con más protagonismo en el Senado. “Históricamente en la Cámara alta no eran los responsables de orden la agenda legislativa, esa era la tarea del jefe del bloque”, explicó el director de la consultora M & R Asociados.
Por el contrario, para el sociólogo Eduardo Fidanza sus objetivos exceden el terreno judicial. “Ella también quiere sostener a los funcionarios que le responden y afianzar la orientación ideológica y el particular estilo político que la caracterizó durante sus dos presidencias. Ejerce un fuerte liderazgo, condicionando al presidente y al peronismo, que no se le atreven. El 50% de la sociedad la rechaza, pero eso parece no hacer mella en su capacidad de conducción, que ejerce con gran habilidad”, sostiene el director de Poliarquía.
Jugada fuerte
Lo cierto es que el tuit de Cristina sacudió la dinámica política. ¿Cómo debería leerse ese mensaje de la otra líder del oficialismo?
Según el politólogo Lucio Guberman el posteo de CFK revela que su sector empieza a jugar el rol que le corresponde en la coalición de gobierno, que es encarnar el ala dura en la negociación con el poder económico.
A contrario de la visión instalada en la opinión pública, el también docente universitario cree que el juego de la ex presidenta es funcional a la posición de Alberto. “A él le funciona mostrarse como una suerte de árbitro entre Cristina y los grupos económicos, que muestran ni un atisbo de colaboración, ni siquiera en una situación extrema como la que estamos viviendo”, considera.
En la misma línea, la politóloga Ana Natalucci no cree que haya sido una crítica al gobierno. “Lo vi como marcar una posición sobre cómo hay una conducción política del proceso económico. Hay problemas estructurales como el de la deuda que no está resuelto, y fue agravado por la situación económica de la pandemia”, sostiene la también investigadora del Conicet.
Por el contrario, de acuerdo a Fidanza fue una jugada contra Fernández. “El tuit de CFK responde a dos claros objetivos: uno, influir en la línea ideológica del gobierno; dos, limitar al Presidente recordándole el peso y la influencia que posee”, evalúa.
Más tensión
Otros interrogantes se vinculan a si el tuit inaugura una etapa de mayor tensión entre los liderazgos del Frente de Todos, ¿Cómo seguirá la sociedad política que permitió al peronismo regresar al poder?
Marangoni remarca que como suele suceder en todos los ámbitos sociales, no sólo en la política, la tensión crecerá si los problemas no son resueltos y se genera un clima de insatisfacción generalizada.
“Todo dependerá de que el gobierno empiece a tener resultados positivos en distintas áreas y temas en los que hoy la moneda está en el aire, como la deuda, la pandemia y la principal propuesta de campaña de Fernández, que es encender la economía”, proyecta Marangoni. Y desliza una comparación futbolística: “Es como cuando compran a un jugador después de una fuerte inversión y estás esperando que haga los goles. En el fondo somos todos bilardistas”.
Fidanza advierte que las tensiones en el Frente de Todos son “indisimulables” y tienen un alto costo para el país y para el gobierno. Lo ilustra con dos cuestiones de política internacional: el memorándum con Irán y la situación de Venezuela que, a su entender, muestra en forma dramática la fisura en el oficialismo. “Las consecuencias pueden ser nefastas —alerta—, Donald Trump está exigiendo un claro alineamiento internacional para influir en una solución favorable de la deuda, mientras la Argentina muestra una posición ambigua que puede costarle muy cara”.
Sin embargo, en algunos aspectos la tensión más que en el gobierno parece venir desde abajo y los márgenes de la coalición. Un ejemplo: después del tuit de la polémica quienes salieron a cuestionar al presidente fueron Hebe de Bonafini y Julio De Vido, dos personas sin cargo. Peor: el ex ministro de Planificación está alejado del kirchnerismo en el poder. Por el contrario, el que sí defendió al jefe del Estado fue Andrés Larroque, referente de La Cámpora.
En este sentido Natalucci no ve “tanta discusión al interior de la élite que gobierna sino más bien entre los grupos que representan”.
Y agrega: “La ruptura de 2013 entre el kirchnerismo y el Frente Renovador expresaba intereses distintos y diferentes formas de ver la crisis y eso va a seguir estando. Diría que hay más de bases y cuadros intermedios que a nivel dirigencia”.
En este marco, ¿Cómo debería administrar Alberto Fernández la relación con Cristina y evitar que escale el conflicto dentro de su espacio político? Natalucci reconoce que el de Alberto es un rol difícil pero subraya que la forma de desactivar la interna pasa por construir una agenda propositiva que trace un camino de salida a la crisis.
Fidanza es pesimista: cree que a Fernández le resultará cada vez más difícil mantener el consenso interno. “Su situación es muy complicada —remarca el investigador de opinión pública—. Enfrenta la pandemia con firmeza, pero con una sociedad cansada que lo obliga a flexibilizar la cuarentena en el peor momento; le espera una enorme crisis económica, que recién se insinúa; —no sabe, no puede o no quiere es difícil descifrarlo— hacer prevalecer su autoridad ante su vicepresidenta, que lo desafía día a día. Sin embargo, es probable que antes que la interna, sea su capacidad de afrontar la crisis y encaminarla lo que afirme o destruya su legitimidad”.
Marangoni se enfoca en el capital político de ambos. “Ella tiene un capital accionario muy importante y muy fidelizado y él tiene un capital que viene labrando —distingue—. Inicialmente la cuarentena le dio un plus, pero lo ha estado consumiendo. El tema es si lo va a gastar, que significa ir teniendo cada vez un poquito menos y no generar medidas contundentes, o invertirlo, con medidas que en un momento pueden ser muy polémicas para un sector de la sociedad pero que le dan una orientación a su gobierno, como sacar una ley de jubilaciones que te achique el déficit fiscal”.
fuente: la capital

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